Semana Santa de Cádiz 2022: Las emociones brotan en el regreso de la Borriquita a las calles

Domingo de Ramos

El exterior de la iglesia de San José se llena de un público con muchas ganas de procesiones tras el parón obligado por la pandemia

Cofradía de La Borriquita. Semana Santa de Cádiz 2022
El paso de la Borriquita inicia su camino hacia el centro de Cádiz. / Julio González

Cádiz/Las emociones estuvieron a flor de piel en el arranque de este añorado y deseado Domingo de Ramos. Han sido dos largos y duros años desde que en marzo de 2020 todo se rompiera con la explosión del coronavirus. Nadie se podía imaginar que la gravedad de la pandemia nos iba a impactar tanto.

La espera se ha hecho eterna. Pero hoy, Domingo de Ramos, ha regresado la Semana Santa de Cádiz con todo su esplendor. Desde las 13 horas, en los alrededores de San José ya se notaba que la salida de la Borriquita, la primera corporación de la jornada, iba a ser especial. Con las mascarillas omnipresentes, tanto fuera como dentro del templo se respiraba un ambiente diferente, a la par que deseado. “Estamos desentrenados”, decía uno de los hermanos a otro mientras que se organizaba la procesión en el interior de la iglesia.

Tanto tiempo sin Semana Santa daba lugar a que este momento se viviera con una expectación que se manifestó de muchas maneras. Por un lado, y tras haber pasado lo peor del coronavirus, los abrazos y los besos volvieron a estar presentes para desear una buena estación de penitencia. Por el otro, los más pequeños, cantera de cofrades en esta hermandad, guardaban con impaciencia la primera vez que vestían la túnica de penitente. Un inicio en la fe que se ha retrasado mucho tiempo. Y, por último, estaba muy presente el recuerdo a los que no están y que no han podido volver a ver a sus titulares en la calle después de tanto tiempo. Un crespón negro lucía en el paso de Jesús de la Paz para recordar a todos los que se han marchado.

La emoción se desbordó a las 13.30 horas, momento en el que la cruz de guía de la Borriquita salía de San José hacia la avenida de Andalucía. De fondo, sonó la Marcha Real. Un estruendoso aplauso corroboraba las ansias de normalidad de una sociedad que lo ha pasado muy mal y que tiene ganas de recuperar todo el tiempo perdido.

Dentro, mientras que salían las primeras secciones con pequeños llevando palmas, Gerardo Navarro preparaba con mimo los detalles de su estreno al frente del paso de la Borriquita. Un reto muy complicado por el peso y la longitud del recorrido que ha afrontado con una enorme responsabilidad, contando con hasta 160 hombres que se dividirán en dos el recorrido de la hermandad. Junto a él, la pregonera de la Semana Santa, Toñi Martínez Novas, contemplaba las primeras indicaciones para la salida a ruedas del misterio.

Eran las 13.45 horas cuando, por fin, el primer paso de la Semana Santa de Cádiz volvía a pisar la calle tras hacerlo por última vez en 2019. Tras levantar el paso a pulso para quitarle las ruedas y ponerle sus correspondientes patas, Toñi Martínez Novas tomó el martillo para recordar a todos los sanitarios que han peleado contra el COVID y a los cofrades que han legado la fe y la tradición de la Semana Santa.

Primera levantá de la Borriquita.

Las ganas de volver a la normalidad cofrade se pudieron comprobar en los primeros pasos de Jesús de la Paz para buscar el centro de Cádiz, con un lucimiento en el andar de los cargadores al son de las marchas Nuestro Padre Jesús de la Paz y Amén, interpretadas por la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Salud, de Cádiz, que se justificó por el sentimiento de volver a las calles.

En torno a las 14.10 horas, fue el momento del palio de la Virgen del Amparo, dirigido por los hermanos Martín. A pesar de la tragedia de la pandemia, la vida también se sigue abriendo paso. La Semana Santa, como todas las tradiciones, se mantiene viva gracias a la herencia que pasa de padres a hijos. Con el paso ya en la calle, un cargador se acercó a la Virgen para fotografiarse con un bebé de casi dos meses ataviado con la ropa de cargador. Un sentimiento inexplicable que el pequeño no recordará, pero que sus padres llevarán consigo siempre al dar gracias porque, a pesar de tanta pena, las alegrías se siguen produciendo.

El último momento de emoción se vivió a los pies de Amparo con una primera levantá en recuerdo del añorado periodista de Canal Sur y cofrade vejeriego y gaditano Juan Manzarro, recientemente fallecido. Pedro Bueno, colaborador de los hermanos Martín, cedió el martillo a Mónica de Ramón, su esposa, para que Juan, allá donde esté, proteja y siga contemplando la Semana Santa gaditana.

Mónica de Ramón da la primera levantá de la Virgen del Amparo en recuerdo a Juan Manzorro.

Con Pasan los campanilleros de López Farfán, una de las marchas más clásicas de la Semana Mayor interpretada por la Banda de Música Nuestra Señora del Carmen de Villalba del Alcor (Huelva), se daba el broche a un intenso inicio de la Semana Santa de Cádiz.

Más adelante, cerca de la entrada de Borriquita en el casco antiguo, comenzaron los problemas para esta cofradía. Enfrente de la gasolinera de la avenida de Andalucía, el palio de María Santísima del Amparo estuvo parado más de 15 minutos tras desoldarse la soldadura que unía el techo de palio con uno de los varales frontales, lo que obligó a sujetar esta pieza entre el varal y la perilla.

Sale el palio de la Virgen del Amparo, de Borriquita.

A esto se unió que ya en el centro de Cádiz empezó a hacer mella el esfuerzo que estuvieron haciendo los cargadores del paso de misterio, que sufrieron importantes problemas en la entrada en carrera oficial por la avenida Cuatro de Diciembre de 1977 y a lo largo de este tramo del recorrido hasta llegar a la plaza de Candelaria, donde estaba previsto que la segunda cuadrilla preparada por Gerardo Navarro diera el relevo para llevar el paso de vuelta hasta San José.

La Borriquita entra en la Catedral.

Asimismo, una de las estampas nuevas estampas de este Domingo de Ramos fue la bajada del cortejo por la calle José del Toro de vuelta hacia la iglesia de San José. En este punto, fue el palio el que sufrió más problemas debido a la estrechez de esta vía, por lo que los cargadores debieron tener mucho cuidado para salvar los balcones y las farolas.

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