Un isleño con afasia lleva mes y medio sin rehabilitación en San Carlos porque el logopeda está de baja

La familia denuncia la interrupción del tratamiento y el efecto que tiene en su recuperación

Según las explicaciones que les han dado, la baja no se cubre porque no hay bolsa de trabajo de logopedas

Un año sin servicio de cafetería en el hospital de San Carlos

Acceso principal al hospital de San Carlos en San Fernando.
Acceso principal al hospital de San Carlos en San Fernando. / Jesús Marín
Arturo Rivera Barrera

06 de junio 2024 - 06:00

San Fernando/Gabriel sufrió un ictus isquémico a finales del pasado mes de septiembre. Entre otras secuelas, además de la pérdida de movilidad, este accidente cerebrovascular le provocó una afasia que desde entonces le impide hablar. Apenas es capaz de pronunciar dos o tres palabras para asentir o negar y de ese modo hacerse entender, cuenta la esposa de este isleño de 53 años de edad.

Su recuperación, en este caso, pasa necesariamente por la rehabilitación logopédica, que es fundamental para que pueda recobrar habilidades y comunicarse. Sin embargo, el tratamiento que recibe en el hospital de San Carlos –y que constaba de dos consultas semanales– se ha visto interrumpido de pronto, según la denuncia que ha realizado la famila.

Lleva mes y medio sin poder recibir esas sesiones y, de hecho, no se sabe cuándo podrán reanudarse. Y la razón, lamentan, no es otra que la baja médica del logopeda que le atiende, que no se sustituye. "Nos dicen que no se cubre porque no hay bolsa de trabajo de logopedas", explica la mujer de Gabriel, que no acierta a comprender por qué razón el SAS no recurre a contrataciones para dar respuesta a esta situación y se deja a un servicio tan necesario para casos así con estas carencias.

Porque como Gabriel –intuye– están también todos los pacientes que, con con mayor o menor gravedad, atendía este profesional en el centro sanitario isleño, que han visto igualmente interrumpido su tratamiento hasta no se sabe cuando. "Por lo que nos han dicho solo hay cuatro logopedas en Cádiz, entre el Puerta del Mar y San Carlos. Dos están de baja y otros dos tienen reducción de jornada", expone. Pero al no haber bolsa no se puede recurrir a nadie más. Así que simple y llanamente –denuncia– se suspende todo sin tener en cuenta el efecto que esto va a tener en los pacientes, en sus esperanzas de recuperación, en su estado de ánimo, en sus familias. "No entiendo por qué no se contrata a gente de la calle".

La familia ha puesto ya tres reclamaciones en el mismo hospital de San Carlos pero no ha conseguido nada más allá de una petición de disculpas por las molestias causadas ante esta situación. De ahí que hayan querido dar a conocer su caso. Porque no disponen de recursos para recurrir a un logopeda privado que cubra la ausencia de sesiones en el hospital público, por lo que ven pasar los días y las semanas sin novedad, con absoluta impotencia ante lo que ocurre y sin que Gabriel sea atendido y pueda recuperar la capacidad de comunicarse tras el ictus.

"No podemos pagarnos un logopeda privado"

"Se le está privando de eso y no es justo", lamenta su esposa, que apunta que antes de que se cortara el tratamiento se le intentó retirar una de las dos sesiones semanales que recibía, a lo que se opusieron tajantemente porque suponía un menoscabo en su rehabilitación.

"Después de un ictus es fundamental que la rehabilitación con el logopeda empiece cuanto antes para que pueda recuperar capacidades. Sin embargo, una vez que le dieron el alta en el Puerta del Mar tardaron hasta un mes y medio en darle cita con este especialista en San Carlos. A eso se suman las sesiones perdidas por Navidad, Semana Santa... Y ahora, desde el pasado 23 de abril, esto", se queja la familia de Gabriel al demandar a la sanidad pública un tratamiento continuado en el tiempo y sin interrupciones.

"Es que es injusto que no pueda recibirlo porque no podemos pagar a un logopeda privado", sostiene.

La cosa no queda ahí, porque además desde hace dos semanas Gabriel también se ha quedado sin fisioterapia, con lo que la paciencia de la familia se ha agotado. Es otra vez lo mismo, señala su esposa: el especialista que le atiende también en el hospital de San Carlos se ha dado de baja, con lo cual se interrumpen las sesiones –hasta tres semanales– que recibe para recuperar la movilidad que perdió también a causa del ictus. Este jueves presentará una nueva reclamación en San Carlos, la cuarta ya. Ahora, por la interrupción de las sesiones de fisioterapia.

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