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Semana Santa 2020 en Cádiz
Cuentan que entre 1678 y 1681 los gaditanos acudieron al Nazareno de Santa María para pedirle que los protegiera de la peste y para que cesara esta epidemia que asolaba a la ciudad. Una vez que acabó, se llevó a la imagen del Greñúo a la Catedral como acción de gracias.
De la peste al coronavirus más de 340 años después. En la puerta de la Iglesia de Santa María está desde la mañana de este Jueves Santo un par de ramos de flores. No están compradas en ningún establecimiento y se ve que son silvestres. Pero los dos ramos han quedado muy apañados. En este caso, el cariño y el mimo con el que se hacen las cosas es lo que cuenta. Lo ha depositado allí el capataz del paso de palio de la Virgen de los Dolores, Antonio Ramírez, conocido por todos como el 'Poli' por su profesión.
Todos los años esta cuadrilla entregaba un ramo de flores para la Virgen el Viernes de Dolores en su besamanos pero este año la aparición del coronavirus lo ha cambiado todo. Por ello hoy han dejado estos dos ramos junto a un cartel que pone: "Cuadrilla de Hermanos Cargadores de Nuestra Señora de los Dolores de Santa María. Protégenos bajo tu manto". Pasa el tiempo y la historia se repite. Se pide protección y salud ante lo que estamos viviendo.
El Jueves Santo es el día grande del barrio en todo el año. Salvo La Viña con sus titulares, no hay ningún lugar en Cádiz que un Cristo y una Virgen esté metido hasta el tuétano de los vecinos del barrio. Es un día extraño, anómalo. El que hoy todo el mundo querría, tendría a cientos de personas caminando por el barrio y entrando en la Iglesia de Santa María para ver al Regidor Perpetuo y a la Virgen de los Dolores en sus respectivos pasos. Sin embargo, las puertas de la iglesia están cerradas a cal y canto y el barrio está prácticamente vacío.
Desde hace un par de días se empezarían a colocar las sillas que los vecinos ponen y amarran con cadenas para formar su particular carrera oficial por la bajada de Santa María y Jabonería. Nadie se quiere perder nunca el paso por delante de sus casas. En este Jueves Santo impacta que los laterales de las calles están vacíos. ¿En todos los sitios? No, hay un lugar donde una vecina no ha querido romper con la tradición y ha puesto cuatro sillas delante del establecimiento que regenta como una metáfora de lo que debía haber sido el día grande del barrio.
Se trata de Pilar Sainz, miembro de una de las familias del Nazareno de Santa María de toda la vida. Esta mujer regenta el establecimiento Alimentación Pili, que está unos metros después de cuando se inicia la bajada de Jabonería: "Hoy me encuentro mal. Mi hija iba a salir en el Nazareno, mi hermano iba de cargador en el Señor. Soy del barrio y me he criado con El". De ello da fe los carteles que tiene repartidos por la tienda: "Los tengo en mi casa y también los tengo a aquí". Este Jueves Santo va a echar mucho de menos esa imagen del Señor "cuando dobla la esquina y lo veo pasar por aquí delante de mí".
Delante de la puerta de la iglesia de Santa María reza Moisés Murga. Desde esta mañana está vestido con el uniforme de cargador de la cuadrilla de la Virgen de los Dolores ya que en la noche de este Jueves iba a ser uno de los pies de Ella. Nació y se crió en la calle Botica y ahora vive en Sopranis, sin salir de las fronteras del barrio. Desde el año 2003 porta el paso de palio y señala que siente "un vacío muy grande". Ha rezado para pedir salud por su familia y también para que pase pronto toda esta pandemia.
Para él el Nazareno y la Virgen de los Dolores "lo son todo. Es mi fe y también la de mis hijos y la de toda la familia. También es el recuerdo de cuando su abuelo lo acompañaba por las mañanas para ver el Nazareno y la participación de otros miembros de su familia, como su hermano, que es el que lleva las marchas en la Virgen de los Dolores. A pesar de ese vacío que tiene, "hoy me he despertado con el gusanillo metido en el estómago. El día que eso se pierda, mal asunto".
Su capataz, Antonio Ramírez 'el Poli', vuelve a la puerta de Santa María poco después de haber depositado los dos ramos de flores. Lleva diez años al frente del paso de palio pero lleva el ADN de Santa María desde que nació. De hecho, reside a pocos pasos de la iglesia. En sus ojos se puede ver la emoción de estar pasando por un día complicado, donde los sentimientos están a flor de piel: "Es un Jueves Santo muy distinto. No es la preocupación de que pueda faltar un cargador, que uno llegue tarde o de que todo vaya bien. La preocupación de hoy es por la salud de todos pero esto pasará y pronto volveremos a estar juntos".
El grupo de whatsapp de la cuadrilla está que echa humo e incluso tienen un montaje preparado con un vídeo en el que salen fotos emotivas de cada uno de los cargadores. Es la manera de que un día como hoy sirva para estar aún más unidos.
Hoy va a echar mucho de menos el ambiente que se respira antes de la salida. "Esta en casa con tu gente. El planchado de traje, la túnica, el hijo que ya carga conmigo, mis hermanas que salen con la túnica y la comida que hacemos todos juntos". Este Jueves santo va a ser muy distinto.
Por la puerta de Santa María hay un goteo continuo de devotos. Una mujer con mascarilla y el carrito de la compra se ha parado a rezar delante del cuadro de azulejos con la imagen del Nazareno. Un poco después se une un chico, cargador del Cristo, que llega con su moto, se apea y también lleva sus plegarias al Señor que hoy se quedará en casa.
Distinto también lo es en Santa Cruz, que esta noche vive también su día grande con la salida del Medinaceli y el Perdón. Siempre solía ser un día con mucho movimiento pero esta mañana, mientras que caían algunas gotas de lluvia, la plaza de Fray Félix y los alrededores de la Catedral Vieja están absolutamente desiertos. Es la imagen de una Semana Santa desconocida por todos y, esperemos, que irrepetible.
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