Cierre de un clásico
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El enfado del colegio San Ignacio se hace oír con una sonora cacerolada

La AMPA del centro educativo de San Fernando protesta en el primer día del comedor, trasladado forzosamente a otro colegio tras la declaración de ruina del edificio principal

San Fernando vuelve al cole con la vista puesta en el CEIP San Ignacio

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Protestas en el colegio San Ignacio

San Fernando/Una sonora cacerolada ha acompañado a los 40 alumnos del colegio San Ignacio, en San Fernando, a lo largo de los 400 metros que separan a su centro del CEIP Quintanilla, donde desde el pasado mes de febrero se reubica de manera provisional el comedor escolar tras la declaración de ruina del edificio principal de este centro educativo isleño, que obligó a trasladar este servicio.

La AMPA del colegio, de esta forma, ha conseguido que sus protestas -y también su enfado- se escuchara en el primer día de comedor, coincidiendo con la vuelta al cole de Infantil y Primaria.

Porque el regreso de este servicio de comedor a las instalaciones del CEIP San Ignacio -han advertido- sigue sin fecha a pesar que acaba de dar comienzo el nuevo curso escolar. Así que la situación de provisionalidad se perpetúa sin saber hasta cuándo va a durar.

La alternativa de trasladar a diario a los niños hasta el Quintanilla sigue sin convencer a los padres y acarrea no pocos inconvenientes cuando hace mal tiempo. El año pasado, de hecho, Educación tuvo que recurrir a varios taxis para trasladar a los niños al comedor escolar durante los días de lluvia habida cuenta de la distancia que separa a ambos centros y de la corta edad de algunos de los alumnos que hacen uso de este servicio: los más pequeños tienen tres años.

El regreso del comedor -que es solo un episodio del culebrón del colegio San Ignacio- depende ahora de la terminación del proyecto de adecuación de las instalaciones en las que se dará cabida a un office en el antiguo edificio de Infantil en el que se han reubicado a todos los alumnos. Dicho proyecto, explican desde el centro educativo, está redactado pero ahora se ha requerido su supervisión desde la Junta de Andalucía -desde la Agencia Pública Andaluza de Educación (APAE)- para adaptarse a determinadas recomendaciones técnicas "que sin embargo no se han exigido ni cumplen otros colegios".

Y una vez que se termine, será necesario ejecutar las obras de adecuación, claro. Así que el regreso del comedor escolar al San Ignacio tiene todavía un largo camino por delante.

A lo largo del verano, el Ayuntamiento de San Fernando ha llevado a cabo los trabajos que requería la instalación eléctrica -otro problema cuya solución se ha hecho esperar a lo largo de los últimos meses- en base al diagnóstico de la OCA (Organismo de Control Autorizado para las instalaciones de baja tensión), una inversión de unos 45.000 euros que se ha acometido aprovechando el paréntesis de las vacaciones.

"No tenemos fecha ni tenemos nada concreto", ha lamentado desde la AMPA del San Ignacio Amalia Ríos, que ha aprovechado para reclamar una vez más que las dos administraciones -Junta de Andalucía y Ayuntamiento de San Fernando- se pongan de acuerdo para solventar de manera eficaz los problemas que aquejan a este centro público, que además -subrayan- a pesar de todas las dificultades sigue siendo la opción de muchas familias a la hora de matricular a sus hijos, como se ha puesto de manifiesto durante la última campaña de escolarización.

Desde la AMPA se han anunciado nuevas movilizaciones a lo largo de todo el curso escolar para reclamar una solución definitiva para el colegio que lleva ya tres años "desde que apareció la primera grieta". "Vamos a hacer mucho ruido", han avisado.

El curso ha dado comienzo también sin que estuvieran a punto los módulos prefabricados que se instalarán en el patio del edificio principal para dar cabida a varias aulas -cuatro clases de Primaria- y dependencias del colegio tras la declaración de ruina que desde el pasado mes de enero impide hacer uso de las instalaciones. De hecho, el regreso de las clases ha coincidido con el comienzo de los trabajos de cimentación de estas estructuras, que se espera que estén a punto para octubre.

La solución definitiva, no obstante, pasa por afrontar la ampliación del colegio, un proyecto que se ha incluido en el plan de inversiones de la APAE y que de entrada se valora en dos millones de euros.

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