Las losas necesitan mejor soporte
Los trabajos que desde hace semanas se desarrollan en la zona de la plataforma tranviaria en tramos de Real se centran en sustituir el mortero de la base de la solería por la aparición de hundimientos
Los isleños ya se han acostumbrado a caminar por la zona central de la calle Real. Se nota en lo incómodos que van andando desde hace unas semanas por los márgenes de la vía, el lugar que antes ocupaban las tradicionales aceras. Por las tardes, cuando con el buen tiempo más gente circula por esta céntrica arteria, se percibe esa sensación de encorsetamiento que sienten adultos, jóvenes y niños por no poder avanzar en según que tramos en su paseo por la parte que ocupa la futura plataforma tranviaria. Las obras que han vuelto a levantar la calle Real por tramos han provocado sus quejas, también la de propietarios de negocios que vuelven a sufrir la colocación de vallas de obra que dificultan el paso de sus clientes hacia el establecimiento, y en algunos casos a las terrazas de los locales. Terminado el tramo más cercano a la Iglesia Mayor y el centro de congresos, la actuación de los operarios se mueve ahora al frontal de la plaza del Rey, espacio que concentra a multitud de personas, por lo que todavía es más evidente el dejà vu de La Isla, que está segura de que ya ha vivido esto con anterioridad. Reforzar la base de la solería es la causa de esta nueva obra.
Culminados los trabajos en los tramos más céntricos de la semipeatonalización del tranvía, la intervención se demoró en los extremos de la ciudad, hasta provocar las reclamaciones insistentes de los vecinos y sobre todo de empresarios afectados por la ralentización de la actuación, incluso en algunos momentos, por la paralización. También en esos puntos se terminó la obra, pero la pesadilla que fue para muchos los trabajos para la remodelación total de Real volvió hace unas semanas, primero con el corte de calles transversales por fases para arreglar los entronques con la vía principal. Había que acondicionar estos enlaces, que no contaban con buenos acabados dado que la intervención no se había preocupado de ellos en el avance de la ejecución. En algunos casos, existían verdaderos escalones que se habían convertido en barreras arquitectónicas importantes, o baches que eran un auténtico peligro para el peatón despistado. Se cortaron cruces al paso de vehículos, y se continúan cortando para proseguir esta misión.
Pero las obras no acaban ahí. Paralelamente, los operarios también comenzaron a acotar en las inmediaciones de la plaza de la Iglesia, con vallas y barreras protectoras de mediana, algo que llamó especialmente la atención. Levantaron en ese tramo el suelo de la parte central de la calle para luego volver a colocar la solería. Esa acción se está repitiendo y la ejecución prosigue en dirección a la Alameda. La intención es sustituir la base de la superficie de losas por otra más resistente. Los hundimientos observados en esta vía, especialmente donde el tráfico rodado es más constante -y donde continuamente las baldosas de granito se presentan deterioradas y rotas-, han motivado esta medida. Junto a la solería, los operarios también retiran el mortero que hasta ahora ha servido de soporte para echar otro de más consistencia. Es la única forma de mejorarlo.
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