Semana Santa de interior

Cuaresma 2021 en Cádiz

La ciudad vive un gran Viernes de Dolores pese a la no salida de Dolores de Servitas

Colas en los templos y altares extraordinarios marcan la jornada

La Virgen de los Dolores, en el altar mayor de San Lorenzo. / Jesús Marín

No habrá procesiones, pero estarán las iglesias. La primera de la jornadas sin pasos en la calle de esta Semana Santa ha dejado latente dos evidencias; en primer lugar, las ganas que tiene la ciudad de reencontrarse con sus imágenes, después de un año 2020 cuyo contacto quedó reducido a la pantalla de móviles y tablets; y en segundo lugar, el afán de las hermandades para que la Semana Santa se celebre, para que las imágenes se dispongan de manera especial a la contemplación de los fieles. El Viernes de Dolores ha supuesto una gran jornada cofradiera en la ciudad, con bastante ambiente en la calle desde por la mañana y con colas en aquellos templos que cobraban protagonismo en el día.

El epicentro de la jornada, no cabe duda, estaba en San Lorenzo, donde la Virgen de los Dolores presidía desde el altar mayor y no desde su paso de palio. No termina de encontrar la buena suerte la orden servita desde su traslado al Viernes de Dolores. Seis años formando parte de esta nómina que se saldan con tres salidas a la calle y tres viernes en el interior de San Lorenzo (el de 2018 a causa de la lluvia y los de 2020 y 2021 por la pandemia).

Como ha ocurrido durante toda la Cuaresma, las visitas a San Lorenzo se han sucedido Sagasta arriba y Sagasta abajo durante toda la jornada; registrando incluso colas de devotos, cofrades y gaditanos en determinados momentos del día. Especialmente por la tarde, donde el ambiente en la ciudad fue a más.

Colas también se han sucedido por ejemplo en Santa María, donde la tradicional veneración de la Virgen de los Dolores se ha visto superada este año por el llamativo montaje en el que ha sido presentado el Nazareno, a los pies de su capilla sobre un monte de hierbas y acompañado de la Magdalena.

Esto, precisamente, ha sido uno de los aspectos destacados del Viernes de Dolores. Las cofradías han apostado de manera contundente por hacer notar el carácter extraordinario de este año y hacer una llamada a sus hermanos y a los fieles en general para que acudan a los templos en esta Semana Santa en la que las imágenes no pueden estar en la calle. De este modo, en buena parte de las iglesias de la ciudad se han visto cristos y vírgenes presentados de manera muy llamativa.

Así, por citar algunos ejemplos, ha llamado la atención la Virgen de las Lágrimas de Columna que ha estrenado el templete que la propia hermandad ha elaborado en madera dorada para futuras salidas en rosario público y bajo el que podrá contemplarse hasta el Martes Santo; curiosamente, la Dolorosa que en Cádiz abrió el camino a los pasos de palio tal y como los concibió Rodríguez Ojeda vuelve a presentarse bajo templete, en la capilla del Patrocinio de San Antonio. Bajo templete se mostraba, igualmente, la Virgen de la Soledad del Santo Entierro, que recuperaba una antigua estampa de esta imponente Dolorosa. Y también ha llamado la atención la Virgen de las Angustias del Caminito, en el centro de su capilla y sin el manto procesional, dejando al descubierto de nuevo la totalidad de la impresionante talla que recientemente restaurara Pilar Morillo.

El corcho y las flores silvestres han sido otra dominante en este Viernes de Dolores, como se ha podido contemplar en Santa Cruz a los pies del Cristo del Perdón, en la Merced en un monte similar sobre el que se alzaba el Crucificado de las Siete Palabras, o en Santa Catalina, donde la cofradía de Expiración ha regalado un nuevo altar en esta Cuaresma, ahora con el Crucificado y la Dolorosa formando un calvario junto a María Magdalena.

La imagen de la Magdalena también está presente de manera extraordinaria en la iglesia de San Pablo, donde el Señor del Ecce-Homo se muestra a los pies del altar mayor, también en compañía de la Virgen de las Angustias y estrenando para la ocasión el manto donado por Jesús Savona.

Con una agenda plagada de veneraciones, cultos y actos, el Viernes de Dolores ha sabido apurar las horas para redondear una gran jornada que certifica las ganas por parte de la ciudad de estar en contacto con las imágenes devocionales a pesar de que no salgan las procesiones a la calle.

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