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San Fernando/Rozalén fue generosa en Abrazos. El título que da nombre a su último trabajo discográfico, que vio la luz hace apenas unos meses, se convirtió en el mejor hilo narrativo para un concierto pródigo en emociones y mensajes, a menudo reivindicativo y social y a ratos nostálgico y sensible, pero siempre -siempre- vitalista. Hasta cuando la cantautora se puso intensa, en esas canciones que la propia albaceteña llamó de "sofocón", estuvo ahí cantándole a la vida: "Honrar la vida de los ausentes es honrar la propia vida", que dijo al referirse a Todo lo que amaste, el tema que escribió tras la muerte de su padre. Dramas, explicó, con los que le ha tocado lidiar en los últimos años y que, a pesar del dolor, no han hecho sino que ame todavía más a la vida.
Pero no crean que todo fue así, que luego hubo también momentos para venirse arriba que fueron desde la jota hasta el rap -sí, así de versátil es Rozalén- y en los que el público -que había de todo, desde familias con niños pequeños hasta personas mayores- bailó y coreó estribillos dejándose llevar por eso que llaman la magia de la música en este sábado de agosto en el que el final del verano empezaba ya a hacerse notar en la puesta de sol y en el que Bahía Sound, el festival de conciertos isleños, enfilaba ya la recta final de la programación.
Pero vayamos por partes. La artista salió al escenario principal del verano de San Fernando pasadas las diez y media de la noche después de La Chispa, artista que hizo las veces de telonera gracias a la iniciativa Equal de Spotify. Lo hizo con Lo tengo claro como carta de presentación ante un auditorio entregado de antemano y después de animar al público a entregarse a ese Abrazo, "la muestra de afecto y cariño por excelencia", que la cantautora ofrendaba en forma de concierto. Pidió también en esta introducción que la sacarán a bailar para quitarle la pena derrochando optimismo y buenrollismo para poner al público a tono.
La artista, que en el pasado mes de febrero fue distinguida también por el Ayuntamiento de San Fernando con uno de los Premios a los Valores de Paz, Justicia y Equidad por los mensajes solidarios que canta en sus canciones, no pudo sino recordar con sumo cariño aquel gesto y aludir a esas entidades y colectivos locales que conoció en el encuentro de cooperación y voluntariado que coincidió con la entrega de los galardones. De ellos hablaba al entonar La cara amable del mundo, esa canción dedicada a su sobrino que se escribió a sí misma "para no olvidarse de ciertas cosas" y que interpretó después de dar buena muestra de ese lirismo que forma parte del ADN de su música con Te busqué o Te cuidaré de lejos.
Los temas de su último trabajo, como era de esperar, tuvieron mucho peso en el concierto. Pero, evidentemente, no faltaron tampoco otras canciones de discos anteriores, como Vuelves, Comiéndote a besos y Este tren, que encadenó en uno de esos frenéticos momentos que deparó el bolo.
Fue la antesala de la parte intensa del concierto, el "sofocón" que vino con esas canciones escritas tras la muerte de su abuela -Ceniza- y de su padre -Todo lo que amaste- a las que añadió esa nostalgia evocación de la infancia en el pueblo que rescata en Entonces.
"Os he dejado vaciados", dijo la artista después del triplete, consciente del impacto emocional de los tres temas. Pero admitió que, a pesar de su dureza, esas canciones tan auténticas tenían necesariamente que formar parte del repertorio porque han sido claves para ella en estos últimos años. Y ella, en definitiva, no es sino una cantautora que canta las cosas que le pasan. Así de sencillo.
Pero luego hay que reconocer que todo fue "parriba" en el concierto, como ella misma dijo. Te quiero porque te quiero, la simpática y reivindicativa jota dedicada a Albacete que acabó con vivas a la Virgen de los Llanos -y a San Fernando también, que conste- llevó hasta Mis infiernos. Porque Rozalén fue también en esta noche la artista reivindicativa y feminista que reniega del paternalismo de los señoros, que canta a la magia de esas hadas que existen y se reencarna en las mujeres y que abre con su música Puertas violetas que son vías de escape.
Tampoco en esta hora y media de concierto faltaron temas como Tres días en Cartagena -que canta con Carlos Vives- En una noche cualquiera o Girasoles, que el público coreó con ganas. Rozalén se despidió con ese canto a los amigos de siempre que es Todo sigue igual. Igual de bien, claro.
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