Tradiciones de mar y sal: procesión marítima de la Virgen del Carmen de Gallineras

San Fernando/Jornada festiva en La Isla, que dedica el día a su Patrona. Y como cada año, el Día del Carmen, llega con tradiciones que huelen a mar y saben a sal. Pasada la una de la tarde dio inicio la esperada procesión marítima de la Virgen del Carmen de Gallineras, organizada por el club náutico isleño. 

Los actos de la jornada comenzaron a las 11.30 horas con una misa oficiada por el párroco del Buen Pastor, Silvio Bueno, en la habitual carpa instalada a la entrada del muelle para hacer las veces de capilla. Esta función contó con la presencia de la alcaldesa de la ciudad, Patricia Cavada, la participación de diversas salineras y el acompañamiento musical del coro mariano Virgen del Carmen de la Peña Los Catavinos.

En su homilía el párroco entabló paralelismos entre el fango en el que se originó la vida y el que caracteriza a las salinas y marismas de San Fernando y de la Bahía, un elemento que la Virgen del Carmen de Gallineras superó hoy sobre el agua en su procesión. 

Tras la misa, en torno a una hora después, la imagen abandonó la carpa cargada en parihuelas al son de las marchas que interpretaba la agrupación musical Manuel Moreno y con dirección el pantalán, donde le esperaba su embarcación.

En todo momento, y como es tradición, la Virgen fue cargada por mujeres, todas ellas vinculadas al club náutico o al barrio de Buen Pastor. También tuvieron sus minutos de protagonismo las salineras de la Feria, que arrimaron el hombro a la parihuela para soportar una trepá.

Durante todo el recorrido en tierra numerosos isleños e isleñas siguieron a la Virgen. Ya en el agua le dieron el relevo un nutrido grupo de embarcaciones y lanchas que, como parte de un cortejo, acompañaron a la imagen durante su procesión marítima, que navegó hasta el poblado de Sancti Petri para volver a Gallineras pasadas las tres de la tarde. En el barco que presidía la Virgen también viajó la alcaldesa, representando al Ayuntamiento de San Fernando 

Las constantes sirenas y bocinas que sonaron subrayaron el ambiente festivo de esta procesión en una jornada de alegría en la que todo brilló bajo un radiante sol y un calor de justicia. San Fernando volvió a mirar al mar en su Día del Carmen.