La sal más auténtica como gancho
una visita muy particular a la salina san vicente
Acercar la producción tradicional de la sal para divulgar sus ventajas es uno de los objetivos del proyecto Salinas y Empleo Sostenible II
San fernando/Los orígenes de la salina San Vicente -que lleva ya cuatro generaciones en manos de la familia Ruiz- se remontan a la época romana. Y, en realidad, el sistema de producción apenas ha cambiado desde entonces. Todo sigue siendo eminentemente artesanal. Es uno de los escasos vestigios que queda en La Isla, una de las pocas salinas en activo que existe en una zona que antaño vivía de esto. Y ese es su gran valor.
Así lo explicaba en la tarde del pasado viernes la consultora medioambiental gaditana Altántida Medio Ambiente, que se encargó de mostrar el funcionamiento de esta conocida industria isleña a un grupo de consumidores de Cádiz y Jerez en una recorrido guiado por la zona.
La experiencia formaba parte del proyecto Salinas y Empleo Sostenible II de la Fundación Biodiversidad (del Ministerio de Transición Ecológica), correspondiente al Programa empleaverde, en la línea Empleazul Mejora, que se ejecuta desde noviembre de 2017 con un presupuesto de 96.000 euros.
Se trataba de una acción de asesoramiento gratuita para sus destinatarios al tratarse de un proyecto cofinanciado por el Fondo Social Europeo (FSE) para conseguir formación y empleo de calidad. La salina es, de hecho, una de las participantes del proyecto en la convocatoria por ahorro y eficiencia energética y divulgación orientada al consumo responsable.
Principalmente -explica la consultora Atlántida Medio Ambiente, que es la encargada de desarrollar el proyecto- la experiencia, dirigida al pequeño comercio y a los consumidores, pasa por explicar cómo se trabaja en una salina tradicional al objeto de divulgar los valores naturales y culturales de este tipo de explotaciones y promover su consumo. "Se trata de mostrar a los participantes el importante papel que desempeñan al comprar sal de este tipo de salinas porque con ello, además de adquirir productos, contribuyen a la conservación de un magnífico patrimonio: el salinero".
Así, los participantes a esta visita guiada a la salina isleña pudieron conocer con detalle el proceso de producción de la sal -esta explotación produce unas mil toneladas por temporada- se adentraron en sus tajos y esteros, donde también se practican despesques, y hasta se atrevieron con una cata de sal.
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