Los retablos de la Compañía de María recuperarán su esplendor

La puesta a punto de la Compañía de María para el Bicentenario de Las Cortes ha comenzado por fuera, con el remozado de la fachada principal, pero también por dentro con la restauración del retablo principal de la capilla, toda una joya del rococó que se conserva casi intacta desde su ejecución en 1760.

La intervención constituye la faceta más oculta de las obras que se acaban de poner en marcha en el edificio que acogió al consejo de regencia -el Gobierno de la nación- entre 1810 y 1812, durante Las Cortes y el asedio a las islas gaditanas de la Guerra de la Independencia. Es la obra que se desarrolla a puerta cerrada, a cargo de especialistas en restauración e historiadores del Arte, un trabajo minucioso que se lleva a cabo en la penumbra de la capilla y que tiene un único objetivo: devolver su esplendor al retablo de la Compañía de María.

De esta restauración se está encargando una empresa especializada -Ars Nova Restauración de Bienes Culturales S.L.- que ha sido subcontratada por la adjudicataria de los trabajos, JMR.

Aunque es el retablo central el que acapara el grueso de la intervención -por su relevancia y por su tamaño- también se está actuando en los retablos menores que se reparten por la pequeña capilla. Todos están siendo sometidos a una profunda limpieza a cargo de especialistas en la materia. Una faena que no resulta baladí ya que, al menos desde el siglo XX, no se ha llevado a cabo ninguna tarea de conservación de esta obra de arte. "La limpieza del retablo es prácticamente el 90 por ciento de todo lo que se puede hacer en una restauración de este tipo", explicó el responsable de la empresa Ars Nova, el restaurador de bienes culturales e historiador del Arte Fabián Pérez Pacheco.

La intervención planteada no consiste en un mero lavado de cara del retablo. Se trata de una limpieza en profundidad de todos los elementos que forman el conjunto artístico, un proceso delicado que se aprovecha también para comprobar el estado de conservación del retablo, eliminar la suciedad acumulada con el paso de los años, consolidar la policromía, la reposición de algunos elementos volumétricos que se han caído -muchos de ellos, según el responsable de la empresa, han sido conservados por las religiosas de la congregación- y el sometimiento de la madera a un tratamiento antixilófago. "No es una restauración superficial", especificó Fabián Pérez.

Con todo, el retablo sólo sufre el efecto del paso de los años. "Material y estructuralmente presenta un buen estado de conservación", asegura el especialista. Las obras, que comenzaron a principios de julio con la colocación de todo el andamiaje en el interior del templo, se prolongarán hasta finales de año, hasta diciembre, según se prevé en la ejecución.