Feria del Libro de San Fernando: David Trueba, escritor de humor y lucidez

El cineasta se hace responsable de todas sus obras, "nunca he hecho nada que no me gustara"

Su obra se enmarca en los tiempos contemporáneos, "en constante flujo", por lo que les aplica "el castigo del cajón"

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David Trueba (i.), junto a Daniel Heredia, en la Feria del Libro de San Fernando.
David Trueba (i.), junto a Daniel Heredia, en la Feria del Libro de San Fernando. / Ayuntamiento San Fernando

San Fernando/David Trueba cautiva a quienes acuden a la Feria del Libro de San Fernando, algunos van a escucharlo, otros curiosean entre los expositores y se enganchan a la conversación con Daniel Heredia que da una de las claves de la personalidad del cineasta y escritor: el humor, con el que observa la vida y a él mismo. "Es un mecanismo de supervivencia. Hay gente que usa el deporte, en mi caso es el humor. No digo que no me gustaría tener mejor cuerpo, pero no me ha ido mal. Siempre hay un amigo para cargar cosas. Mis parejas, mujeres fuertes, han abierto el bote de mermelada cuando era necesario", responde para despertar las carcajadas del público ante los que también despliega una evidente lucidez. Que de nuevo, tras la jornada inaugural, con Lydia Cacho, y el homenaje a la Librería Bozano, responde.

El conductor de la cita abunda en la faceta como escritor de Trueba que muchos desconocen a pesar de tener en el mercado siete novelas y se detiene en su primera incursión en el teatro, reciente, con el estreno de Los guapos, con su texto y dirección. "Me ha salido la historia que quería, no es como en la vida, porque controlas lo que dejas fuera y lo que metes. Puede colarse algún elemento con el que no contabas, pero tienes la autoridad final", asegura sobre si la obra representada en el escenario era lo que quería.

El creador reconoce que siempre había estado interesado en el género, pero lo único que le ofrecían era dirigir. El impulso de los actores Anna Alarcón y Vito Sanz con los que había trabajado en la película A este lado del mundo le llevó a escribir la obra para ellos. Es un ejemplo de que "nunca he hecho nada que no me interesara", aclara. Como el filme Saben aquell sobre el humorista Eugenio, del que le llegó un guion espantoso por lo que al principio rechazó hacerla. "Me interesé por el personaje y vi que una parte de lo que se cuenta de él es mentira. Por eso dije que solo la hacía si la película acababa el día en que se hace famoso, porque hasta ahí todo puede ser cierto", explica. Escribió la película de cero, basada en un personaje real. "Los libros son todos míos, ninguno me lo ha escrito alguien", ironiza.

El protagonista de este último encuentro del día en la Feria del Libro recupera una y otra vez el humor como forma de expresarse, de mostrarse. "Me encantaría decir que las películas malas no son mías, pero no es verdad", advierte. "No tengo vicios caros, tengo prejuicios hacia las cosas que valen demasiado, un coche caro, un restaurante caro -prefiero que me inviten- o un barrio si vive gente con demasiado poder adquisitivo", desvela sobre su forma de ser.

Una constante en su obra -audiovisual, escrita- es el apego a los personajes. Para construirlos trata de investigar sobre ellos, conocer sus oficios bien aunque haya contradicciones, "aunque sean contrarios a lo que yo soy". "Suelo ser cordial incluso con los que no piensan como yo. Es un rasgo de negociación infantil", señala este hijo de una familia de ocho hermanos. "Te tienes que interesar por los demás", menciona como cuestión importante a la hora de contar historias.

David Trueba comenzó su andadura en la literatura en 1995 con Abierto toda la noche, y desde entonces ha publicado siete novelas -una de ellas juvenil- y varios ensayos y guiones. No es una obra extensa para casi tres décadas, se toma su tiempo en escribir entre novelas, apunta Heredia que pregunta la razón. "Todo necesita su tiempo de cocción", contesta el escritor que habla del "castigo del cajón" que supone dejar trascurrir un año entre pocesos, "en generar cuando los trabajos ya están redactados".

"Escribo cosas contemporáneas, no es historia que no se mueve, sino que nuestros tiempos están en constante flujo y es necesaria perspectiva para ver si algo se va a leer 25 años después", entiende. "Saber perder va sobre la crisis y está escrita antes de la crisis. Era el momento del España va bien y yo paseaba y veía que no era así, que España no iba bien, que era una mentira", comenta.

Esa observación de la época actual, de clara lucidez, le hace sentir que "hay mucho rencor". "En Estados Unidos la gente tenía mucho rencor con el establishment, contra Hillary Clinton y mucha gente pobre, de clase media baja, decidieron votar a Trump porque sabían era el que más les iba a molestar", pone de ejemplo. "Es un voto que luego se ha expandido por el mundo entero. Metes en el Parlamento a alguien que los desestabilice, los dinamite, los reviente. Es un terrorismo democrático. Pero es una cosa errónea, porque lo que revienta es la sanidad pública, los colegios, el transporte, las ayudas a la gente desfavorecida", advierte.

En la sociedad española, entiende, falta que la gente sea responsable, "se queja de los demás, pero no asume la responsabilidad de lo que pasa". Pasa con la política, "llamé a mi última novela Queridos niños, porque creo que son más culpables los votantes que los políticos. No les eximo de la responsabilidad en los problemas que tenemos, pero ellos son instrumentos de nuestros deseos, hacen sus ofertas para seducirnos", sostiene.

El público asiente con sus comentarios, se ríe con sus palabras cargadas de humor. También con las anécdotas que cuenta con Billy Wilder, con Fernando Fernán Gómez, Diego el Cigala o Enrique Morente. Pasa así una tarde nochea interesante, en la que David Trueba capta la atención final, tras una tarde de visitantes abundantes, antes de que las casetas cierren.

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