La Tribuna Cofrade
El traslado de la cofradía del Huerto. Lo normal Vs lo real
Desolación en San Lorenzo. Puertas cerradas en la iglesia de la calle Sagasta. Ni un alma a los pies de la Virgen, nadie sentado en un banco. Este Viernes de Dolores la titular de Servitas amanecía vestida de diario en el camarín de su capilla. No estaba en el palio a los pies del altar mayor de la iglesia, no había flores a su alrededor... Pero la sensación de hermandad en Servitas se vive de manera intensa estos días en los que el coronavirus ha robado a la ciudad, a todas las ciudades, la Cuaresma y la Semana Santa.
En Servitas han realizado un septenario compartido a los hermanos a través de mensajes de telefonía móvil y correos electrónicos y al mundo entero por medio de la página oficial de Facebook. Y la respuesta casi improvisada de muchos hermanos ha sido la de mostrar su adhesión a estos cultos y a Servitas con un improvisado altar realizado sobre la mesa del salón, en un rincón de la casa, o en una estantería de la librería.
Escapularios, fotos de la Virgen, una pintura, un cartel, un rosario, la camiseta de cargador... cualquier elemento que recuerde la pertenencia de cada uno a esta orden tercera ha servido de elementos esenciales de un altar que, en la mayoría de ocasiones, quedaba iluminado con una vela. Este ha sido el modo en que los hermanos de Servitas han rezado unidos pese a que el coronavirus no permite la unión física de las personas, pese a que ayer no había salida procesional, pese a que San Lorenzo hace días que cerró sus puertas.
“Nos vemos compensados por la actitud de los hermanos y devotos, por la repercusión de los cultos que se están publicando o por los mensajes que nos están mandando, por ejemplo con fotos de los altares que han hecho en sus casas”, decía el jueves el prior de la orden, Rafael Guerrero.
Son momentos los actuales para hacer hermandad. Unas hermandades muy distintas a lo habitual en medio de la grave epidemia y sin poder salir de las casas. Por eso, en otra cofradía gaditana han tenido una original iniciativa que llevan días desarrollando. Se trata de la hermandad del Perdón (una de las más activas desde que empezó la epidemia), cuya junta de gobierno va a establecer contacto telefónico con los hermanos. En una primera fase se está haciendo ya con aquellas personas que iban a formar parte del cortejo procesional la próxima Madrugada. Y luego se contactará con los hermanos mayores de 60 años.
“Queríamos hacer algo productivo en estos días que estamos en casa sin hacer nada. Tener un contacto con los hermanos. Y muchas veces alguna llamada hace más que otra comunicación”, explica el hermano mayor, Manuel Garrido, convencido de que las hermandades “no podemos limitarnos a pedir el control de salida ni cobrar una cuota”. Garrido considera que el brusco y anticipado final que tuvo la Cuaresma cuando ni siquiera había alcanzado su ecuador, y el posterior anuncio de suspensión de los desfiles procesionales es ahora cuando empezará a hacer mella entre los cofrades. “La gente está muy tocada. Todo parecía muy asimilado, pero llegan días como el de hoy (Viernes de Dolores, cuando la hermandad tendría que haber celebrado el vía crucis presidido por el Crucificado, que posteriormente sería trasladado al paso) y se nota”, comenta el hermano mayor, reconociendo que en las llamadas realizadas “se me han puesto a llorar dos por teléfono”.
A los más pequeños de la cofradía, las llamadas se han sustituido por vídeos que los responsables de cada tramo del cortejo ha enviado por teléfono móvil a sus familias dando mensajes de ánimo y convocando a futuros encuentros en la casa de hermandad cuando finalice la situación actual.
Son tiempos difíciles en los que pese a que muchas iglesias están cerradas y toda la actividad cofrade ha quedado suspendida, la epidemia del coronavirus también está propiciando muchos momentos de hermandad.
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