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La leyenda de Camarón

Juan Vergillos

01 de julio 2017 - 07:20

JOSÉ Monje Cruz 'Camarón de la Isla' o simplemente 'Camarón' (San Fernando, 1950-Badalona, 1992) es sin duda el intérprete más popular del flamenco en toda su historia. Sus inicios tuvieron lugar en la Venta de Vargas de su ciudad natal donde conoció a Manolo Caracol. En esta época de sus tempranas andanzas era Rancapino su compañero de fatigas y alegrías. Fundamental resultó su encuentro con Paco de Lucía a finales de los años 60. Fundamental para sus respectivas obras pero también para la historia del flamenco. La última revolución jonda, la del ritmo, que ha marcado su evolución posterior, la firmaron Camarón y Paco de Lucía a pachas en una serie de álbumes esenciales en la historia de este arte. Sus primeras grabaciones, no obstante, las llevó a cabo como miembro del grupo de Antonio Arenas y luego con Sabicas. En 1969 inicia su obra en solitario.

Camarón ha ejercido en nuestro tiempo tanta influencia como Chacón, Caracol o Mairena en el suyo. Con todo, el modelo al que más se asemeja Camarón, aunque no lo parezca a primera vista, es el del Niño de Marchena. Camarón ha pasado a los anales flamencos como el último gran revolucionario de este arte. Sin embargo el artista fue durante mucho tiempo un intérprete de corte clásico como atestigua buena parte de su discografía o la obtención de galardones en certámenes de cante tradicional o concedidos por instituciones tradicionalistas: el Primer Premio en el Concurso 'Antonio Mairena' de Mairena del Alcor (1971) o el Premio Nacional de Cante de la Cátedra de Flamencología de Jerez (1975). La revolución camaronera iniciada a finales de los setenta no surgió de la nada: el flamenco pop era un género consolidado desde los años sesenta y el ambiente experimental ya había producido fenómenos como Smash, Lole y Manuel o los propios Veneno que acompañarían al de La Isla en el trascendental álbum La leyenda del tiempo (1979) como instrumentistas y compositores. Por otra parte, cantaores como Enrique Morente se habían atrevido a musicar poemas de Miguel Hernández, Antonio Machado o Lorca. Ahora bien, el carisma del isleño era único e intransferible. Y Camarón llegó a la mayoría y se convirtió en un mito: alcanzó las máximas cotas económicas y de ventas de discos conseguidas hasta entonces por un artista flamenco y aún posee, asimismo, el récord de asistencia a un evento de cante jondo. El 10 de mayo de 1988 quince mil almas se acercaron al Palacio de los Deportes de Madrid para escuchar y aclamar al cantaor. Un fenómeno social y mediático acentuado por su temprana muerte: como los dioses, Camarón está más allá del tiempo y su fuerza permanecerá intacta por obra suya y gracia del disco compacto.

¿Cuáles son los poderes artísticos de este fenómeno? Ante todo su prodigiosa afinación. Está también su enorme sentido del ritmo que demostró especialmente en los cantes festeros. Finalmente su gran personalidad artística que trasfiere a todos los estilos tanto los levantinos como los de ritmo estricto. Formó un tándem inolvidable con Paco de Lucía merced al concepto de 'Colaboración Especial' que acuñó el productor de sus primeros discos, Antonio Sánchez Pecino, padre del guitarrista, dúo que apenas lograría romper la muerte de Camarón. El cantaor descubrió además a uno de los más importantes guitarristas de nuestra época, Tomatito, músico tocado todavía por el aura de los muchos años y escenarios compartidos con Camarón. Inauguró toda una escuela flamenca de interpretación, con infinidad de seguidores e imitadores, que marcó a todas las promociones posteriores de cantaores.

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