La Tribuna Cofrade
El traslado de la cofradía del Huerto. Lo normal Vs lo real
Semana Santa Cádiz 2019 | La crónica del Domingo de Ramos
Un nuevo modelo de Semana Santa ha llegado para quedarse. El primero de los días grandes de procesiones confirmó ayer que las cofradías y el público andan más cómodos en el nuevo escenario que se viene dando. En mitad de cambios, reformas y novedades que acontecen cada año, se dibuja una manera distinta a como se celebraban las procesiones hace unos años que se viene consolidando año a año.
Ese nuevo modelo es el de las cofradías que procesionan desde extramuros y que están asentando esas difíciles salidas –por la cantidad de metros que recorren y de horas que están en la calle–. El difícil trabajo que tienen esas cofradías para configurar unos horarios, un ritmo en los andares y unas políticas de paradas y de salidas momentáneas de los hermanos se viene superando año tras año; aunque sigue habiendo algún lunar, lógicamente, que debe seguir siendo analizado y mejorado de cara al futuro.
Queda constatado que extramuros es un escenario tan perfectamente cofradiero y semanasantero como cualquier otro rincón del casco histórico. La Avenida principal se llenó de público, que incluso ocupaba las aceras pese a interrumpirse el tráfico en los cuatro carriles de circulación, cuando Borriquita puso el punto inicial a la Semana Santa desde la iglesia de San José. Y no menos llena estaba la Avenida María Auxiliadora –completamente despejada de coches en los dos lados del asfalto– y el interior del colegio de Salesianos cuando prácticamente a continuación de que la Virgen del Amparo pusiera rumbo a Cádiz comenzó su andar la hermandad del Despojado.
Precisamente esta cantidad de público consolida otro cambio que ha experimentado la Semana Santa: los horarios. Las primeras horas de la tarde se han convertido en las más propicias para ver cofradías en la calle; y ayer volvió a quedar atestiguado tanto con las dos hermandades de extramuros como en las salidas de las tres del centro, en horas muy variadas. Complicado era al mediodía encontrar una mesa libre en algunos de los establecimientos de hostelería del entorno del discurrir de las procesiones. ¿Quién puede protestar, entonces, de una Semana Santa que genera público en la calle que se cuenta por miles, bares llenos y toda una exposición patrimonial de muy diversas artes y musical recorriendo la ciudad?
El sol reinante, aunque con un fotogénico cielo ondulado de nubes blancas, y las altas temperaturas marcaron el inicio de la Semana Santa. En algunos momentos y rincones incluso se hacía complicado esperar la llegada de una procesión por el fuerte calor. Acompañamiento perfecto, por tanto, para dar comienzo a estos días grandes de la ciudad.
Este nuevo modelo de Semana Santa también atañe a su carrera oficial. La nueva, la de Nueva y San Juan de Dios, la de esos nuevos palcos que ayer se tradujeron en una plaza atestada de público presenciando las mismas cofradías que, cosas de esta ciudad, el año pasado transitaban por este punto flanqueadas por filas enteras de sillas vacías. La mala propaganda que entonces se hizo a San Juan de Dios se tornó en bondades con la llegada de los palcos; y el público hizo el resto ocupando la práctica totalidad de la plaza.
Esta carrera oficial, que ya avisado el presidente del Consejo que no es definitiva, sí parece situarse en el lado propicio a ese nuevo modelo de Semana Santa que se intuye en la calle y que se reafirmó en el día de ayer. Porque además permite que aquel que opte por no ocupar un palco o una silla pueda también presenciar en puntos como San Juan de Dios o Candelaria el paso de las cofradías.
Con todos estos elementos sobre la mesa, el menú perfecto del Domingo de Ramos lo completan las cofradías con una puesta en escena que roza niveles exquisitos y con una progresiva mejoría que es palpable año tras año. Como el cortejo de Borriquita con los nuevos antifaces de terciopelo rojo, mucho más vistosos que los anteriores de un raso de color más apagado; o el blanco cortejo de La Cena que se ve en apenas unos minutos (siendo de las cofradías que más rápido transitan); o los exornos florales tan cuidados en todos los pasos, especialmente destacado ayer el monte de Humildad o el palio de Borriquita; o la talla que va creciendo a ritmo casi frenético en el paso del Despojado, ya pendiente de tallar respiraderos o de dorar el canasto.
Un Domingo de Ramos prácticamente perfecto, con cofradías en la calle desde la una y media de la tarde, con extramuros y centro compartiendo protagonismo, y con mucho sol y altas temperaturas como envoltorio de este nuevo modelo de Semana Santa que ha llegado para quedarse.
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