Una curiosidad contenida
Sin posibilidad para acercarse al andén del tranvía en La Ardila, los isleños acuden de manera tranquila al lugar para tomar fotos y observar el vehículo
Cuando San Fernando amaneció ayer, la primera unidad del tranvía -la que estará a partir de este semana en fase de pruebas recorriendo los raíles que cruzan la ciudad, de extremo a extremo, por toda la calle Real, para continuar por el tramo interurbano que une La Isla con Chiclana- descansaba a la espera de esos test iniciales en la parada de La Ardila. Allí había llegado de madrugada, después de pasar en torno a dos horas en la estación de Bahía Sur, donde los usuarios de la línea de cercanías entre Cádiz y Jerez eran los primeros en verlo en la ciudad. Durante el día los isleños se acercaron hasta esa futura parada de entrada a la ciudad, lo hicieron eso sí con cuentagotas, sin una gran expectación.
Una persona de seguridad impidió que nadie se acercara ayer hasta el andén ante el que está aparcada la maquinaria en La Ardila. Eso dificultó que los isleños que acudieron hasta el lugar pudieran satisfacer su curiosidad viendo el tranvía tan de cerca como si fueran a montarse. Sí habían podido incluso tocarlo esos viajeros de tren a los que había pillado la entrada del tranvía en la estación de Bahía Sur arrastrado por un vehículo. Parado en uno de sus andenes laterales estuvo dos horas, y ya entonces los ciudadanos tomaron las primeras fotografías. "¿Has visto el tranvía que estaba aquí hasta hace un momento?", preguntaba una mujer a un conocido con el que coincidió esperando el próximo cercanías a Cádiz pocos minutos después de que el tranvía partiera y ella hubiera guardado su cámara en el bolso después de un rato haciendo fotos. Una acción que ayer se repetiría. Sin embargo, en esta ocasión los interesados tuvieron que conformarse con cierta distancia. Ya fueran para observarlo o para captar esa imagen, unos se quedaron en la acera del antiguo polígono de Tiro Janer; y otros, más intrepidos, cruzaron la carretera de acceso de la autovía a la ciudad para apostarse ante el muro lateral de la parte más baja del salto del carnero, la estructura que permitirá que el tranvía pase por encima de la autovía para conectar con la vía del tren.
No dejó eso sí indiferente a ninguna persona que de forma habitual transitan por los alrededores, tampoco a los pasajeros del autobús interurbano de Cádiz, que volvían sus ojos para contemplar durante unos breves segundos la máquina blanca y verde estacionada en su primer día en La Ardila. Incluso algunos conductores, de manera temeraria, ralentizaron la marcha para poder hacer -ellos o los ocupantes de sus vehículos- fotos con sus móviles.
Pronto, la instantánea que todos querrán captar no será la del tranvía parado en La Ardila, sino la del vehículo en movimiento recorriendo la calle Real, a su paso por el Carmen, por la plaza del Rey o la Venta de Vargas.
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