La vigilancia en las barriadas que no ha supuesto un gasto extra
La intención es que el próximo mes sean cuatro zonas las que cuenten con policía de barrio
La policía de barrio es una demanda que la ciudadanía más tiempo llevaba pidiendo a los distintos gobiernos isleños. Una petición que vio luz verde a poco de comenzar el mandato actual y que está siendo valorado de forma positiva desde la Policía Local, el equipo de gobierno y los ciudadanos a lo largo de estos diez meses que lleva en funcionamiento.
De manera habitual y hasta la fecha se encuentran implicados en el proyecto seis policías que realizan la vigilancia en las zonas asignadas, dos mandos intermedios que los coordinan y algunos agentes eventuales.
Con este personal se hace posible la implementación de la policía de barrio en tres zonas de la ciudad. La primera de ellas es la zona comprendida entre Cayetano Roldán, la barriada de Puerto de Palos, Madariaga y Naval San Carlos, entre otros. La segunda zona aglutina la barriada de La Ardila, el parque Sacramento y sus alrededores. El último sector, que comprende todo el entramado urbano que discurre por la zona del centro (entre Tomás del Valle, Santo Entierro, San Marcos y Real) se activó a finales de enero, siendo la única zona que hasta el momento se ha puesto en marcha a lo largo de este año.
Para el buen funcionamiento de este servicio se ha implantado una aplicación informática a través de la cual los efectivos comprueban el estado de las incidencias que remitido en los días anteriores y que permiten la comunicación directa con aquellas áreas municipales que deben resolver las cuestiones informadas.
"Fallaba la comunicación entre el ciudadano y la policía", reconoce el jefe de la Policía Local, José Cano. Una comunicación que se ha visto restablecida gracias a la cercanía que se crea entre el ciudadano y los efectivos que patrullan diariamente por la ciudad. Los policías de barrio se han convertir en un elemento más de las barriadas, lo que a su vez consigue dar a los vecinos una mayor sensación de seguridad. "San Fernando tiene un índice de criminalidad bajísimo. Aun así, para que el ciudadano se sienta bien debe percibir que se encuentra en un entorno seguro y con las patrullas en las calles crece esa sensación de seguridad", explica el responsable de la Policía Local.
La creación de estas patrullas no supone para la ciudad ningún tipo de gasto extra. Los efectivos que forman parte de estas patrullas, integradas por voluntarios, han cambiado sus horarios habituales por otros, para responder mejor a las necesidades de la ciudadanía. Siguiendo su horario habitual de finalización del turno, a las 14:00 horas, es imposible que hubieran podido dirigir el tráfico a la salida de los estudiantes de colegios e institutos -un servicio que ha llegado a realizarse hasta en 15 colegios simultáneamente con la aparición de la policía de barrio. "Contamos con un personal que te brinda una buena disposición", reconoce Cano con orgullo.
También se ha incrementado el número de incidencias registradas a las que se les ha dado una solución. De manera mensual se realiza un seguimiento del funcionamiento de las patrullas, en el que además se analiza la capacidad de respuesta ofrecía por la propia policía; si los servicios externos a la misma -que son necesarios para la solución de las incidencias- han respondido y el tiempo que han necesitado para hacerlo. Si no se ha solucionado los efectivos siguen insistiendo en la necesidad de encontrar una solución para los problemas del barrio que patrullan del que ya parecen ser un vecino más de la zona.
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