El menor de 17 años detenido en la Operación Libélula intentó su fuga aprovechando una visita al dentista
Contó con la ayuda externa de otra persona en San Fernando, que en una maniobra de distracción vació un extintor sobre los agentes de la Policía Autonómica que escoltaban al cabecilla de la trama de estafas 'smishing'
Operación Libélula: El cabecilla de la trama de San Fernando se había fugado de un centro de menores
Heridos dos agentes cuando escoltaban al líder de una trama de estafas online en San Fernando
San Fernando/El menor isleño de 17 años que lideraba la trama de estafas por internet desarticulada en San Fernando a través de la Operación Libélula en el pasado mes de febrero intentó fugarse el viernes aprovechando una salida del centro de menores en el que permanece recluido para asistir a la consulta del dentista.
Para ello contó con la ayuda externa de otra persona, un encapuchado que se encargó de vaciar un extintor sobre los agentes de la Policía Autonómica que escoltaban al menor en esta visita a la clínica dental. Una maniobra de distracción con la que procuraba sembrar el desconcierto de los funcionarios policiales para facilitar una rápida huida. Sin embargo, la fuga de película no salió bien. No consiguió escaparse.
Los hechos, ocurridos en San Fernando, están todavía siendo investigados aunque sí ha trascendido que los dos agentes de Policía Autonómica -al tratarse de un menor le corresponde a este cuerpo su custodia- resultaron heridos en esta tentativa de fuga en la que, señalan fuentes policiales, hubo también un forcejeo para retener al menor y frustrar su huida. Unos de los funcionarios, de hecho, está de baja laboral. La persona que le ayudó desde fuera sí consiguió huir.
El menor en cuestión -que lideraba una sofisticada trama de estafas que hacía uso del método smishing, el envío de SMS masivos simulando ser una entidad bancaria para acceder fraudulentamente a las cuentas- se había fugado con anterioridad de un centro de menores en el que hace dos años se decretó también su ingresó por delitos similares.
Concretamente, en esta otra ocasión, fue condenado por participar en una red que se dedicaba a lo que se conoce como Bizum inverso, mediante el que se engaña a la víctima para hacerle creer que va a recibir un pago (normalmente por una compra a través de internet) cuando en realidad lo está haciendo.
Una vez fugado del centro de menores, y hasta el momento de su detención en el pasado mes de febrero, se dedicó a montar la sofisticada trama desarticulada por el Grupo de Delitos Tecnológicos de la Comisaría de San Fernando y la Unidad Central de Ciberdelincuencia.
La Operación Libélula se saldó con un total de 24 detenidos, todos ellos de San Fernando y con una edad media de 20 años. 8 de ellos, entre los que se encontraba el hermano del cabecilla, ingresaron en prisión provisional.
Al líder de la trama, sin embargo, se le detuvo en la localidad malagueña de Marbella, donde vivía haciendo gala de un altísimo tren de vida. Al no tener la mayoría de edad, se decretó su ingreso en un centro de menores, del que ahora ha intentado escaparse aprovechando la visita al dentista.
La trama que lideraba este menor llevaba las estafas por internet a un nivel nada convencional llegando incluso a hacer uso de wallets de criptomonedas para manejar el dinero que conseguía de manera fraudulenta y evitar que se le siguiera el rastro.
Al envío de los SMS que las víctimas de estas estafas recibían -y que derivaban a páginas falsas que emulaban en su apariencia y forma a las de las entidades bancarias- le acompañaban también llamadas telefónicas de supuestos operadores de los citados bancos que alertaban de una supuesta alerta de seguridad en la cuenta corriente al haber detectado grandes transferencias de dinero, lo que reforzaba el engaño.
Es más, si una persona sospechaba y le daba por comprobar el número desde el que lo llamaban consultando en Google le aparecía también gracias a un programa informático que dicho teléfono estaba asociado a la entidad bancaria, por lo que todo aparentaba ser verdad. Así lograban vencer recelos y suspicacias.
Inicialmente, las investigaciones cifran el importe estafado en un total de 350.000 euros -aunque probablemente sea mucho más- después de obtener datos bancarios de más de 100.000 clientes de banca online de toda España.
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