Solemnidad en Santa Cruz
La cofradía del Santo Entierro pone broche de oro con un cortejo muy sobrio y lleno de detalles Autoridades civiles y militares acompañaron a la hermandad durante su recorrido
CON la solemnidad que acostumbra, el Santo Entierro puso ayer punto y final a los desfiles procesionales de la Semana Santa gaditana. A las tres de la tarde, con un sol primaveral reflejándose en la trasera de la Catedral Vieja, el cortejo lleno de detalles del Cristo yacente inició su salida. Dentro de la iglesia se concentraban autoridades civiles y militares de la ciudad para cumplir con la tradición y acompañar a una cofradía que volvió a salir en Sábado Santo, tal y como ha hecho en los últimos años. Ayer, además, se benefició de la gran afluencia de público que acudió a ver los traslados de Columna y Ecce-Homo y que enlazó con el inicio de su desfile.
Una vez que los hermanos se fueron congregando al final del templo, la impresionante urna plateada fue acercada a la puerta de Santa Cruz, mientras que la Banda de Música Julián Cerdán, de Sanlúcar de Barrameda, que acompañó a la Virgen de la Soledad, llenaba con sus acordes todos los rincones del templo.
La representación de la Corporación Municipal corrió una vez más únicamente a concejales del Partido Popular y del PSOE. Así, tras el Cristo se colocaron Ignacio Romaní, Bruno García, Juan José Ortiz, Fátima Rodríguez, Fran González y María José Rodríguez. Junto a ellos, el subdelegado del Gobierno en la provincia, Javier de Torre; o Alfonso Rodríguez Castillo, coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz, así como representantes de la Policía Nacional, Policía Local, de la Armada y el Ejército de Tierra.
En el cortejo, múltiples representantes de otras cofradías de la ciudad que aportaron un aire más solemne si cabe a la procesión.
Una vez que la urna, que hace su recorrido por la ciudad a ruedas y es empujada por ocho personas, salió de Santa Cruz ante las certeras directrices del capataz Juan Otero Calderón, le tocó el turno al paso de la Virgen de la Soledad, que también se aproximó a ruedas hasta la puerta pero que luego fue portada a hombros por 58 hombres mandados por el capataz Fernando Malines Vargas.
En la calle, un público de todas las edades que supo mantener el recogimiento que la ocasión requiere y que acompañó en silencio al Señor en su Santo Entierro.
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