Como un niño con cacharritos nuevos

La calle del infierno de la Feria de San Fernando, que se ha visto ampliada en un 40%, lució abarrotada de familias que disfrutaron de los descuentos de los feriantes para el Día del Niño

Caño Herrera gana 8.000 metros cuadrados para las atracciones de la Feria del Carmen y de la Sal

Los péndulos de la calle del infierno elevan a los pasajeros a una gran altura.
Los péndulos de la calle del infierno elevan a los pasajeros a una gran altura. / Antonio Zambonino
Antonio Zambonino

12 de julio 2024 - 12:26

San Fernando/Más allá de las casetas, las sevillanas y el rebujito hay otra Feria muy distinta. Aquella que, con su luz y color, es la favorita de los más peques de la casa, los que nunca se cansan de pedir otra vuelta más en los cacharritos. La Feria del Carmen y de la Sal vivía ayer su jornada inaugural y con ella también echaba a andar su calle del infierno en Caño Herrera.

La zona de atracciones arrancaba su actividad con el esperadísimo Día del Niño, con el que los feriantes ofrecen cada año descuentos especiales que suponen todo un alivio para las carteras y monederos de madres y padres. De hecho, esta zona de ocio lucía este primer día totalmente abarrotada de familias y jóvenes ávidos de Feria y de beneficiarse de estas rebajas en los tickets. 

Además, en esta edición la calle del infierno saca pecho con una ampliación por parte del Ayuntamiento de casi un 40% que le hace sumar 29.000 metros cuadrados y con la que prácticamente se alcanza la superficie que se destinaba a las atracciones en el recinto ferial de La Magdalena. El resultado: más atracciones y calles y una disposición más cómoda a nivel de logística y seguridad. 

Numerosas familias frecuentaron ayer la zona de atracciones.
Numerosas familias frecuentaron ayer la zona de atracciones. / Antonio Zambonino

Basta darse un paseo por la calle del infierno para que hablen los cinco sentidos y darse cuenta que esta zona de ocio también tiene sus señas de identidad. Nada más adentrarse en ella el olfato nos avisa con olores dulzones en los que se mezclan productos tan de feria como el algodón de azúcar o las garrapiñadas. Aromas que nos llevan directamente al gusto y que nos hacen casi paladearlos mientras nos llevan a uno de los muchos puestos en los que los sirven para hacernos con ellos. 

Luego le toca el turno al oído, que nos regala una indescifrable sinfonía en la que conviven todo tipo de bocinas y cláxones, los últimos éxitos musicales y los divertidos parlamentos y reclamos de los feriantes a cargo de las tómbolas, que en ocasiones nos recuerdan a los mismísimos charlatanes de feria del Far West. Y de fondo, omnipresente, el chillido y los gritos de guerra de los más osados, de aquellos que se atreven a montarse en las atracciones más extremas, las más altas y rápidas. Y también los alaridos de pavor de aquellos que vencieron sus miedos para montarse en ellas y luego comprobaron que lo mismo se lo habían tenido que pensar mejor. Tampoco nos olvidamos del tacto, del metal de las protecciones y de los asientos de las atracciones, de lo poco frío en este bullicio.

Y concluimos con la vista, que nos dibuja un mural lleno de coloridas formas, de incontables neones y bombillas, de imponentes atracciones nuevas y de entrañables atracciones clásicas, y de rostros de familias felices. Pero, sobre todo, de niños y niñas ilusionados riendo y disfrutando en el que para ellos es el lugar más especial de la Feria. Los niños han conquistado Caño Herrera y se han hecho con la calle del infierno por méritos propios

La montaña rusa 'Jet Star'
La montaña rusa 'Jet Star' / Antonio Zambonino

En cuanto a la oferta de atracciones nos volvemos a encontrar con la noria, que vuelve a reinar el recinto tras dos años de ausencia, y todo tipo de propuestas que no pueden faltar en toda feria que se precie de serlo, entre ellas el barco vikingo, el tren de la bruja, los coches de choque, el látigo, los hinchables, las fun house, los troncos o diversos péndulos mecánicos que elevaban a los pasajeros a grandes alturas. Pero, sin duda, las grandes protagonistas de esta jornada inaugural fueron las infalibles montañas rusas. De esta forma, las mayores colas de ayer se registraron en torno la atracción 'Jet Star' y al archiconocido 'Ratón Vacilón', la favorita de pequeños y mayores. Y es que este divertido modelo de montaña rusa 'Wild Mouse' ya juega en otra liga, ofreciendo incluso a sus usuarios, al modo de los grandes parques temáticos, servicio de foto on ride para llevarse la foto a casa, ya sea por whataspp, impresa o en artículos como llaveros. 

Las largas colas en torno al 'Ratón Vacilón'.
Las largas colas en torno al 'Ratón Vacilón'. / Antonio Zambonino

A pie de las atracciones una de las conversaciones estrella entre madres y padres fueron los descuentos por el Día del Niño. De esta forma, se escuchaban comentarios como “Menos mal que hay iniviativas como ésta, porque en casa somos cinco y hay días de Feria que no bajamos de los 100 euros” o “Yo hoy me he fijado un presupuesto de 50 euros y cuando de acabe nos vamos para casa”. 

También llamaba la atención como, un año más, se va produciendo el relevo en la zona de tómbolas y juegos de destreza en cuanto a premios de refiere. Lejos quedaron ya las chochonas y los perritos piloto. Lo que ahora se llevan son los Pokemons, los Blueys y los Super Marios. Los astros animados de las series y películas de moda entre los más jóvenes.

La noria regresó a la Feria tras dos años de ausencia.
La noria regresó a la Feria tras dos años de ausencia. / Antonio Zambonino

Y mientras tanto, el tren turístico y los autobuses lanzadera no dejaban de llegar repletos de gente a la zona de atracciones. Aquellos que optaban por desplazarse en coche tenían que aparcarlo en Fadricas II ante la auténtica misión imposible que va a ser aparcar estos días en Bahía Sur. 

Por delante quedan días de intensa actividad en Caño Herrera. Jornadas de bullicio, risas y cacharritos y de escuchar frases como “mami, una vuelta más” o “papi, yo me quiero montar ahí”. 

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