La emotiva historia de solidaridad de trabajadores de un restaurante de San Fernando con un cliente con discapacidad

Los empleados de un local Pomodoro ayudan a un cliente habitual a alimentarse: "Es una persona que tiene derecho a comer como todo el mundo"

"Es uno más de la familia", dice un empleado

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Pedro y Miguelón
Pedro y Miguelón / DC
Ángela Torres

11 de julio 2024 - 07:00

Un usuario de Facebook compartió el pasado martes su relato sobre lo sucedido en el restaurante Pomodoro de Bahía Sur, en San Fernando, mientras comía junto a su novia e hijos. Una historia que se ha hecho viral y no tardará en trascender a todos los hogares. Este medio ha tenido acceso a la historia completa de los dos portagonistas: Miguelón y Pedro, dos ejemplos de tesón y solidaridad.

El martes a la hora de comer, un cliente habitual, una persona con discapacidad, acudió al establecimiento al que lleva yendo desde hace unos cuatro años. Tiene dificultades para comer solo, pero eso nunca le ha impedido poder alimentarse, pues todos los trabajadores colaboran para ayudarle en los descansos que tienen en su jornada laboral, comenta Pedro, el empleado que, como es habitual, le brindó su ayuda una vez más a Miguelón.

El trabajador cuenta que Miguelón va una vez por semana desde hace ya unos años al restaurante porque salía del médico y a esa hora no tenía la ayuda de una asistenta, por lo que pasaba el tiempo de la comida allí. "Se pedía una pizza cuatro quesos", recuerda Pedro, pero fue él mismo quien un día le preguntó: "¿No te cansas de comer lo mismo?", a lo que Miguelón le dijo que había cosas que no podía comer. En ese mismo instante el joven se interesó todavía más y empezaron a hablar sobre lo que podía y no degustar, como por ejemplo los platos de tenedor, pues la sujeción de este utensilio le resulta imposible.

"Todos le ayudamos. Desde el momento en el que entré a trabajar, mi compañeros me contaron quién era Miguelón y su situación", cuenta Pedro, dejando entrever la calidad humana tanto de él como de sus compañeros. Cuestionado sobre cuál era el motivo por el que ayudaba a este cliente, su respuesta resultó de lo más sincera y empática: "Es una persona que tiene derecho a comer como todo el mundo".

Asimismo, responsabilidad social son dos palabras que no han faltado en el testimonio de Pedro, pues tal y como él lo siente y ha explicado, no debe ser una obligación social ayudar a las personas que lo requieran, sino una responsabilidad social. La visibilidad por redes sociales es casi fundamental en la época que vivimos pero para Pedro sería importante dar visibilidad a todo lo que vive Miguelón y, por ende, todas las personas con discapacidad.

En ocasiones se pueden escapar detalles que para estas personas resultan un mundo, el origen de la dificultad para una actividad vital como es comer. Sin embargo, el hecho de aprender y querer hacerlo es esencial para que exista esa responsabilidad social, entendida en términos de que nazca de uno mismo ayudar ante una situación así. Reconocer que existen aspectos que no se saben es un buen punto de partida para ese aprendizaje y Pedro expresaba que dentro de todo lo que vive Miguelón hay situaciones y cosas "de las que yo no soy consciente".

Cuando preguntamos a Pedro quién era para él Miguelón, ha manifestado con total claridad su estima hacia su persona: "Para mí es uno más de la familia y el hombre es que es un rayito de sol". Además, resalta su actitud y carácter, pues "te hartas de reír con él. Siempre está de tan buen humor que es imposible no quererle".

Actos como éste demuestran la empatía y humanidad que existen en nuestra sociedad y cómo pequeños gestos se convierten en grandes acciones.

Trabajadores del restaurante y Miguelón
Trabajadores del restaurante y Miguelón / DC
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