Tecnología de vanguardia, pero con la memoria de un gigante de la industria naval: Navantia Sistemas pone en marcha un programa de conservación del patrimonio

San Fernando/Les llaman Los Luises. Y son los principales artífices del programa de conservación de patrimonio histórico que se ha puesto en marcha en Navantia Sistemas, lo que hace años era FABA (Fábrica de Artillería) en San Fernando.

Se lleva a cabo con el decidido apoyo de la dirección, por supuesto. Y también con la entusiasta implicación del resto del personal de la empresa. Pero especialmente se trata de la iniciativa de dos trabajadores: Luis Calderón y Luis Carlos Gargallo, ambos con más de 30 años de experiencia en la empresa, que se han puesto manos a la obra para tratar de recuperar y proteger todos esos elementos que merece la pena conservar y que en un momento dado dejaron de ser cacharros, tiestos obsoletos o papeles viejos para convertirse en parte de la historia de la factoría y, por ende, de la de San Fernando, de la Bahía y de la industria naval.

Y después de más de 300 años de historia del Arsenal de La Carraca y de la construcción naval hay material de sobra, eso está claro. Los Luises hablan de miles y miles de fotografías y negativos, planos, documentación de la factoría, herramientas, sistemas y armamento desarrollado en la factoría... A eso se suman los nombres propios directamente relacionados -los de Isaac Peral o González Hontoria, por ejemplo- y las zonas históricas de Navantia en San Fernando.

La tarea es titánica, desde luego. Pero después de tres años con el proyecto en marcha ha empezado a dar sus primeros resultados. ¿Y cuál es el propósito de todo esto? Pues, sencillamente, que no se pierda, que no desaparezca, que se pueda recuperar, catalogar y exhibir para para que la gente conozca la historia -la gran historia- de Navantia Sistemas, que es también seña de identidad de una Bahía que a lo largo de décadas ha nutrido de trabajadores a la factoría.

Donde todo comienza

Así -con ese toque de orgullo- se refieren a este incipiente programa de conservación del patrimonio histórico que, quién sabe, quizá en el futuro termine exhibiéndose en una sala histórica o en una suerte de museo como el del El Dique en Puerto Real. De momento, se conforman con repartir las piezas que se van recuperando "en su contexto", es decir, en las mismas instalaciones, dependencias y talleres de las que procedían y donde fueron usadas.

Ubi omnia incipit, citan los dos trabajadores como lema: donde todo comienza. "El propósito final de todo esto es difundir ese patrimonio", subrayan Los Luises. Porque la cosa va desde los cañones de la flota rusa que Fernando VII compró al zar en 1818 y que resultaron ser un auténtico fiasco -que se exhiben en la misma factoría y en los que puede incluso verse en la cifra el águila bicéfala del imperio- a los cañones Bofors 40/70 que se fabricaron entre los 40 y los 70. O los más recientes modelos Oto Melara y Meroka. O el sistema Bosque, ideado para la detección rápida de incendios, que fue muy utilizado en la década de los 90 y que nació también en Navantia Sistemas.

Este último proyecto es, de hecho, el primero que han conseguido recuperar en su integridad con este programa de conservación del patrimonio. También ultiman la puesta en marcha de una exposición temática sobre los cañones Bofors, en torno a la que han conseguido reunir una ingente cantidad de material y documentación.

Pero además, han logrado ya digitalizar y documentar unas 4.000 fotografías, aunque se calcula que cuentan con unos 40.000 negativos, además de los que han encontrado en placas de cristal. Y cuentan con armarios llenos de planos y carpetas y carpetas llenas de documentación valiosísima para reconstruir la historia de la factoría.

Y es que el pasado de Navantia es tan grande que el trabajo, en realidad, no ha hecho más que empezar.

Un legado glorioso

Desde la dirección de Sistemas se aplaude y respalda con entusiasmo el programa. Su propia directora, Cristina Abad Salinas, lo ha subrayado este jueves en la presentación que se ha hecho a los medios, en la que ha recordado que el objetivo de esta división de Navantia es "aportar soluciones avanzadas" y "tecnología de vanguardia" a los buques que se se construyen en la factoría. Eso sí, ha matizado, "nos gusta pensar que partimos desde el principio".

El programa de conservación del patrimonio de Navantia Sistemas nació hace tres años a partir de una inquietud generalizada entre los trabajadores, reconocen Luis Calderón y Luis Carlos Gargallo. A la plantilla le preocupaba la suerte de todos esos elementos históricos que prácticamente se encontraban a su paso cada día, porque -y esto ha sido una ventaja aquí- hablamos de una empresa que lleva 300 años ocupando las mismas instalaciones. Así que resulta inevitable que ese legado, ese pasado, conviva con el presente.

Algunos optaban por llevarse cosas a su casa. "Pero lo hacían para que no se perdieran estos elementos", apuntan. De hecho, una vez puesta en marcha esta iniciativa y abierta la sala de trabajo de patrimonio que se ha habilitado en Navantia han empezado a llegar cosas sin parar. "La implicación del personal es máxima", admiten. Todo el mundo ha asumido esa misión de que hay que pensar en el patrimonio.

El trabajo, explican, se ha dividido en cuatro campos de actuación: fondo fotográfico, hechos y personas, elementos históricos y planos y documentos.

Pero también se trabaja incluso en reconstruir cómo era el trabajo diario de los operarios que se encargaban de estos encargos históricos. El proyecto, admiten, tiene una gran repercusión social para San Fernando habida cuenta de esa estrecha relación histórica que siempre ha existido con una ciudad que, en gran medida, vivía de esto y de la Armada.