Clasicismo, historia y elegancia

Semana Santa de Cádiz 2019 | Ecce-Homo

La marcha ‘Ecce’Homo’ del maestro Escobar protagonizó la salida, sonando hasta en tres ocasiones

Salida de la hermandad de Ecce-Homo. / Lourdes De Vicente

La historia y los que la hicieron posible no deben caer en el olvido. Y de eso saben mucho en el Ecce-Homo. Por eso lucía un lazo negro en el guión. Por la memoria de Francisco Arenas, que fuera hermano mayor y que falleció en el último año. Por eso procesionó un histórico hermano en silla de ruedas. Por eso en cada salida procesional los cofrades de siempre no fallan aunque no vistan hábito. Toca arropar a quienes dirigen ahora lo que uno tan quiso y quiere. Que se lo digan a Melchor Mateo padre, entre otros.

En San Pablo, con las estrecheces habituales, se formaba el cortejo. El director espiritual, Manuel de la Puente, deseaba a los cofrades una buena estación de penitencia antes de los rezos preceptivos. Los pequeños paveros custodiaban sus canastos repletos de chucherías y se preparaban las representaciones de otras cofradías que iban a procesionar ante el paso de misterio: las del Descendimiento y el Nazareno de Cádiz, y el Ecce-Homo de San Fernando. Además, un representante del Cuerpo Nacional de Policía.

Entregada la procesión al fiscal era el momento de abrir las puertas de San Pablo. En el exterior, la Policía Local, a petición de la hermandad, con buen criterio, despejaba todo el espacio frente al templo para asegurar a los pasos unas aliviadas maniobras. Con la cruz de guía en la calle, sonó por primera vez la gaditana marcha 'Ecce-Homo' del maestro Escobar, interpretada por la Banda de Música del Nazareno de San Fernando. Esta composición fue la protagonista musical de la salida, ya que sonó también al salir el paso de misterio y el de la Virgen.

No por conocida despierta menos interés la salida de los pasos desde San Pablo. Se ven acercarse desde dentro del templo y surge la duda de si cabrán por las puertas. Y siempre salen. El de misterio, con la imponente talla de Montes de Oca, empezó su caminar por la calle Ancha sonando 'Soledad de San Pablo', a cargo de la banda de cornetas y tambores de la Vera-Cruz de Utrera (Sevilla). El de palio iniciaba su elegante andar. “Derecha alante, izquierda atrás”. El capataz, Melchor Mateo hijo, manos enlazadas en la espalda, observaba retirado la primeta tirá del paso. Por delante, poco más de cinco horas para vivir estampas tan novedosas como el paso de la hermandad por la plaza de Mina a la luz del día.

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