"He tenido dos amores en La Isla: la banda de la Cruz Roja y la Municipal"

José Ribera Tordera | músico y compositor

Ha recibido esta Cuaresma el galardón de La Venera en reconocimiento a su aportación a la Semana Santa isleña, a la que ha dedicado un buen número de marchas procesionales

José Ribera Tordera, en la escuela de música de San José, junto a algunas partituras.
José Ribera Tordera, en la escuela de música de San José, junto a algunas partituras. / Román Ríos
Arturo Rivera Barrera

16 de abril 2019 - 06:54

San Fernando/Su abuelo era músico. También su padre, su tío... José Ribera Tordera forma parte de la tercera generación familiar dedicada al noble oficio. O, mejor dicho, a esta pasión que forma parte de la esencia misma de la Semana Santa. Este valenciano empezó tocando Cristo de la Lanzada con la Unió Musical de Torrent, su "banda madre", sin saber que al final, como Márquez Galindo, terminaría ligado para siempre a San Fernando.

Llegó a La Isla para quedarse con apenas 20 años al ingresar en la banda de música del Tercio Sur de la Infantería de Marina, aunque su carrera ha discurrido especialmente entre sus "dos amores": la banda de música de la Cruz Roja, hoy Maestro Agripino, y la Banda Municipal de Música, que ahora es la Sinfónica de San Fernando.

"Siempre encajé bien en La Isla, desde el principio hice buenas migas aquí", admite. Hace apenas unos meses que ha pasado a la reserva, aunque la música, claro está, sigue formado parte de su vida, sigue siendo su pasión. Compone, codirige la orquesta de iniciación de la asociación cultural musical San José, participa en mesas redondas, colabora en programas de radio y televisión locales...

Y esta Cuaresma ha recibido el galardón de La Venera en reconocimiento a su trayectoria musical y a su aportación cofrade. Más de una veintena de marchas –algunas además muy populares– avalan esta distinción.

Esta Semana Santa no está en San Fernando. Ha sido invitado por la Banda Municipal 'San Miguel' de Santa Cruz de La Palma, en Canarias, para dirigir algunas de sus composiciones.

Que sus marchas se toquen y, sobre todo, que se toquen en San Fernando es su mayor reconocimiento, admite. "Creo que son bastante aceptadas, que han cuajado", apunta al referirse a algunas de sus más conocidas obras como Atado a la Columna o Caridad para mi Hijo. "Y este año, por ejemplo, hay una banda que ha rescatado Paso de palio, la marcha que dediqué a la Virgen del Huerto y a Ignacio Bustamente, que es muy cañera".

Dirigía la banda de la Cruz Roja cuando la compuso y acompañaba cada Martes Santo a la hermandad del Huerto en su salida procesional, así que terminó por dar rienda suelta a los sentimientos que captaba en esa tarde-noche y plasmarlos en una partitura. Esa es, precisamente, una de las características de sus obras, que vienen de un músico que sabe muy bien qué es tocar en la calle detrás de una cofradía. Hay que asimilar su esencia y conectar con el público y, sobre todo, hacer una obra que se pueda tocar detrás de un paso. Y eso no todos saben hacerlo.

"Es muy difícil tocar en la calle. Yo, en este sentido, creo que siempre he sido muy funcional, muy práctico. Hoy se escriben marchas que son grandes obras, grandes composiciones, pero que son también cada vez más difíciles de interpretar en la calle. Hay gente muy preparada pero que no sabe lo que es tocar detrás de un paso, a las dos de la madrugada, después de varias horas de procesión y con gente que, normalmente, son aficionados, no profesionales de la música".

"Siempre he sido muy funcional. Hay que saber lo que es tocar en la calle detrás de una cofradía”

A Ribera, precisamente, lo fichó nada más llegar a La Isla Francisco Guillamó para formar parte de la mítica banda de la Cruz Roja en sus años gloriosos. "Guillamó le dio un cambio enorme a la banda. Yo le hacía arreglos musicales y, cuando se fue en 1991, asumí la dirección", recuerda. Ahí estuvo hasta 2002.

Y no fueron tiempos fáciles. Nada más ponerse al frente de la agrupación tuvo que lidiar con una de sus crisis más graves por la falta de componentes. "Fue complicado. La banda estaba fatal. Salí con 24 músicos", reconoce. Pero se consiguió salir adelante, en gran medida por la confianza de algunas hermandades. Y hoy, la banda -Maestro Agripino Lozano– "tiene una calidad impresionante", aplaude.

A esos años corresponden buena parte de sus marchas. Y, especialmente, la marcha Nazareno de Pasión, con la que ganó el certamen que convocaba la Fundación Municipal de Cultura en 1998. El jurado que le dio el primer premio, precisamente, reunió a un equipo mítico: Abel Moreno, José Albero, Andrés Martos y Agripino Lozano. Y, curiosamente, otra obra suya presentada bajo el título de La Venera quedó en segundo lugar.

"Recuerdo con cariño los años de director de la juvenil de la Banda Municipal. Fue una época bonita"

Luego, tras unos años dirigiendo la banda de La Estrella de Puerto Real, Ribera recaló en la Banda Municipal, donde Francisco Hernández Lora le encomendó la formación de los más pequeños: la banda juvenil, de la que fue responsable entre 2005 y 2014. De aquellos años, precisamente, guarda un cariñoso recuerdo. "Fue una época muy bonita. Ver a esos chavales crecer en la música... La cantera es fundamental", afirma.

De la Municipal (hoy Sinfónica de San Fernando) fue también sudirector cuando Alberto Devesa llevaba las riendas de la agrupación. Fueron buenos años, recuerda.

Este veterano músico y compositor tiene por marcha de cabecera Soleá dame la mano. Y si se le pregunta por el panorama musical cofrade actual reconoce que "hay de todo"."Te diré lo que dice el gremio: se hacen marchas que suenan a bandas sonoras, a Disney o a canciones de amor". Claro que, afortunadamente, los clásicos nunca pasan de moda.

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