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Salud para el cuerpo y el alma

Semana Santa Cádiz 2019 | Sanidad

La hermandad de Sanidad impone su sobriedad en el inicio del Martes Santo

Los hermanos rezaron por Francisco Panet, exmiembro de la Junta de Gobierno recientemente fallecido

El Cristo del Mayor Dolor de Sanidad, tras su salida de Santa Cruz. / Julio González

Cádiz/Existen sentimientos que no tienen explicación. En muchos momentos de la vida, el corazón manda sobre la cabeza y el llanto no se puede reprimir ante la devoción. Esa que hace que a un cargador se le salten las lágrimas cuando se le acerca lentamente el paso de Nuestro Padre Jesús del Mayor Dolor en el interior de la iglesia de Santa Cruz. Estas posteriormente se transformaron en gotas de esfuerzo y sudor al cumplir con la penitencia a base de sufrimiento y pasión para llevarlo hasta la Santa Iglesia Catedral.

La hermandad de Sanidad aportó la solemnidad a un Martes Santo en donde volvió a imperar el clasicismo. Ya bien asentada en esta jornada, esta corporación sigue dando pasos firmes en su evolución, viniéndole bien la salida de la Madrugada para aumentar el número de penitentes que acompañan a sus titulares.

El paso de Nuestro Padre Jesús del Mayor Dolor baja por la plaza Fray Félix. / Julio González

El negro de esta hermandad también estaba en los corazones de sus hermanos ante la ausencia de Francisco Panet, exmiembro de la Junta de Gobierno de la cofradía –fue vocal de Caridad– que falleció hace unos días. Una pérdida irreparable para Sanidad por la que su director espiritual, Rafael Fernández, pidió al cortejo que rezara por él. Una plegaria que se extendió a todos los enfermos para que los titulares les concedan “salud del cuerpo y el alma”.

Este momento de recuerdo contrastó con las emociones vividas en el interior de Santa Cruz antes de la salida. Vivencias que quedan marcadas para las personas que no tienen tan fácil salir a la calle para poder disfrutar de la Semana Santa por culpa de la edad y los males. Y es que una de las imágenes de la jornada la protagonizaron los ancianos que viven en la Residencia Fragela, que fueron testigos de excepción de todo el ritual previo y del inicio del discurrir de esta cofradía desde dentro de la iglesia. Una novedad que vuelve a demostrar la gran labor social que hacen las cofradías gaditanas y que también evidencia que, con la ayuda y los medios oportunos, no existe ningún impedimento para poder contemplar a las cofradías.

Una mujer contempla el palio de María Santísima de la Salud. / Julio González

El silencio apareció cuando desde el fondo de Santa Cruz –que ya luce con todos sus pasos preparados– Nuestro Padre Jesús del Mayor Dolor comenzó a andar con la sobriedad que le caracteriza a los sones de la marcha ‘Mayor Dolor de María’, de José Manuel García Pulido. Al frente, Gerardo Navarro seguía el trabajo de sus cargadores agarrado de la mano de un pequeño, una forma de transmitir las tradiciones de la manera más cercana. Poco a poco, el paso de misterio alcanzó la plaza Fray Félix, en donde sólo se escuchaba el repique de las campanas, el sonido de las horquillas y la música de capilla. El camino empedrado aumentaba el sufrimiento en el encuentro con las mujeres.

El palio de María Santísima de la Salud siguió su estela con un mecido muy elegante que hizo que las bambalinas apenas se movieran. La marcha ‘Sanidad’, de José Manuel García Pulido, aportó la sobriedad que requiere una hermandad que empezó a adentrarse por las estrechas calles del barrio de El Pópulo. Un entorno que aporta al recogimiento para pedir por la mayor de las necesidades: la salud.

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