El pianista Manolo Carrasco reestrena con gran éxito su Passion Andaluza en la plaza de toros de San Fernando
El espectáculo con el que el artista muestra "el encanto del sur" consigue llenar el coso isleño para arropar una puesta en escena de gran belleza
Manolo Carrasco recupera su espectáculo 'Passion Andaluza' en la plaza de toros de San Fernando
Manolo Carrasco, el piano que suena flamenco
San Fernando/El reestreno del espectáculo de Manolo Carrasco Passion Andaluza consiguió llenar la plaza de toros de La Isla en la noche del pasado sábado. Y logró también enganchar al público desde el primer minuto con la magia de la danza ecuestre dialogando con el flamenco y con el piano del reconocido artista gaditano en una medida y perfecta puesta en escena que dejó boquiabiertos a los asistentes a lo largo de las dos horas de duración del montaje.
Ese silencio que se adueñó del coso isleño durante el espectáculo -solo interrumpido por los aplausos- hablaba por sí solo. Porque la propuesta de Manolo Carrasco supo ante todo crear una atmósfera muy especial en la que todo encajaba: la belleza de los caballos andaluces y la admiración que siempre despiertan, el buen hacer y la habilidad de los expertos jinetes, la música en directo, el cuadro flamenco, la noche... Hasta el viento de Levante bajó para poder disfrutar por completo de esa Passion Andaluza.
El propósito de Manolo Carrasco con todos los temas que interpretó durante la noche y con los diversos números que engloban esta preparada puesta en escena no era otro que "reflejar el encanto del sur", como el propio artista explicó al público antes de dar comienzo a este espectáculo, que se reestrenaba 12 años después de su última gira.
Y lo cierto es que esa coreografía única que sale de las reprises del ballet ecuestre, el baile y el cante flamenco y el piano de Manolo Carrasco, tiene algo muy especial que la hace única y que solo puede calificarse con los mismos términos que dan nombre al espectáculo: pasión andaluza.
Tres elementos se conjugan en la propuesta de Manolo Carrasco. El más llamativo, por supuesto, fueron los caballos andaluces de David Chaves, ejemplares de primera que suscitaron la admiración unánime del público en esa sucesión de números -esa danza ecuestre- hábilmente ejecutada por auténticos expertos en doma clásica y vaquera. Fue, literalmente, un hermoso baile a los sones de la música -a veces suave y otras enérgico- que puso de manifiesto su portentoso talento sobre el ruedo con cada aparición: ejercicios de cabriolas, elevadas, corvetas, piaffe o passage encajaron a la perfección en esa ensayada coreografía de sentimiento andaluz.
El segundo elemento fue el flamenco, presente durante prácticamente toda la velada con la voz de El Cañejo de Barbate, la guitarra de Adriano Lozano y la percusión de Adrián Trujillo, al que se sumó en algunos números un cuadro de baile en el escenario (María Victoria Blanco Granado, Benjamín Jiménez, Vincent Sage y Diana Peña).
Y, por último, la música de Manolo Carrasco, esos temas especialmente compuestos para el espectáculo, creados especialmente pensando en los movimientos de los caballos de alta escuela que redoblan esa sensación de que los caballos bailan al son del piano y que se complementa con el acompañamiento del violín de Simón García.
El espectáculo contó también con la participación de la artista Mesalla, que protagonizó uno de los números que causó más sensación entre el público mientras una de las monturas hacía un ejercicio de riendas largas. También lo hizo el espectáculo de las garrochas de fuego, para el que se apagaron las luces del coso, que fue uno de los momentos clave de una velada inolvidable por su belleza.
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