Elvira se jubila, adiós a La Gallega
Cierra el bar La Gallega de San Fernando
El reconocido establecimiento de la Plazoleta de las Vacas cerrará sus puertas en unos meses, ante el retiro de su dueña, Elvira Loureiro
San Fernando/No es inminente, quedan unos meses, pero Elvira Loureiro, el alma de La Gallega, se jubila y el reconocido establecimiento de la Plazoleta de las Vacas cierra sus puertas. "Será sobre marzo, más o menos, porque las cosas hay que hacerlas bien", comenta esta mujer que pone punto final a su historia hostelera. Ha llegado el momento de descansar.
"Me echaban aquí tres meses, cuando murió su marido, y cuando lo oí se me cayó el alma a los pies, con tres niños... Y han pasado 35 años. Mis hijos se han hecho hombres, tengo mis nietos", resume Elvira, que echa la vista atrás para recordar cuando tomó las riendas del negocio y el camino recorrido. A pesar de los obstáculos, que no niega, como tampoco los momentos malos, parece que prefiere resaltar la parte buena: se quedó viuda, con tres hijos, pero tenía a la familia de su marido, a su cuñada "como una hermana aquí", y los vecinos se portaron muy bien; en el negocio han pasado momentos no muy buenos, pero "siempre con el apoyo de la gente".
"He recibido mucho cariño de la gente, quiero agradecerlo, pero no sé cómo dar las gracias por esa fidelidad, con palabras no se puede explicar lo que siento. El pueblo de San Fernando se ha portado con nosotros. En lo bueno y en lo malo, siempre han estado. En estos 35 años han pasado muchas cosas", expresa con cariño esta gallega de un pueblo del municipio de La Estrada (Pontevedra), a la que nunca ha abandonado el acento gallego, pero que reconoce a La Isla como su hogar. No en vano cumplió aquí los 20 años, "y eso crea un arraigo importante".
Parte de ese sentimiento se debe a su historia en el negocio familiar, en el que –como dice– ha tenido el apoyo de la ciudad. "Siempre había un vecino que llegaba y preguntaba: ¿Como te encuentras hoy? ¿Los niños están en el colegio ya?", cuenta sobre los primeros años tras quedarse viuda. Ese cariño se convirtió año a año en fidelidad. "Es bonito ver pasar a mucha gente, clientes que venían con sus novios-novias, que se casaron y vinieron con sus hijos, que han ido crecido y siguen viniendo", explica. Tres generaciones, cuatro si le apuran, a las que siempre ha intentado "sacar una sonrisa". "La gente que va a comprar, lo hace y se va, pero a un bar va a reírse un poquito, a pasarlo bien. Si lo conseguimos, ¡viva!", asegura convencida del poder de una buena comida.
El cierre de La Gallega no supondrá el adiós de legado de la cocina de Elvira, que ha hecho popular a este establecimiento. "Mi hijo sabe hacer todos los platos, y además es el que hace los postres", aclara. Aunque no será en el local de Sánchez de la Campa, su futuro estará en la hostelería. "Él siempre ha dicho que hasta que yo me jubilara estaríamos aquí", desvela.
El momento del retiro ha llegado, y, con ello, el adiós a un negocio hostelero de éxito al que los isleños contribuyeron en el boca a boca. "Hoy, gracias a dios, tenemos clientela de toda España, pero empezamos por los de San Fernando. Fueron los que me hicieron publicidad. Fue muy importante que la gente hablara bien de nosotros", vuelve a mencionar agradecida con La Isla. Pero, después de casi 45 detrás de los fogones, 35 años al frente del negocio, a Elvira Loureiro le toca descansar y disfrutar de sus nietos, "tengo seis, tres niñas y tres niños, son mi locura". Su futuro, por tanto, está en este rincón del sur: "Ya estoy hecha a La Isla, no me olvido de Galicia, tengo a mis hermanas, a mis sobrinos allí, pero mi vida está aquí".
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