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Eduardo Coto pregona la Semana Santa de los cofrades "auténticos" en San Fernando

El cofrade de Medinaceli rinde homenaje a la generación que llevó a las hermandades a lo más alto y apela al compromiso y la autenticidad de una Semana Santa que no se despierta ahora, al olor del incienso, sino que en La Isla dura "todo el año"

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Las imágenes del Domingo de Pasión y del Pregón de la Semana Santa de San Fernando

Eduardo Coto, pregonero de la Semana Santa de San Fernando 2025, en el Teatro de las Cortes / Miguel Gómez

San Fernando/Parafraseando el célebre dicho rockero, los grandes cofrades nunca mueren. Eduardo Coto ha tenido el acierto de recordarlo este Domingo de Pasión en uno de los momentazos de un Pregón de la Semana Santa cargado de referencias familiares -no podía ser de otra forma- que ha venido a hablar a San Fernando de eso, precisamente: de los cofrades "auténticos". Esos que hacen que en La Isla sea "Semana Santa todo el año". Pero no se confundan porque el pregonero no hablaba de excesos de procesiones extraordinarias, ni de aniversarios sacados de la manga o programas de actos de esos que llenan la agenda, sea Cuaresma o no. Eduardo Coto aludía a los cofrades de verdad, que sí, que existen y andan por ahí, no lo duden. Son esos que, siendo parte activa de la Iglesia, discretamente se dedican a trabajar sin descanso por su hermandad y por sus titulares y a ejercer la caridad con sus hermanos más necesitados, siempre sin que su mano derecha sepa lo que hace la izquierda.

Por eso ha estado bien, pero que muy bien, que a siete días de un nuevo Domingo de Ramos el pregonero se haya acordado en el atril de "los últimos auténticos cofrades", de aquellos que inventaron todo esto, a los que tanto debemos en La Isla. Sí, no nos engañemos. Porque, como ha dicho Eduardo Coto, "estos cofrades fueron los que, con frágiles cimientos y pobres mimbres, montaron las hermandades que hoy conocemos y valoramos". ¿Alguien lo duda? Y todos esos nombres propios que perfectamente podrían llevar nuestras hermandades en sus títulos -permítanme la hipérbole- no hace falta recordarlos aquí, ¿verdad?

Un momento del Pregón de la Semana Santa que ha pronunciado Eduardo Coto en San Fernando / Miguel Gómez

Es privilegio del cronista empezar el relato por dónde mejor le place, de ahí la alusión a lo que, posiblemente para muchos, solo haya sido una referencia más en un pregón de hora y media de duración que ha brindado también un lírico relato de la Pasión según La Isla. Pero para mí, esa agradecida alusión a "los cofrades que supieron crear e innovar cuando todo estaba por hacer en esta bendita Isla" ha dado la clave de esa historia que Eduardo Coto ha venido a contar en el Real Teatro de las Cortes, que no deja de ser su propia historia, claro. La historia de esos cofrades que no despiertan ahora "cuando empieza a oler a incienso" sino que lo son "noche y día". Son los que viven en sueño, sí. O que "sueñan despiertos" todo el año, como ha dicho en el atril. Pero no es un sueño de frivolidades y artificios sino una forma de vivir la fe desde lo cofrade

La Trinidad en el taller de Álvarez Duarte

Porque todo eso de lo que ha hablado el pregonero, cofrade de cuna y veterano de junta de gobierno, es algo que conoce muy bien, algo que ha vivido desde chico en su casa y en el seno de la hermandad de Medinaceli. Creció de la mano de uno de esos 'auténticos cofrades': su padre, Pepe Coto, al que siendo niño solía acompañar allá donde le llevaban sus exigencias como hermano mayor del Cautivo y Rescatado, ya fuera el taller de orfebrería de Manuel de los Ríos o el del imaginero Luis Álvarez Duarte cuando estaba dando forma a la titular de la cofradía.

Por cierto, que esos versos salidos directamente del corazón y dedicados a la Virgen de la Trinidad en los que, al final del Pregón, ha recordado aquel día en el que se encontró por primera vez con la dolorosa en el estudio del célebre imaginero sevillano han regalado otro de esos grandes momentos de este Domingo de Pasión: "Cómo no soñar contigo, si te clavaste en mi alma, con tu primera mirada, cuando yo era solo un niño...". Bien cantado. Igual que esas otras estrofas dedicadas a su Jesús de Medinaceli y ese emotivo homenaje que le ha brindado a su padre en este preciso momento, punto central de su Pregón. No creo que pueda haber un reconocimiento cofrade más grande -ni más sincero- que ese que este Domingo de Pasión se ha hecho en el Teatro de las Cortes y que ha arrancado el aplauso del público.

Un momento del Pregón de la Semana Santa de San Fernando que ha pronunciado el cofrade Eduardo Coto / Miguel Gómez

La custodia, "escudo universal de los cofrades"

La autenticidad, esa misma que ha querido sacar a relucir al hablar de cofradías, ha sido la gran virtud de su Pregón y la que le ha deparado los mejores instantes en un relato de estructura circular que no podía sino terminar como empezó, apelando en su epílogo a "la verdadera misión" del cofrade, al que ha pedido que no se vuelva a dormir tras la Semana Santa.

"Ahora, como cofrades, debemos salir a la calle con fuerza y convicción, seguros de nuestra misión: ser testigos y embajadores de ese mismo Cristo al que miraremos a partir del Domingo de Ramos", ha recordado este hermano de Medinaceli, al que ha presentado su amigo, Javier Álvarez Camacho.

Aunque ha sido la cronología de la Pasión de Jesucristo la que le ha dado pie a Eduardo Coto para articular un cántico en verso por todas las hermandades y advocaciones de La Isla en un Pregón que ha sido a la vez un relato muy familiar que ha puesto de manifiesto lo rápido que pasa el tiempo, en la vida y por supuesto -eso siempre- durante la Semana Santa.

Y ahí no han faltado las anécdotas que han hecho de la narración también algo muy cercano: la de las letanías 'inventadas' cuando de niño rezaba el rosario con su madre, la de las capirotes que se mezclaron aquel Lunes Santo y la liaron parda entre tantos hermanos de Medinaceli como hay en la familia, la del palio de la Piedad que cargaba aquel Jueves Santo en el que su novia madrileña -y luego esposa- terminó enamorándose para siempre de la Semana Santa isleña... El pregonero, de hecho, ha conseguido sacar más de una sonrisa al auditorio con todas estas simpáticcas referencias.

Otro detalle que no ha pasado desapercibido del Pregón de Eduardo Coto ha sido la alusión a la devoción al Santísimo Sacramento, momento en el que se han repartido entre el público unas insignias con forma de custodia. "La custodia es el escudo universal de todos los cofrades, y perfectamente, si nos la ponemos estos días en las solapas de nuestros trajes, estaremos siendo representados por el principal titular de nuestra hermandad", ha apuntado, no sin antes echar en falta -qué gran verdad- lo mucho que se nota en La Isla la ausencia de una hermandad de la Santa Cena.

Ha aludido también Coto en varias ocasiones a esa labor social que llevan a cabo las hermandades ya sea colaborando con el albergue, con el comedor de El Pan Nuestro o visitando -acompañando- a los presos en instalaciones penitenciarias. Eso, claro, también forma parte de esa Semana Santa que dura todo el año a la que ha cantado Eduardo Coto con toda su alma.

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