El Parque empuja a La Isla hacia su Cuaresma

Vía crucis del Prendimiento en San Fernando

El titular de la cofradía del Martes Santo preside el vía crucis del Consejo de Hermandades y marca el camino hacia un nuevo Domingo de Ramos

Prendimiento preside el vía crucis de San Fernando
Arturo Rivera Barrera

02 de marzo 2020 - 22:11

San Fernando/La Cuaresma, con toda su fuerza, con todo su lenguaje, con todas su maneras cofrades, ha llegado este año desde el Parque. Ha empujado a La Isla por toda la calle García de la Herrán hacia abajo para meterla de lleno en la vorágine de actos y cultos que acompañarán de nuevo la cuenta atrás hacia un nuevo Domingo de Ramos. Y desde el recogimiento de una Iglesia Mayor en penumbra ha proclamado con la mayor solemnidad que una nueva Semana Santa se acerca a San Fernando, que no es poco.

Y lo ha hecho además en poco más de una hora, que ha sido el tiempo que ha tardado la imagen de Nuestro Padre Jesús del Soberano Poder en su Prendimiento en recorrer la distancia más corta que separa a la parroquia de San José Artesano de la Iglesia Mayor, donde a última hora de la tarde ha comenzado el rezo de las catorce estaciones del llamado vía crucis de las hermandades, el que organiza cada año el Consejo y en el que participan todas las cofradías conjuntamente antes de meterse de lleno en sus cultos cuaresmales, en los triduos, quinarios y besapiés que se adueñarán de los templos presagiando lo que está por venir.

Esa horita que ha tardado el Prendimiento en llegar a la Iglesia Mayor ha sido también el tiempo que ha tardado La Isla en desprenderse de todo lo accesorio para abrazarse con toda comodidad a su tiempo predilecto, que es lo que toca en las semanas que ahora quedan por delante.

Es la otra lectura que brinda cada año el vía crucis del Consejo de Hermandades en este primer lunes de la Cuaresma, que con la venia del Miércoles de Ceniza ha venido en las últimas décadas a institucionalizarse en el mejor comienzo posible de esa cuenta atrás.

La cruz de guía del Prendimiento ha sido esta vez la que se ha encargado de nuevo de abrir en la calle ese camino hacia la gloria de una nueva Semana Santa que han marcado los hermanos del Parque con sus cirios rojos mientras avanzaban por la calle García de la Herrán. A las siete de la tarde salieron de la iglesia del Parque para emprender su recorrido hacia la Iglesia Mayor Parroquial.

Todo está inventado, que suele decirse en las cofradías. Y en el caso del vía crucis, más aún dado el escaso margen de innovación que existe en tan rígido y austero formato. El de este año se ha avenido a ese manual no escrito al que las hermandades de La Isla han dado forma en los últimos años para hacer las cosas como deben hacerse siempre.

Claro que –eso era inevitable– las maneras propias de la cofradía del Parque le han dado su particular matiz a este acto penitencial desde el primer momento. Y eso, claro está, ha sido muy bueno. Era además la segunda vez en su historia que el titular de esta hermandad presidía el vía crucis del Consejo. La primera fue en la Cuaresma de 2007, aunque en esta ocasión el acto penitencial –como acostumbraba a hacerse por aquella época– se llevó a cabo en la calle, por la feligresía de la iglesia de San José Artesano.

La imagen del Prendimiento, una de las obras más conocidas de Alfonso Berraquero, ha lucido con poderío su túnica bordada sobre una parihuela de nueva factura –portada por sus cargadores– que la hermandad del Parque ha aprovechado para estrenar en este vía crucis del Consejo cuyo titular se ha encargado de presidir. En la calle, un cuarteto de metales de la banda de música San José Artesano ha acompañado al Cristo.

Uno de los momentos más señalados y concurridos de la tarde se ha dado a la llegada del cortejo a la Iglesia Mayor –en pleno centro de la ciudad– y la entrada del Cristo del Prendimiento al templo en penumbra, acompañado por la voz de una soprano mientras solemnemente buscaba el altar mayor, desde donde posteriormente ha presidido el rezo de las catorce estaciones del vía crucis. Posteriormente, pasadas las nueve y media de la noche, emprendió el regreso a su templo.

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