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Hacía mucho tiempo que la ciudad no se mostraba tan poralizada sobre una propuesta para hacer cambios en un espacio público. En esta ocasión ha sido la reserva de una parcela en la playa de Camposoto para el disfrute de los perros, la última vez fue el proyecto del tranvía y las posturas enfrentadas que se observaron en la población. Los resultados de la consulta realizada por la Federación de Vecinos entre los asociados de las diferentes entidades que la componen lo ha puesto de relieve y ha frenado las intenciones del equipo de gobierno. Éste ha optado por realizar sus propia encuesta entre los ciudadanos, que podrán votar hasta el día 19 de junio.
Tres cauces se han previsto para recibir la respuesta de los isleños -mayores de 16 años y empadronados en la ciudad-: a través de la página web municipal, entregando un formulario con los datos personales y su conformidad o no en el servicio de atención al ciudadano o introduciendo ese formulario en una urna durante las asambleas ciudadanas que se están desarrollando para tratar la gestión municipal.
De esta manera, el Ayuntamiento reconduce la polémica surgida por su decisión de limitar una zona de la playa de Camposoto para los perros, a kilómetro y medio del tramo con servicios. Las condiciones creadas por la propia administración local habían llevado a que el visto bueno de la Junta fuera una realidad. Entre otras cuestiones, se había establecido la prohibición del baño para los humanos, que los canes tuvieran que ir sujetos con correa -y llevar bozal si correspondiera- y que hasta allí tuvieran que llegar sin pasar por la zona de servicios (usando el sendero del Parque Natural).
Para muchos vecinos estos requisitos no resultan suficiente e incluso han planteado alternativas a la propuesta: desde alejar aún más esta zona hacia la batería de Urrutia hasta su ubicación en la zona militar de la playa.
SÍ
-La playa canina responde sobre todo al deseo expreso de un amplio colectivo y de varias asociaciones animalistas, que reclaman el derecho a disfrutar también de este espacio con sus perros de la misma forma que demandan parques y espacios urbanos acotados para el esparcimiento de las mascotas. Asispe, la Asociación Isleña del Perro es especialmente insistente en esta cuestión. Hablamos de miles de personas que tienen perro en La Isla.
-Con esta iniciativa, se busca también una nueva marca para la playa isleña, que sería además la primera de la provincia en contar con un espacio para las mascotas, algo complicado de conseguir en Andalucía, donde la normativa es más restrictiva. En España se cuentan 58 playas caninas y solo ocho son andaluzas. Sin duda, un elemento diferenciador.
-El 26% de la población tiene un perro y nueve de cada diez propietarios de mascotas realizan al menos un viaje turístico con sus perros al año. La playa canina se ha visto así como un posible filón turístico. El Ayuntamiento habla de especialización para destacar en el sector. Si existe playa canina en la zona es, de hecho, una pregunta muy habitual en el Patronato Provincial de Turismo.
-¿Ensucian más los perros que muchos de los usuarios habituales de Camposoto? Es la pregunta que se hacen los defensores de la playa canina, que recuerdan las cientos de colillas que se arrojan a la arena o el aspecto que a menudo ofrece la playa al terminar un día de temporada. En uno y otro caso resulta al final una simple cuestión de civismo.
NO
-Resulta llamativo que dos de los argumentos que más se repiten entre quienes rechazan la delimitación de un espacio en la playa de Camposoto para canes se encuentren íntimamente ligados. Y de hecho muchos ciudadanos lo exponen como una consecuencia el uno del otro: el comportamiento de los dueños y lo antihigiénico de compartir la arena y el mar con los perros.
-Son numerosos los isleños que lamentan la falta de civismo de muchos de sus conciudadanos que tienen perros. No están educados y no están lo suficientemente preparados son sólo algunas de las afirmaciones que realizan hacia los dueños, a los que no ven responsables ni concienciados de la necesidad de recoger los excrementos. Ocurre en la calle y seguirá sucediendo en la playa.
-No sólo se trata de que los dueños no recojan los restos de sus perros, sino del hecho en sí mismo, que llevaría a la insalubridad en un lugar que frecuentan adultos y niños, donde éstos juegan, comen y se bañan.
n Mientras que unos ven una oportunidad única para que Camposoto despunte, otros observan el lado negativo de que la playa aumente su popularidad. ¿Cómo podría acoger a esas personas que lleguen con sus mascotas si sus estacionamientos son limitados y los propios vecinos del municipio tienen problemas para aparcar?
-Demasiado cerca de la zona de servicios, la peligrosidad de algunas razas o simplemente la falta de empatía con estos animales son otras razones que se esgrimen para esta negativa.
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