Visto y Oído
Broncano
Han pasado de estar cerradas a cal y canto –salvo contadísimas excepciones– a abrir repleta de carteles y pegatinas. “Siéntese aquí”. “Aquí no”. “Respete las distancias”, rezan los anuncios que se reproducen en los bancos, columnas y dinteles. Las iglesias han venido respetando y cumpliendo a rajatabla las indicaciones que desde el Gobierno se han venido dando en todo el período que ha durado el estado de alarma provocado por la epidemia del coronavirus. Pero llegados a este punto, con la Fase 3 iniciada, parroquias, hermandades y colectivos religiosos miran con incertidumbre a esa Nueva normalidad tan proclamada en las últimas semanas.
El pasado martes el Boletín Oficial del Estado publicaba el Real Decreto que regulaba qué habrá que hacer, qué se podrá hacer y cuáles serán los límites en esa Nueva normalidad. Pero respecto al culto no hace referencia alguna el BOE. Al contrario de los anteriores reales decretos y normativas, en los que se ha venido especificando cómo había de celebrarse el culto religioso, el documento del martes no recoge absolutamente nada respecto a las misas, las bodas, los entierros y todo tipo de ceremonias religiosas. Y, de paso, tampoco dice nada del culto público, del culto externo, de las procesiones.
Una vez pasada la Semana Santa, en la que tanto el Gobierno (en última instancia) como la Conferencia Episcopal y la mayoría de obispados hicieron expresa referencia a la suspensión de los desfiles procesionales, la última referencia en el BOE a las salidas procesionales era la que regulaba la primera fase: “No se podrá utilizar el exterior de los edificios ni la vía pública para la celebración de actos de culto”, decía el artículo 9 de la Fase 1, que se ha mantenido inalterable durante todo el estado de alarma.
La duda se genera ahora, cuando el estado de alarma va tocando a su fin y España entera se prepara para esa Nueva normalidad cuyas reglas han sido publicadas esta semana, sin hacer referencia expresa alguna al culto religioso.
¿Pueden salir las procesiones cuando finalice la Fase 3? ¿Pueden llenarse las iglesias? ¿Cuáles serán los límites de aforo o las medidas concretas que haya que adoptar dentro de unas iglesias que en estas últimas semanas han visto cómo pueden ocuparte al 30%, al 50% y al 75%?
El Estado ha traspasado la autoridad, en esa nueva normalidad, a las autonomías. Pero las autonomías, en contra de lo esperado, no han dictado nada respecto al culto público, sino que han traspasado la pelota al tejado de los ayuntamientos, a los que hace unos días pidió que no permitiera verbenas, ferias o romerías, omitiendo las procesiones.
En medio de este escenario, hermandades y parroquias se preguntan qué hacer, hasta dónde retomar el culto y la actividad habitual, qué hacer con sus procesiones en estos próximos meses. ¿Va a determinar algo el Gobierno estatal? ¿Lo hará el autonómico? ¿Trasladará la Conferencia Episcopal Española algunas orientaciones e indicaciones al respecto, como hizo en marzo y al inicio de la desescalada? ¿Dirá algo el Obispado?
La Fase 3, que sí determina las normas a seguir en la Iglesia, sigue su corto curso con el 22 de junio en el horizonte. A partir de ese día, Andalucía entrará en una nueva normalidad que a día de hoy es toda una incertidumbre para el culto religioso.
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