Un desalojo sin resistencia

Podemos critica que el Ayuntamiento no tenga un protocolo adecuado para atender a familias que se quedan sin vivienda por desahucio o desalojo

Carolina Reguera y su novio, ayer ante la vivienda que tenían que dejar, con algunas de sus pertenencias ya fuera.
Carolina Reguera y su novio, ayer ante la vivienda que tenían que dejar, con algunas de sus pertenencias ya fuera.
Amaya Lanceta San Fernando

11 de junio 2015 - 01:00

El número 65 de la calle San Marcos fue escenario ayer de un desalojo: Carolina Reguera y su familia tenían que dejar la vivienda en la que residían tras la llegada de los funcionarios judiciales. Allí le apoyaban miembros del círculo de Podemos en San Fernando, que profirieron gritos contra los desahucios, Ni gente sin casa, ni casa sin gente. Fue la única muestra de resistencia en este particular caso que enfrenta a la inquilina con la propietaria de la casa,"porque no estamos en contra de la propietaria, sino contra el Ayuntamiento". Joaquín Faz, portavoz ayer de Podemos, lamentaba la "indolencia" con la que la administración local trata a personas en situaciones similares, de emergencia social.

El problema de Carolina y su familia sirvió ayer a Podemos para criticar la falta de mecanismos de intervención en el Consistorio isleño para ayudar a familias en situación de emergencia social como la que sufre Carolina Reguera, su novio y sus dos hijos. "No tiene un protocolo para estos casos", lamentó Faz que argumentó sus quejas. Después de mucho acudir a los servicios sociales municipales, después de "suplicar" mucho, la solución planteada por la asistenta social es que busquen una casa en alquiler y la Administración les ayudaría a pagar. "Se encuentran en la calle y ellos mismos tienen que buscar una casa que arrendar para vivir. ¿Cómo van a hacerlo si cualquier propietario quiere una nómina para hacer el contrato?", cuestionó. Se trata de una paradoja porque si la familia tuviera una nómina no se encontraría en la situación en la que están ahora.

La pareja de Carolina Reguera empujaba ayer un carrito con cajas con algunas de sus posesiones, en concreto llevaban muñecos y juegos del hijo pequeño de 2 años. Previsto el desalojo en torno a las once de la mañana, hacía un rato que habían sacado las cosas a la calle (también un televisor, enorme, muy, muy antiguo, de esos de fondo profundo). "Nos vamos, mi novio, mi hijo pequeño y yo a casa de mi cuñado, que nos ha dejado donde ellos viven una habitación", explicaba Carolina. En casa de sus padres se queda el hijo mayor, de una pareja anterior, de 15 años. Él tiene también otra hija, que aunque no vive con ellos, pasaba mucho tiempo en la vivienda que ayer tuvieron que dejar atrás.

El problema comenzó hace dos años. Carolina iba pagando cuanto podía del alquiler (que llega a los 350 euros y que tenía que afrontar sin ingresos fijos), pero se estropeó el cuarto de baño y pidió a la propietaria que se lo arreglara. Ante su negativa, descartó seguir pagando el arrendamiento. "Me sale mierda por el cuarto de baño. Y los eschufes están quemados", cuenta. En este tiempo la propiedad no ha querido negociar, añadía la mujer, que fue denunciada hace un mes. Ahora, ella y su pareja, que no tienen trabajo y se ponen los miércoles y los viernes en el mercadillo de segunda mano de Reyes Católicos para sacarse algo de dinero se marchan a otro lugar, sobreviviendo gracias a la ayuda que le presta la familia.

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