1.460 días de obras
Hace cuatro años que dieron comienzo las obras del tranvía en la calle Real. Todavía no han terminado
La calle Real lleva cuatro años en obras. Hace 48 meses -1.460 días- que comenzaron los trabajos en el tramo comprendido entre la plaza del Rey y la alameda Moreno de Guerra. Fue una fecha señalada: el 1 de septiembre de 2008. Tanto el Ayuntamiento isleño como la Junta de Andalucía, administraciones promotoras de la actuación, quisieron señalarla en el calendario para confirmar la trascendencia de una obra colosal destinada a transformar por completo a la ciudad de San Fernando, a darle un nuevo futuro, a relanzar su actividad económica y comercial y a cambiar por completo la movilidad de la Bahía de Cádiz.
Que la imagen de San Fernando ha cambiado por completo con estas controvertidas obras resulta innegable. Cuesta recordar el colapso de tráfico que a diario registraba la calle Real hace un lustro. Pero el precio que los isleños han tenido que pagar -con casi 1.500 días de obras a sus espaldas- ha resultado demasiado alto. Tanto que el tranvía metropolitano de la Bahía hace tiempo que no entusiasma ni siquiera a los que antaño fueron sus más firmes defensores. Han pasado factura los muchos inconvenientes que acarrea una actuación de esta envergadura, la excesiva demora de los plazos, los fallos de la obra (algunos tan insoportables como los malos olores que emanaban del alcantarillado), la ausencia de un plan de tráfico y de aparcamientos para los ciudadanos, las dificultades que han encontrado comerciantes y hosteleros del centro para salir adelante, el conflicto judicial que a causa de unas expropiaciones mal tramitadas ha tenido las obras paralizadas durante varios meses y que incluso llevo al TSJA a declarar nulo el proyecto...
La lista es bien larga. Y a ella hay que sumar la precaria situación económica y los recortes presupuestarios que han llevado a la Junta a meter la tijera en el proyecto y a dejar a un lado las actuaciones complementarias comprometidas en su día con el Ayuntamiento: el arreglo de las calles transversales, que finalmente se ha ceñido solo a las confluencias con la céntrica vía; el enlace con la autovía CA-33 desde la avenida Constitución por la trasera de Janer, que propiciaría a la ciudad un nuevo acceso alternativo a los tramos peatonalizados; y la construcción de un aparcamiento disuasorio en el entorno de La Magdalena.
La reparación de desperfectos y losas rotas ha llevado de nuevo -cuatro años después del comienzo de las obras- las vallas a los tramos más céntricos de la ciudad, por donde se articula la vida social y comercial de La Isla. Y eso ha incidido en el creciente escepticismo que los ciudadanos muestran ante el proyecto. Cada vez son más los que creen que el tranvía -las primeras unidades están ahora haciendo las pruebas de homologación- jamás llegará a circular por la calle Real. El propio Gobierno local -ahora en manos del PP, formación que en su día se mostró contraria al proyecto- ha lanzado mensajes en este sentido a lo largo de los últimos meses. El alcalde, José Loaiza, declaró en una entrevista realizada por este periódico al cumplirse su primer año de mandato que "el tranvía era un gran error para La Isla".
Lo cierto es que la crisis económica, los amplios recortes que han sufrido las inversiones públicas y la maltrecha situación generalizada que presentan las administraciones han hecho que muchos se replanteen la idoneidad del proyecto que supera con creces los 200 millones de euros.
La Junta, sin embargo, defiende a capa y espada su continuidad y advierte de manera tajante que el tranvía metropolitano de la Bahía de Cádiz es una de pocas inversiones de gran calado que está decidida a mantener en la comunidad autónoma pese a los recortes y los efectos de la crisis. No duda de sus ventajas y asegura que, cuando se ponga en marcha, será todo un éxito para las poblaciones de la Bahía.
Pero no todo ha sido negativo. El tranvía tiene muchas sombras, pero también sus luces. Durante este tiempo, los isleños han conocido las ventajas de la peatonalización de su arteria principal. La calle Real no solo se ha convertido en un escenario predilecto para la realización de determinadas actividades lúdicas y de ocio -ahora en verano, por ejemplo, para la celebración de conciertos al aire libre- sino que también acoge el desarrollo de un incipiente sector hostelero y comercial -todavía pocos establecimientos- que intenta abrirse paso desafiando a la crisis económica mientras espera que se haga realidad ese efecto beneficioso del tranvía y la peatonalización.
Desde la dirección de la obra del tranvía se apunta también una ventaja indiscutible que la actuación -a pesar de toda la polémica que ha suscitado durante cuatro años- ha reportado para los isleños. No solo se ha mejorado la estética urbana sino que se ha afrontado una renovación radical de todas las redes de servicio y suministro -arcaicas y en precario estado de conservación- una actuación que para el Ayuntamiento hubiera resultado de muy difícil ejecución dada su envergadura.
Con todo, y aunque durante los últimos meses las obras han experimentado cierto avance, las dudas y la incertidumbre que rodea a un proyecto de este calibre en los tiempos actuales son cada vez mayores entre los isleños. Muchos se preguntan de qué han servido estos cuatro años de obras mientras que los operarios de la empresa adjudicataria (Sacyr-Prinur) se afanan en la reparación de las losas que, una y otra vez, se rompen porque, por la calle Real, todavía siguen pasando coches. La Consejería de Fomento (que ahora se encarga de las obras), sin embargo, lo tiene claro: habrá tranvía y a principios de 2013 estará haciendo sus pruebas por la calle Real.
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