Un Corpus de minorías
La pandemia obliga por segundo año a celebrar la fiesta eucarística en el interior de la Catedral y con fuertes aforos y limitaciones a la participación
Una sola mantilla reflejo de la solemnidad del día, cuatro hábitos corales que distinguen a los canónigos, pocas sillas libres en un cuidado escenario que respetaba al milímetro el aforo y las distancias, el pendón de la ciudad en el altar mayor. El Corpus no salía este domingo a las calles por segundo año consecutivo; era la ciudad la que acudía a la fiesta, que se tenía que conformar con los límites de la Catedral. Una fiesta para las minorías, las que cabían en un templo alrededor del cual transcurría hasta hace dos años la historia gaditana de esta celebración tan vinculada a la historia de la propia ciudad.
El templo más importante de la diócesis, que recientemente volvía a abrir sus puertas a las visitas, se convertía ayer en epicentro de la fiesta del Corpus. Pontifical y procesión, Ana de Viya y Virelay, mascarillas en lugar de romero. Los altares que otros años engalanaban Nueva, San Agustín o Pelota exornaban este domingo algunas de las capillas de la girola catedralicia, en una aportación de las hermandades (Rosario, Perdón, Medinaceli, Sentencia…).
Representantes de las distintas instituciones religiosas, de las hermandades de la ciudad, de academias, entidades, colegios profesionales y asociaciones, así como las principales autoridades militares y civiles ocupaban los poco más de 200 sitios disponibles en el templo. En el altar, apenas cinco sacerdotes y otros cinco canónigos acompañaban, junto a los seminaristas y acólitos, al obispo Rafael Zornoza.
Antes de que finalizara la misa, la custodia de Ana de Viya comenzaba su camino hacia la vía sacra. Trajes negros, mascarillas negras y gel hidroalcohólico protegiendo las manos de los hombres de José Julio Reyeros, uno de los más fieles a la fiesta del Corpus y conservador de la Custodia que desde 2019 no pisa las calles. Nuevos faroles de mano para escoltar la parihuela eucarística, exornada con rosas blancas, avanzaban lentamente en una procesión que, como tal, finalizó en la puerta principal de la Catedral.
En ese punto ha sido retirado el Santísimo de la Custodia de Ana de Viya, procediendo Zornoza a impartir la bendición a toda la ciudad, con la esperanza de que en 2022 “la procesión del Corpus pueda volver a la calle”, como ha trasladado el propio obispo.
Con todo el público asistente al pontifical en su sitio, el cortejo que abría la cruz catedralicia con dos ciriales estaba formado por el representante del Secretariado de Hermandades, Rafael Guerrero; el presidente del Consejo, Juan Carlos Jurado; el hermano mayor de los Patronos, Francisco Arenas; y los seminaristas y el clero asistente que daban paso al paso de la Custodia, en cuya trasera se situaron el Cabildo, el obipo, las representaciones militares y la Corporación Municipal, representada por el grupo del PP al completo, la concejal Carmen Fidalgo (de Ciudadanos) y el no adscrito Domingo Villero.
Apenas eran las once y media de la mañana cuando la fiesta del Corpus de 2021 se daba por finalizada tras impartir Zornoza la bendición final. Todo ello rodeado del marco musical incomparable de la capilla de música de la Catedral, mejorada aún más en los últimos tiempos con la incorporación de instrumentos de cuerda. Labor impagable la que está haciendo este grupo que dirige Jorge Enrique García, rescatando del enorme archivo ricas partituras que desde hace siglos se han compuesto para el culto de la Catedral.
Así ha cumplido Cádiz –nunca mejor dicho– con su fiesta del Corpus. Faltaron muchos ingredientes tradicionales a una de las fiestas de la tradición, que este domingo ha tenido que limitar su celebración a poco más de doscientas personas, representantes de una ciudad que ha acudido al encuentro de su Corpus, ante la ausencia de la procesión en las calles.
Detalles que acercan a la auténtica celebración
Ni salió la procesión a la calle ni tuvo nada que ver con lo que era habitual hasta 2019, pero algunos se han afanado este domingo en hacer más patente la fiesta del Corpus. Desde el Cabildo Catedral, que dispuso a las imágenes de los patronos, obras de La Roldana, en el altar mayor de la Catedral; hasta la Archicofradía del Rosario, que llevó una copia de la Patrona de la ciudad a una de las capillas de la girola; o a la cofradía de Piedad, que ha dispuesto un altar en la puerta de la iglesia de Santiago que recordaba a las mañanas domingueras de Corpus.
También han participado del exorno típico de la jornada el propio Ayuntamiento, que ha engalanado las fachadas de la Casa Consistorial y del edificio Amaya y ha instalado gallardetes en la fachada de la Catedral; o varias cofradías que han exornaron capillas del templo diocesano.
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