Un patrimonio por madurar
Además de recuperar el patrimonio, se demanda su aprovechamiento para La Isla El proyecto del Consistorio necesita ser coherente con la realidad, apunta Yolanda Muñoz La rehabilitación del Puente Zuazo debe ser una prioridad, defiende Elena Martínez
Un castillo usado como vivienda, cristalería y hasta reñidero de gallos y en mal estado, otro degradado por el paso del tiempo, un puente con grandes desperfectos, baluartes y baterías defensivas desaparecidas o apenas conservadas, inmuebles históricos con mejoras necesarias a la vista, otros con un estado preocupante e incluso en desuso. En estas descripciones muchos ciudadanos podrían reconocer algunos de los elementos del patrimonio local. Aún numerosos para sus defensores, en la última década (y más allá) la ciudad ha sido protagonistas de importantes proyectos de rehabilitación y trabajos de recuperación. Ahí están la obra larga e intensa que ha vivido el Castillo de San Romualdo, los trabajos para devolver a la vida al Castillo Sancti Petri, el cierre al tráfico del Puente Zuazo y la rehabilitación del Real Carenero y estructuras defensivas... A lo que se suman las actuaciones en la Compañía de María, en la Iglesia Mayor o en el Carmen con motivo del Bicentenario, la intervención en el Molino de Mareas del Zaporito y, tiempo antes, la reconstrucción del Teatro de Las Cortes. Quedan pendientes eso sí, la rehabilitación integral del puente Zuazo y del Ayuntamiento, la ejecución de las obras necesarias en la Casa Natal de Camarón o en la Casa Lazaga.
El delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, visitaba el Puente Zuazo el viernes pasado y anunciaba la intención del Gobierno central de reactivar la segunda fase (aunque dividida a su vez en distintos periodos de ejecución) del Sitio Histórico a través de la Iniciativa Territorial Intregrada (ITI) que tiene reservada la provincia de Cádiz en la convocatoria 2014-2020 de los fondos europeos. Se trabaja desde hace tiempo, de hecho, en estudiar el encaje de esta actuación en la iniciativa con la que pretende recuperarse un sitio emblemático para la historia de España (por supuesto la isleña).
"Yo no sé si es el más emblemático. ¿Qué pondríamos por delante el castillo de San Romualdo? Lo seguro es que por antigüedad es el primero y por eso debe ser una prioridad", señala Elena Martínez, doctora en Filología Clásica y autora de los estudios históricos sobre el Zaporito. "Para cualquier formación política que gobierne tiene que estar entre las prioridades, no se puede dejar primero por su fuerte deterioro y después por el daño que la tubería de agua está provocando", insiste. Martínez recuerda que fue un acueducto, pero sobre todo fue el primer y único acceso a Cádiz por tierra.
Mucho más avanzado está el proceso administrativo para la rehabilitación de la Casa Consistorial, cuya licitación se publicó en marzo en el Diario Oficial de la Unión Europea por un importe superior a 13 millones de euros. La actuación, sin embargo, tendrá un coste real menor, al haber acordado el Gobierno municipal una rebaja considerable del proyecto inicial, hasta quedar sobre los ocho millones. El pliego de condiciones recoge esta bajada sustancial del presupuesto. Las obras podrían empezar tras el verano, aunque todavía se espera conocer el número exacto de empresas que cumplen los requisistos para optar a la adjudicación, en un procedimiento que sigue su curso con normalidad.
Para Yolanda Muñoz Rey, doctora en Historia del Arte y licenciada en Bellas Artes, el periplo vivido por este proyecto para rehabilitar el Ayuntamiento es un claro ejemplo de cómo se toman los políticos este tipo de actuaciones: "No plantean un proyecto coherente y efectivo, sino que apuestan por una obra faraónica, en la que se mueve mucho dinero y hay implicadas constructoras grandes. Eso era posible con el boom inmobiliario, pero al final con la crisis se ha visto imposible". Por eso considera que rebajar las pretensiones puede ser coherente con la realidad económica, "habrá que ver, eso sí, cómo son de cuidadosos con el patrimonio y en qué manos se deja la rehabilitación". El problema, lamenta sobre estos casos, es que políticamente se utiliza este tipo de acciones con el patrimonio.
El aprovechamiento para generar actividad de este patrimonio local es una de las intenciones a la que la mayoría de fuerzas políticas hacen referencia. Uno de los proyectos, con matices y distinciones, es la visión de la calle Real como un eje cultural. Yolanda Muñoz Rey mira con buenos ojos la propuesta, pero vuelve a exponer sus dudas sobre su mantenimiento. "La coherencia es fundamental, no vale hacer algo ahora, pero que se quede en el aire en el futuro. Tiene que ser constante", apunta. Elena Martínez va más allá al advertir de que ese desarrollo, "puesto que el eje existe en sí", implica un trabajo profundo, "necesita documentarlo en condiciones: paneles informativos, información en páginas web y redes sociales, tener guías turísticas, voluntarios". "En tiempos malos, no podemos pedir un sueño, pero con poco presupuesto se puede hacer algo decente", sentencia.
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