Visto y Oído
Broncano
La devoción a Jesús de Medinaceli no entiende de barrios, ni de generaciones, ni de marchas alrededor; ni es cosa de bordados, ni una moda impostada; incluso es difícil de explicar. La devoción al Cautivo y Rescatado se mide en las colas que se forman cada primer viernes de marzo en Santa Cruz, en ese goteo inagotable de personas ante la imagen de Láinez Capote, de miradas elevadas buscando los ojos de ese rostro casi carbonizado, de lágrimas que sobresalen cuando la procesión va por dentro, de estampas para todos, de oraciones. O de simple cumplimiento de una tradición en la familia, o acompañamiento a un ser querido.
El besapié del primer viernes de marzo de Jesús de Medinaceli vuelve a demostrar su vigencia y su apego al calendario del gaditano. Desde primera hora de este viernes ha abierto las puertas la Catedral Vieja, que ya no cerrará hasta la noche.
En el interior de la iglesia, el Señor que centraría todas las miradas y que el martes recorrería parte del casco histórico en un vía crucis que se quiere mantener cada Cuaresma, aparecía a los pies de Su Madre de la Trinidad y sobre el altar ideado para estos días de cultos por la Mayordomía de Medinaceli al fondo de la iglesia, ante la denominada puerta de los novios.
Allí, con túnica lisa, cordón dorado y el escapulario propio de la Esclavitud, se muestra regio el Señor, rodeado de cirios blancos y flanqueado por centros de claveles rojos salpicados de flores moradas. Y hasta allí se van acercando los centenares de personas que mantienen viva la llama del primer viernes de marzo, siempre con la misma secuencia; encender una vela, dejar las flores que traían a sus pies, mirar a la imagen a los ojos, besar su pie o el cíngulo y recoger la estampa de recuerdo de este año. Sin olvidar las fotos que muchos quieren captar de esta veneración y del Señor a través de los móviles.
Ha llegado marzo, y Cádiz vuelve a vivir otro primer viernes de mes aferrado a su Cautivo.
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