Visto y Oído
Broncano
San Fernando
San fernando/Patricia Cavada empezaba su discurso con el diálogo de dos personajes de la película Toy Story en el que se defiende el valor de ser uno mismo, que los superpoderes no son necesarios para ser alguien importante ni para conseguir nuevos logros. En un paralelismo con el empoderamiento femenino al que se dedicaba este 24 de Septiembre, la regidora venía a reclamar a las mujeres que luchen, porque son capaces, sin más poder que su persona, por cambiar las cosas, por alcanzar esa igualdad a la que todavía se resiste la sociedad. Eso sí, reconocía la tecnología como una herramienta útil para la organización de ese empuje.
La tecnología, del ordenador al móvil, ha permitido, según su visión, acceder a la información y al conocimiento, mejorar con las redes sociales la capacidad de organización para ayudar a las mujeres, "para que como el 8 de marzo se consiguiera detener el mundo". La indignación de la ciudadanía, de las mujeres especialmente, "se traduce cada vez más en un activismo ético y ciudadano que nos ha hecho recuperar la idea de libertad que defendía nuestra constitución de 1812". Cavada mostró su orgullo porque mujeres de todas las edades, profesiones y razas se echaran a la calle. "Fue un golpe encima de la mesa de reivindicación", aseguró, que consiguió el debate sobre conceptos como brecha salarial, techo de cristal, acoso sexual o trabas a la conciliación.
No es ajena la alcaldesa a esas situaciones que viven diariamente las mujeres, "gestos, frases, actos permanentes... muchos alarmantes". "No son pocas las veces que he tenido que pedir respeto como mujer y como alcaldesa a muchos hombres. Algunos siempre te hablan buscando al hombre que en su lógica debe estar ahí, guiándote", detalló, sin olvidar los mensajes que recibe en las redes sociales, "las fotos con comentario de índole sexual o comentarios sexistas" después de un día de playa. Para cambiar todo eso, para que socialmente la mujer merezca el mismo respeto que cualquier hombre, para en definitiva lograr la igualdad, hace falta cambiar las cosas. Invitó a ello a los ciudadanos.
En su discurso, la alcaldesa isleña dejó un apunte importante: "Es imposible romper ciertos techos, si no rompemos antes muchas de las definiciones que les dan soporte", algo en lo que la educación cuenta con un papel esencial. Ya había mencionado precisamente Pepa Bueno en su intervención el vacío de la educación al recordar que "ni en el instituto ni en la universidad, ni en la España democrática, nos han enseñado a las mujeres de la historia". Por eso parecía premeditada la presencia de la consejera del ramo, Sonia Gaya, que en su discurso reconoció que "la clave está en la educación, en la coeducación, en cada ámbito de nuestro día a día. Es necesario crearla y alimentarla en los hogares, en muestras relaciones sociales y afectivas, en el trabajo y, por supuesto, y esta es nuestra responsabilidad, en la escuela". En las distintas etapas educativas se ha apostado, detalló, por transmitir valores de inclusión e igualdad desde edades tempranas, y este año se fomentará la visibilidad de las mujeres que no aparecen en los libros de texto a pesar de su papel en la historia y en distintos ámbitos de la vida. "Es hora de que sean referentes para los niños", defendió. En el Cádiz del siglo XIX estaban Frasquita Larrea y Margarita López de Morla con sus tertulias, pero también la pintora Victoria Martín Barhié, la escritora Cecilia Böhl de Faber, la traductora María del Carmen Ponce de León y Carvajal, la dramaturga María Rosa Gálvez o María del Carmen Silva editora del periódico El Robespierre español; también sociedades para la educación de las jóvenes como la que impulsaba María Josefa Alonso Pimentel. Y poco se sabe de sus historias.
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