Dos años de la Infantería de Marina en Mali
Balance de la misión de la Armada
300 militares del Tercio de Armada han estado desplegados desde enero de 2018 en la misión del país africano, proporcionando seguridad en un "área llena de riesgos"
El 9 de enero de 2018, el Tercio de Armada despedía al primer contingente de infantes de Marina que partía hacia Mali. Dos secciones del Segundo Batallón de Desembarco, unos 60 militares, eran los primeros infantes de una misión que ampliaba el número de efectivos españoles en la zona, tras la aprobación del Congreso de los Diputados.
En estos dos años, un total de 300 infantes de San Fernando, de cinco fuerzas expedicionarias, han estado desplegados en la llamada EUTM Mali. A grandes rasgos, es una operación de la Unión Europea, a petición del gobierno maliense, para proporcionar a su ejército entrenamiento militar y asesoramiento para contribuir recuperar la integridad del país y neutralizar la amenaza terrorista tras un crisis política, humanitaria y de seguridad arrastrada desde 2013. En enero de 2018 se incrementó el número de efectivos españoles, abriendo camino a la participación de los 'valientes por tierra y por mar', que además estará marcada por el fallecimiento del soldado Antonio Carrero.
Los militares gaditanos se han encargado desde entonces de dar seguridad tanto a los instructores de los militares malienses de la EUTM así como a las bases e instalaciones, bajo el mando de una unidad del Ejército de Tierra. El pasado mes de febrero la base de Koulikoro, donde se establece el contingente y es el principal centro de adiestramiento, sufrió dos ataques que no fueron a más gracias a la actuación de militares españoles, que son casi 300.
Su trabajo en Mali ha demostrado “que todo el esfuerzo ha servido y que realmente estábamos preparados”, porque la Infantería de Marina “puede trabajar en cualquier escenario del mundo”, comentaba uno de los miembros del primer equipo al llegar a San Fernando.
Ahora dos años después, fuentes del TEAR señalan que ha sido “una gran satisfacción poder trabajar con el éxtio alcanzado en proporcionar estabilidad aun área tan sensible e influyente en la seguridad de los españoles”. “El mayor logro ha sido dar continuidad a una misión cuyos resultados serán la suma de la labor de múltiples contingentes y actores”.
Y es que, este tipo de misiones apuntan, “nunca tienen una resolución a corto plazo”. “El éxito será la consecuencia de la constancia y el buen hacer de muchos y de una forma continua y prolongada”, explican, aunque “los frutos se van apreciando día a día viendo cómo la población maliense poco a poco puede desarrollar su vida con mayor seguridad”.
Aún así, el principal desafío ha sido realizar una misión “tan compleja” y en un lugar “tan alejado del territorio nacional y durante tanto tiempo”. “Esto muestra el carácter expedicionario de la Infantería de Marina y su vocación de servir a sus ciudadanos allí donde se demande, y en este caso un área llena de riesgos y con un entorno lleno de dificultades”, señalan desde el TEAR.
Día a día, los infantes de San Fernando están “dando seguridad a los adiestradores europeos -que han podido desempeñar su labor con más tranquilidad- y a la vez a la propia base -el Koulikoro Training Camp (KTC)- donde están desplegados”, situada a 70 kilómetros al norte de Bamako, la capital del país y que es un centro de enseñanza militar.
Desde enero de 2018, han estado desplegadas dentro de la Compañía de Protección de los Instructores, secciones del Segundo Batallón de Desembarco del Tercio de Armada, del Primero, del Tercero y por último, de nuevo del Primer Batallón, que partieron en noviembre. En esta ocasión una de las secciones está integrada en la compañía del Ejército de Tierra y la otra en la compañía del Ejército de la República Checa.
“El enemigo (el Estado Islámico) está muy cerca y el sitio donde hay que frenarlos es allí, con lo que de manera indirecta estás garantizando la seguridad, la paz y la tranquilidad en tu país”, manifestaba uno de los infantes a su regreso.
Homenaje al fallecido Antonio Carrero
La participación de la Infantería de Marina en Mali estará marcada por la muerte del soldado Antonio Carrero, que fallecía tras un accidente del vehículo Lince pocos días antes de su regreso a a España, en mayo de 2018.
En julio se colocó una placa con su nombre en el lugar donde perdió la vida y a final de noviembre de este año, el Consejo de Ministros lo ascendió a cabo con carácter honorífico y a título póstumo. Hace unos días, cinco militares, en de la Brigada de la Legión del Ejército de Tierra, resultaban heridos en otro accidente de un Lince en Mali, pero están fuera de peligro
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