"Cualquier cosa que necesite una cofradía pasa por mí"

Cada día de la Semana Santa, Gallarín abre el Consejo a las ocho menos cuarto de la mañana para resolver todo tipo de incidencias y problemas

El secretario del Consejo, Antonio Gallarín, en el palco del Palillero en la tarde de ayer.
El secretario del Consejo, Antonio Gallarín, en el palco del Palillero en la tarde de ayer.
P-M. Durio

24 de marzo 2016 - 01:00

ALGUNA vez hubo un secretario en el Consejo de Hermandades que no era Antonio Gallarín. Pero eso ocurrió hace casi dos décadas ya. Gallarín ha cumplido ya la mayoría de edad al frente de la Secretaría de la calle Cobos, donde ha visto pasar -con más o menos gloria, según los casos- a los presidentes Rafael Corbacho, que fue el que lo 'fichó', Miguel García y Martín José García en sus diferentes etapas. Él es, con diferencia, el más veterano del Consejo, el que se conoce todos los entresijos, el que tira de hemeroteca cuando hace falta y el que siempre está en la sede de Cobos.

La Secretaría del Consejo es el área que se encarga de toda la organización de la Semana Santa. Por eso, el trabajo de Gallarín comienza meses antes. "Cualquier cosa que una cofradía necesite para ponerse en la calle me lo mandan a mí y yo lo distribuyo luego a cada delegación del Ayuntamiento. Farolas, aparcamientos... todo lo que haga falta pasa por mí", explica Gallarín, en referencia a los centenares de incidencias que dependen, de algún modo, de él y de su gestión para que el tránsito de las hermandades sea luego lo más normal posible.

Y si esta ingente labor la realiza meses antes de que llegue la Semana Santa, no menos cargado es su trabajo a partir del Domingo de Ramos. "Yo me encargo de tomar las horas en la plaza del Palillero a todas las cofradías. Y desde allí se resuelven también todas las incidencias que puedan ir surgiendo", cuenta. Que una cofradía necesita recortar camino y que se habilite un dispositivo, Gallarín lo organiza desde Palillero; que en una calle se ha originado un tapón y se necesita de presencia policial, Gallarín lo gestiona; que hay un corte considerable en una cofradía, Gallarín se desplaza para avisar a la Fiscalía de esa hermandad. Gallarín, Gallarín, Gallarín. "Es un cacao realmente, porque lo mismo llaman porque necesitan una ambulancia o porque cualquier cofradía no puede procesionar por cualquier motivo", reconoce este veterano cofrade de Humildad.

De esas incidencias lleva este año un buen cargamento, a tenor de la inestabilidad meteorológica que ha predominado estos primeros días de Semana Santa. "Son catastróficos", reconoce Gallarín. "Para mí lo mejor, lo más tranquilo, es que amanezca con mucha lluvia o que sea un día bueno. Pero estos días son los peores".

Tanta carga de trabajo tiene Gallarín estos días de Semana Santa que están abriendo la sede del Consejo "a las ocho menos cuarto de la mañana, que vengo aquí con Manuel Luna". ¿A las ocho menos cuarto de la mañana, por ejemplo, un Jueves Santo? "Es que a las ocho de la mañana ya están llamando cofradías porque han ocurrido problemas o han localizado un obstáculo que no tenían previsto o cualquier cosa. Y todo hay que hacerlo sobre la marcha", explica el secretario del Consejo. Él tiene además un problema: "te dicen que retires mil cosas que estorban en la calle, y si consigues retirar 999, esa una sola cosa que no has quitado genera un problema grande a la cofradía y tu trabajo entonces no habrá servido para nada. Nosotros tenemos que intentar que no haya ningún fallo. Y eso tiene mucho trabajo detrás", explica.

Un trabajo que posiblemente no tenga el reconocimiento que merece por parte de los propios cofrades. "Pero yo estoy aquí porque quiero, no porque nadie me obligue; y las horas las echo también porque quiero", dice Antonio, que reconoce además que es la Secretaría lo que a él siempre le ha gustado. No en vano, le precede más de una década como secretario de su cofradía. "No sé si lo hago bien o mal, pero me encuentro capacitado para llevar la Secretaría. Y creo que todas las hermandades están contentas con la labor de la Secretaría del Consejo", comenta.

Tantas horas de trabajo, tanta dedicación a la Semana Santa y tantos años en el cargo empiezan ya a pesar sobre Antonio Gallarín. "Ya me voy quemando cada vez más y hay veces que me digo lo dejo todo", reconoce el secretario incombustible que por el momento controla y organiza todo lo que hay detrás del tránsito de las cofradías por las calles de la ciudad.

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