Martes Santo en Cádiz: Caído pero no vencido
La hermandad universitaria apostó por realizar su estación de penitencia
Lo tenía medianamente claro cuando los hermanos poblaban ya los bancos de la iglesia de San Francisco. El Caído no iba a faltar el Martes Santo después de dos años en blanco. Y a pesar de lo ocurrido el día anterior, que podía ser un condicionante, la hermandad universitaria apostó por salir a la calle. El hermano mayor, Eugenio Ricote, llegaba al altar para señalar que “hasta el último minuto hemos estado teniendo en cuenta los partes meteorológicos”, para, acto seguido, comunicar a los hermanos que iban a salir e intentar llegar a la Catedral lo antes posible. Hubo salva de aplausos. Asimismo pedía tranquilidad en el caso de que lloviera: "Es agua no es ácido sulfúrico. Así que nadie se descontrole ni grite ni salga corriendo. Está todo controlado para cualquier contingencia".
En esos momentos era la única hermandad que anunciaba su salida, después de que Piedad y Sanidad decidieran lo contrario y antes de conocerse qué iban a hacer Ecce-Homo y Columna. En las caras de los pequeños cofrades, santo y seña de esta cofradía, se dibujaron las sonrisas que daban el relevo a las muecas de preocupación. Fuera, más aplausos. El público agradecía la decisión de la hermandad, que ponía la cruz de guía en la puerta lateral de San Francisco minutos antes de la hora prevista. Quería aprovechar para adelantar tiempo conocida la decisión de Piedad.
El paso de Jesús Caído, una vez en la calle, andaba a los sones de la marcha 'Señor del Parque', interpretada por la Agrupación Musical Virgen de la Oliva de Vejer. Guíaba a la cuadrilla José Manuel Asencio. Poco después era el turno del paso de la Virgen de los Desamparados, con el capataz Juan José Muñoz Fernández dirigiendo la maniobra. La cofradía de Jesús Caído había puesto ya en la calle su cortejo al completo y el paso sin palio avanza ya hacia la plaza de San Francisco mientras la Banda de Música Nuestra Señora de Palomares de Trebujena toca la marcha 'Triunfal'.
Un cielo a veces encapotado acompañaba a la hermandad en su estación de penitencia. Cuando el cortejo transitaba por el Palillero comenzó a llover, aunque luego cesó el aguacero. La cofradía, al cierre de esta edición, avanzaba a paso rápido hacia la recogida.
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