Una playa canina que "tiene que rodar"

Algunos carteles indicarán a lo largo del sendero cuánto queda para alcanzar la zona reservada para perros Desde el Ayuntamiento se recuerda la necesidad de cumplir las normas de uso

1. Uno de los perros que disfrutaba el primer día de la playa junto a su dueño, que la mantiene sujeta con una correa. 2. Papelera colocada en la zona reservada. 3. Cartel que prohibe el paso de perros a la zona de servicios.
1. Uno de los perros que disfrutaba el primer día de la playa junto a su dueño, que la mantiene sujeta con una correa. 2. Papelera colocada en la zona reservada. 3. Cartel que prohibe el paso de perros a la zona de servicios.
Amaya Lanceta San Fernando

07 de julio 2016 - 01:00

El primer día de playa canina ya dejó algunas dudas y quejas entre quienes comenzaron a llevar a sus perros para que disfrutaran del mar y la arena de Camposoto. Fue llamativo ver a algunos de estos animales en la carretera paralela a la costa caminando con sus dueños en dirección al sendero o ya de vuelta, una estampa inédita en temporada estival, especialmente en plena tarde, cuando numerosos bañistas acuden para pasar un rato al sol o disfrutar del chiringuito.

A lo largo de la carretera los isleños y visitantes pueden ver los carteles que prohiben el acceso de los canes al arenado, algo habitual y que se mantiene para alivio de quienes no ven con buenos ojos compartir la playa con estas mascotas. Su entrada a Camposoto es otra, la que hasta la fecha tomaban quienes preferían avanzar hacia una parte del litoral sin menos aglomeraciones (y sin servicios) o quienes aprovechaban para hacer ejercicio (a pie o en bicicleta), más allá de hacerlo por la propia playa. Ese camino que deben recorrer para cubrir hasta dos kilómetros para llegar a la superficie reservada se hace largo, y algunos ciudadanos mostraron su pesar por que no estuviera señalizado, de manera que se aclarara qué distancia quedaba, algo que para muchos supondrá incluso una señal de aliento. Los carteles de distancia se pondrán a lo largo de esta senda, en la que comparten terreno tanto pasarelas como las propias dunas.

Los planes municipales, ya operativa la playa con los elementos informativos y estructurales esenciales sí colocados -hablamos de la valla cinegética para acotar el espacio en el que los perros pueden estar sueltos, de los paneles con las normas que limitan un extremo y otro de la superficie y aquellos que se han colocado al inicio del sendero para insistir en estas normas y en advertir de la distancia que habrá que recorrer-, es instalar un poste con bandera que permita detectar de lejos el punto exacto en que se encuentra, una señal que fije justo el punto de salida desde el sendero hacia la playa canina y algunos paneles que indiquen esa distancia que falta.

Mientras Protección Civil no tiene entre sus funciones intervenir en la zona, es decir, estar pendiente del lugar, sí que se encargará de vigilar que se cumplen las reglas la Policía Local. Ya empezó el fin de semana pasado, cuando aún no estaba listo el terreno y por lo tanto no se podía llevar a las mascotas. En total se pusieron 12 multas entre sábado y domingo por no atender a las restricciones que imperan en la playa y de la que sólo se excluye a este rincón canino ahora, una vez abierto. En el resto sigue siendo imposible ir con perro, aun cuando lo que se pretende es llegar a ese enclave. Los agentes que controlen la zona velarán por que los propietarios asuman que las condiciones que están obligados a cumplir vienen impuestas por la normativa existente. "Tiene que existir una normativa", defiende Juan Lacida, psicólogo canino, que ha estado implicado desde hace años en los colectivos que pedían esta posibilidad en Camposoto. "En zona pública los perros tienen que estar sujetos, así que también en la playa", pone de ejemplo, sobre algo que de hecho lamentan algunas de las personas que el martes acudieron a la playa. "Imagina un día que haya 50 perros y todos sueltos, ¿cómo se disfruta con tres perros enormes molestando a tu perrita? Es simplemente una cuestión de ponerse en el lugar del otro", insiste, convencido de que esta medida municipal necesita "que la dejen rodar". Opina en la misma línea acerca de la prohibición del baño humano en ese frente costero. "¿Que no me puedo bañar? Pues hoy te toca a ti disfrutar del agua y mañana vendré yo a pegarse el chapuzón", dice de manera gráfica. Con lo que menos está de acuerdo es con las quejas por la lejanía, "es el lugar que se ha podido. Menos es nada, eso deberían tener en cuenta y no querer tener la playa a las puertas de casa", cuestiona.

stats