Esplendoroso Miércoles Santo
Amargura y Vera-Cruz lucen en la mejor noche de la Semana Santa
La Hermandad de la Vera-Cruz cumplió ayer su estación de penitencia con el esplendor que caracteriza a la cofradía del barrio de San Benito.
Los hermanos iniciaban su estación de penitencia y lo hacían sin tener que mirar al tiempo. Las previsiones eran favorables y se arrancaba el desfile procesional con ilusión y pasión a partes iguales.
La banda de música Ecce Mater de Cádiz anunciaba que el Cristo de la Vera-Cruz salía de la parroquia al encuentro con sus vecinos que tanta devoción le profesan.
Con el paso de misterio aún en la Plazuela Cristo de la Vera-Cruz, la pregonera de la Semana Santa de Puerto Real, Remedios Parodi, dio el primer toque de llamador y se produjo la primera levantá del paso entre los aplausos de los cientos de vecinos del barrio y de público en general, que se dieron cita en la zona para vivir la pasión del Miércoles Santo.
Empezaba así el caminar del Cristo de la Vera Cruz, sobre el imponente paso que tallase el puertorrealeño Diego Salvador Flores. Ante él marchaba el cuerpo de acólitos de la propia Hermandad, que ayer estrenó el juego de ciriales, en madera de cedro tallada, que ha realizado el virtuoso artista local, Manuel Castillo, y que ha donado el grupo joven de la Cofradía.
Cuando el Cristo ya giraba para entrar en Factoría de Matagorda, la Virgen de la Amargura se preparaba para salir a la calle ante el fervor popular. Juan Muñoz y Manuel Ortíz, capataces del palio, daban los últimos mensajes a la cuadrilla que ponía a la Virgen en la calle.
Quien unos meses atrás pregonase a la Virgen, Francisco Espinosa de los Monteros, fue quien dio la primera levantá del pasó de palio de la Amargura y deseo una buena estación de penitencia a cofrades y costaleros.
Entre aplausos, la Virgen se adentraba en la calle Fandango, donde realizó su primera parada para que sonase la primera saeta de la noche, que una vecina del barrio regaló a la Virgen.
Ayer se pudo ver otro de los estrenos de la cofradía: una Virgen del Rocío, hecha en alpaca plateada, que procesionó en el centro de la candelería de la Virgen, donada por un hermano.
Acompasando los sones de la Banda de Música Virgen de la Estrella, que como desde hace 25 años volvía a acompañar a la Hermandad, caminaba la comitiva camino a una de las visitas obligadas por esta hermandad: el paso por la calle Amargura antes de dirigirse a la Iglesia Prioral de San Sebastián, donde realizaron estación de Penitencia.
Los cofrades pudieron salir a la calle sin tener especial preocupación por el tiempo, al menos por la lluvia. Al cierre de esta información la Hermandad estaba a punto de entrar en la Carrera Oficial, ya de regreso a la Parroquia San Benito Abad donde estaba previsto recogerse a la 01:00 horas .
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