Semana Santa en Cádiz: la hemeroteca del Domingo de Ramos
Hace 100 años Afligidos era la única hermandad del día
Hace 75 años Servitas retrasó su salida al Lunes Santo por la lluvia
Hace 50 años Borriquita dejó de salir de San José y lo hizo desde Santa María
Hace 25 años La Cena tuvo serios problemas con el paso
En un año sin procesiones nuevamente, echamos la vista atrás y recordamos cómo transcurrió el Domingo de Ramos a lo largo del último siglo.
1921
La Semana Santa de 1921 se inauguró a las cinco de la tarde del Domingo de Ramos, con la única procesión en esa jornada de la hermandad de Afligidos, que nada más salir de San Lorenzo marchaba al barrio de la Viña para dar un importante rodeo antes de dirigirse a la Catedral.
En concreto, la hermandad tomaba Sagasta, Rosa, Martínez Campos, Plaza de la Reina, Callojes de Cardoso, Cruz Verde, Cruz y Robles para desembocar en la plaza de la Libertad y desde ahí seguir por Plaza de las Flores y Compañía camino de la Catedral, donde se entraba a hacer estación.
El regreso a San Lorenzo lo haría la hermandad por Catedral, Pelota, San Juan de Dios, Nueva, San Francisco, Columela, Novena, Ancha, San Antonio, Torre (Segismundo Moret por entonces), Benjumeda y Sagasta. La ausencia de periódico los lunes impide conocer cómo transcurrió el desfile procesional de esta histórica corporación que hace un siglo procesionaba en solitario en la jornada del Domingo de Ramos.
1946
El Domingo de Ramos de hace 75 años estuvo en buena parte del día amenazado por la lluvia. Tanto, que una de las cuatro cofradías que tenía previsto realizar estación ese día suspendió la salida, que haría en la jornada del Lunes Santo. Algo impensable –el trasladar de día la salida a causa del mal tiempo– en el tiempo actual.
La crónica del Domingo de Ramos destaca la solemnidad con la que se celebró en la Catedral el pontifical de palmas presidido por el obispo y al que asistía la Corporación presidida entonces por Moreno Gallardo, que llegó bajo mazas.
La Borriquita salió a las cinco y media de la tarde y se recogería sobre las tres de la madrugada. Destaca la crónica el “perfecto orden” con el que desfiló el cortejo, que abrían clarineros a caballo con nuevo uniforme. También estaban representaciones “de las cofradías de la Virgen de la Esperanza, Ecce–Homo y Angustias”, cerrando la procesión “las bandas de cornetas y tambores de la Cruz Roja de Jerez”. A las nueve y media de la noche llegaba la procesión a la Catedral, y a las once desfilaba por Ancha.
Expiración fue la segunda del día, saliendo de San Lorenzo a las seis y media de la tarde para realizar un recorrido “por algunas calles del popular barrio de la Viña y Campo del Sur” antes de llegar a Catedral. El exorno de flores y de “abundante alumbrado” eran destacados en la crónica, que habla del paso de palio de Victoria “orlado con diminutas lamparitas eléctricas así como dos ramos de flores”. Sobre las doce de la noche llegaba a Ancha, “hallándose esa vía al igual que las demás del itinerario, totalmente llena de público”. Se recogería “después de las dos de la madrugada”.
Y a las diez de la noche salía humildad, “de la que es hermano mayor honorario el Jefe del Estado”. “Su desfile por las calles de la ciudad ha constituido una de las más destacadas notas del Domingo de Ramos, habiendo resultado tan brillante como solemne, viéndose realzado con la presencia de todas las autoridades”, destaca la crónica.
1971
El año 1971 perdió “una de las notas más típicas y bellas de nuestra Semana Mayor”. La hermandad de la Borriquita, que radicaba desde su fundación en la parroquia de San José, trasladaba su procesional al casco histórico, a la iglesia de Santa María. Problemas económicos –según señalaba el periódico– obligaron a la corporación del Domingo de Ramos a tomar esta decisión, muy lamentada en la crónica “al no desfilar esta cofradía por la Avenida López Pinto y su entrada en la ciudad por las Puertas de Tierra”.
Ese año ya tenía el Domingo de Ramos su actual configuración –a la espera, claro está, de la incorporación del Despojado ya en el siglo XXI–; pero la cofradía de Humildad y Paciencia no saldría a la calle debido a la lluvia.
Era el segundo año que procesionaba la hermandad de La Cena, de la que resalta el Diario que iba acompañada por “gran número de penitentes” que por aquel entonces vestían túnica y capirote color guinda y capa crema.
Las Penas celebraba numerosos cultos antes y después de la salida. Antes, en concreto, se rezaba el rosario y se celebraba misa cantada, interpretándose una cantiga que el organista y secretario de la hermandad (Diego Payán) había compuesto, con homilía del párroco (Manuel Galtier) y bendición de una nueva insignia. “A la recogida de la procesión, miserere y salve a la Virgen”, señala la previa de la salida, que recoge la adaptación “de una antigua talla” del Cristo obra de Miguel Láinez Capote en 1952.
La Catedral estaría ese año cerrada al culto, celebrándose las solemnidades en Santa Cruz.
1996
La gran cantidad de público que acudió a la cita con las cofradías el Domingo de Ramos fue una de las notas más destacadas en el periódico de hace un cuarto de siglo. “Un domingo normal las calles, a esa hora, sólo hubiesen estado transitadas por algún despistado”, decía el Diario, que llamaba la atención sobre “el auténtico río humano” que pasadas las tres de la tarde, “cuando aún faltaba más de una hora para la salida de la primera de las cofradías”, recorría las calles del casco histórico.
Las cuatro cofradías ya habituales en la jornada salieron ese año con normalidad, e incluso con un buen orden “que en años pasados se ha echado en falta”.
No obstante, el periódico del Martes Santo sí recogería que el misterio de La Cena, que procesionaba completo por segundo año en el paso que entonces estaba tallando Juan Carlos Marchante, tuvo “serios problemas para la cuadrilla de cargadores”, lo que obligaría a la hermandad a eliminar la música (la agrupación de Santa Marta de Jerez) en la segunda parte del recorrido para recortar horario y facilitar la llegada del paso a Santo Domingo.
Otras curiosidades de la jornada fueron la presencia de por aquel entonces un joven Manuel Bernal al frente del paso de la Virgen de la Amargura; o la marcha Jesús de las Penas que sonaría interpretada al órgano de la iglesia del Carmen –“algo poco habitual en esta cofradía”, se decía– mientras salía a la calle el paso de misterio, que ya entonces se acompañaba musicalmente por la agrupación Polillas.
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