La Virgen de las Penas, a la Catedral entre Regidores
La Dolorosa de La Palma remata su histórico traslado para la coronación con la visita al Nazareno y el recorrido por el barrio de Santa María
La lluvia hizo tímida aparición justo en el momento en que salía la procesión
Ya sí que sí. La Virgen de las Penas quedará dispuesta en el altar mayor de la Catedral para su coronación canónica de este domingo. Después de despedirse de Su barrio de la Viña el pasado miércoles, en la tarde–noche de este viernes ha completado el traslado con otra histórica visita, la del Nazareno de Santa María. De la Patrona a Santa María, y del Nazareno a la Catedral, la cofradía de la Viña se ha dado un baño de masas en Santa María que ha sonado como un último aplauso atronador antes del gran día de la coronación.
Y eso que la tarde cofradiera ha llegado a tambalearse cuando a la hora exacta en el que la Virgen se iba a poner en camino cayeron algunas gotas y el cielo redobló con tambores de tormenta. Aguantó la hermandad con el paso de las Penas en el dintel de la puerta lateral de Santo Domingo, esa por la que asoma cada tarde del 7 de octubre la Virgen del Rosario; y finalmente, ante las insignificantes gotas y la claridad que asomó en el cielo, inició la cofradía su traslado a Catedral.
La Dolorosa viñera se ha presentado en esta ocasión en el paso de la Virgen de la Palma, iluminado con los candelabros dorados del paso de Cristo de Expiración y exornada profusamente con flores de tonos blancos, amarillos y naranjas, especialmente en las esquinas (lo que está siendo una seña de identidad de estas salidas por la coronación).
Levantá a pulso en el Compás de Santo Domingo y Rosario de Beigbeder para iniciar un muy camino muy concurrido por las calles de Santa María, con multitud de personas congregadas delante del paso (la denominada bulla cofradiera, cada vez más extendida en las procesiones de Cádiz) y otra multitud de cámaras, móviles y dispositivos sobre las cabezas de esa bulla (otro de los males endémicos de las procesiones del siglo XXI donde los momentos ya no se viven sino que se fotografían y se graban). Especialmente molestos resultaron algunos aparatos de grabación elevados con pértigas delante del paso para registrar las imágenes de lo que acontecía, restando la visión propia de la procesión y de la Virgen al resto del público.
Hojas de eucalipto en el suelo y flores blancas de papel de lado a lado de la calle daban la bienvenida a las Penas en el inicio de Botica, en un gesto festivo de Santa María que ya se mantendría hasta el final de Jabonería.
Especialmente emotiva ha sido la irrupción de la Dolorosa en el compás de la iglesia de Santa María, donde los aplausos han crecido en intensidad y se han unido a los vítores y todo tipo de piropos de dos barrios que de la mano de la Virgen de las Penas han caminado juntos por unas horas.
Pocos minutos después de las nueve de la noche se plantaba la Dolorosa del Lunes Santo a los pies del Regidor Perpetuo la ciudad, mientras Carmen Olmedo cantaba una saeta y los guiones de las dos hermandades asistían unidos a este momento. La guinda de esta visita a Santa María la han puesto las tres monjas concepcionistas que ya viven en el convento y que han podido cantar una Salve a la Virgen desde el otro lado de la reja.
La temperatura ha vuelto a subir en la calle cuando el paso bajó los escalones del templo y comenzó a caminar hacia Jabonería a los sones de Mi Amargura, reafirmando el barrio de Santa María que es uno de los mejores lugares para presenciar el paso de una cofradía por el calor que da su gente y el agradecimiento que muestran en aceras, balcones y azoteas.
Pasadas las once de la noche, y tras haber estado a los pies de los dos alcaldes de la ciudad, Jesús Nazareno y María del Rosario, la Virgen de las Penas ha hecho su entrada en la Catedral, tras abandonar la Viña el miércoles y arropada por el barrio de Santa María cuyas calles ha recorrido sobre el dorado paso de Misericordia y el plateado altar del 1 de noviembre. La próxima salida, ya en su paso de palio, la hará mañana domingo, ya sí que sí, como Virgen de las Penas Coronada.
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