San Fernando reconquista su Domingo de Ramos: "A disfrutar"
Las tres hermandades del día se recrean con una soleada tarde y hacen disfrutar a La Isla del gran comienzo de su Semana Santa en una jornada pletórica que consiguió abarrotar el centro de gente
Las imágenes de la hermandad de Cristo Rey (Borriquita) en la Semana Santa de San Fernando 2025
Las imágenes de Humildad y Paciencia en la Semana Santa de San Fernando 2025
Las imágenes de la hermandad de Columna en la Semana Santa de San Fernando 2025

San Fernando/Hay pocas cosas que sean tan universales como que el Domingo de Ramos es el día de la Borriquita. Resulta imposible imaginar siquiera este jubiloso misterio en otra jornada de la Semana Santa. Esto es exclusivo del Domingo de Ramos en todas partes. En San Fernando también, faltaría más. Y ayer lo fue después de una larga espera que ha durado la friolera de 742 días. No hace falta explicar las razones, ¿verdad? La peor Semana Santa que se recuerde en la historia –a excepción de esos dos años de paréntesis que impuso la pandemia– dejó sin salir el año pasado a causa de la lluvia a 17 hermandades de las 22 que procesionan en San Fernando entre Ramos y Pascua.
Pero afortunadamente eso –que jamás hasta ahora había pasado– quedó atrás. Y ayer estabamos aquí para resarcirnos de aquellos malos recuerdos al modo cofrade, esto es, con pasos y penitentes en las calles, con bandas de música tocando marchas sin parar, los niños pidiendo cera, momentos de calor y mucha, mucha gente por ahí: por la mañana, visitando los templos; y por la tarde, ocupando las aceras para ver pasar las procesiones... El centro –a la hora clave en la que confluyeron las tres hermandades del día– era una auténtica bulla, oiga. En fin, con todo eso que se puede decir que forma parte de esa gran puesta en escena de la Pasión según La Isla que ayer levantó el telón para brindar sus primeras escenas, que por eso de ser las primeras son también de las que más gustan.
Porque en este Domingo de Ramos quedaron atrás esos pronósticos que machaconamente hablaban desde hace días de la borrasca que afectaría a los primeros días de la Semana Santa en prácticamente toda Andalucía. Menudo peñazo que han dado en las vísperas. Es posible que la cosa se estropee algún día, que tampoco es que seamos unos negacionistas. Eso ya se verá. Pero las previsiones meteorológicas de ayer nada tenían que ver con los pesimistas partes de hace unos días para alivio de las tres cofradías del día, que a medida que pasaban las horas veían afianzarse la jornada.
"¡Pero menuda tarde se ha quedado!". Eso, desde luego, se escuchó mucho en este Domingo de Ramos. Y también -en esa vorágine de emociones que son los instantes previos a la salida, entre el revuelo de capas, el reparto de cirios y ese momento en el que los nazarenos más chicos, hechos un manojo de nervios, piden ayuda para atarse la cinta del capirote por enésima vez para que no se suelte en cuanto que lleven diez minutos en la calle– se repitió como un mantra en el interior de los templos aquello de "a disfrutar, señores". No se me ocurre mejor titular para la crónica de este Domingo de Ramos. A disfrutar, a lo carpe diem, que nunca se sabe lo que va a pasar el próximo año... O mañana mismo. Eso es como un lema que vale tanto para la vida como para la Semana Santa.
Así que esta vez triunfó el sol. ¡Qué más se puede pedir para la primera tarde de la Semana Santa isleña! Incluso se dieron momentos de calor y agobio en este Domingo de Ramos, de esos en los que uno piensa que mejor se hubiera dejado la chaqueta en casa.
Y si seguimos con aquello de los juicios estéticos, hay que admitir que pocas cosas son también universalmente bellas como un Domingo de Ramos perfecto: esa tarde de primavera en la que una ciudad entera revive al despertar una nueva Semana Santa. Forma parte del encanto de esta jornada, como el alborozo infantil de los niños hebreos con las palmas saliendo de La Salle rodeados de esa procesión paralela que son los padres. El primer acto de la jornada.
Mira que esto siempre es igual –o eso dicen– pero ver al primer penitente por la calle sigue emocionando como si uno fuera un chiquillo. Y no digamos ese momento único en el que la cruz de guía de Cristo Rey –a mí me gusta más llamarle la Borriquita, como siempre– abre las puertas de la capilla de la Estrella y empieza a andar por la calle Real al filo de las cuatro de la tarde. Con esta hermandad todo es siempre especial. Resulta irresistible para cualquiera que tenga algo de ADN cofrade. Es imposible no tenerle simpatía a la hermandad que tiene la misión de abrir las puertas de la Semana Santa. Y el misterio de Miñarro luce el triple desde que la luz de la tarde del Domingo de Ramos se refleja en el dorado del nuevo paso salido de los talleres sevillanos de los Hermanos Caballero. Ayer, por cierto, se pudo ver una nueva fase y también nuevas cartelas de Mariano Sánchez del Pino. Además, la imagen de Cristo Rey procesionó con una nueva túnica bordada. No son pocas las mejoras al patrimonio que la hermandad va incorporando año tras año. El cambio que ha dado en la calle desde hace una década es especialmente significativo y no pasa desapercibido.
Pero eso solo fue el principio. Cuando el palio de la Estrella pisaba ya la calle Real, la cofradía de Humildad y Paciencia se ponía también en marcha con esos romanos con sus penachos de plumas blancas que son también de La Ardila, qué duda cabe. Pero en el centro todavía quedaba un ratito para que Columna abriera las puertas de la Iglesia Mayor. A esas horas se veían solo a los nazarenos juanmanuelinos con sus antifaces de terciopelo y sus capas blancas encaminarse hacia el templo.
Por cierto, ¡menuda estampa cofrade la que brinda el cortejo cuando se pone en la calle! Porque ese es siempre –y ayer también, claro– otro de los momentazos del Domingo de Ramos isleño: la salida de Columna, con el clásico misterio que tallara el valenciano Vicente Tena andando con elegancia al son de las cornetas y tambores. Todo un espectáculo. Ayer, por cierto, les tocó una banda de Palencia. Si no me equivoco, la que más kilómetros recorrerá esta Semana Santa para tocar en La Isla.
La salida de la más antigua de la jornada regaló de nuevo ese momento pletórico de la tarde en la plaza de la Iglesia, donde multitud de isleños se congregaron para disfrutar de su Semana Santa. Cuando el palio de la Virgen de las Lágrimas se adentró en la Carrera Oficial encadenando las marchas de Maestro Enrique Montero era la mejor hora para pasear y disfrutar de la tarde. Y si además uno tenía la fortuna de pillar sitio, para tomarse un café y reponer fuerzas para luego seguir viendo cofradías, hasta que el cuerpo aguante.
Es siempre la franja en la que más gente se mueve en el centro en uno de los días de la Semana Santa que también acapara más público. Y justo entonces se veía llegar también al centro a Humildad y Paciencia, que protagonizaba el tercer acto de este primer capítulo de la Pasión. La hermandad, que el año que viene cumplirá ya 40 años, derrochó aires de cofradía de barrio a su paso por La Isla, que para eso ayer se reconquistó por derecho el Domingo de Ramos en La Isla.
También te puede interesar