“Vamos a intentar no deslocalizar a la hermandad de su entorno”
Ignacio Robles | Hermano mayor de la cofradía del Huerto de Cádiz
Este cofrade acaba de empezar su segunda etapa al frente de una hermandad “totalmente perdida” tras casi dos años de intervención
“En este tiempo ha habido gente sufriendo”, señala el nuevo hermano mayor
Acaba de tomar posesión de su cargo de hermano mayor por segunda vez, aunque el escenario es bien distinto al que asumió en 2017. De hecho, todavía no se ha hecho con la hermandad, que sigue en manos de la autoridad que la ha tenido intervenida durante casi dos años. Así asume Ignacio Robles el duro trabajo que él y su junta de gobierno tienen por delante en El Huerto.
–¿Ha pensado bien lo de coger de nuevo las riendas del Huerto?
–Pensadas se le han dado unas pocas. Sabemos que es complicado, pero dadas las circunstancias de la cofradía creíamos que teníamos que hacerlo antes de que fuera todo a peor. Queríamos recuperar la senda de lo que fue la cofradía; ya más adelante habrá ocasión de que entre otra junta y siga el camino. Teníamos que poner en marcha todo de nuevo.
–¿Qué hermandad se ha encontrado o cree que se va a encontrar?
–Me he encontrado una hermandad totalmente perdida. Tenga en cuenta que dos años prácticamente inactivos ha hecho muchísima mella, está todo parado. Pero es que esta situación es aún más grave; la cofradía viene de toda la pandemia, luego de todo lo que pasó con el anterior cabildo de elecciones, y a continuación la intervención. Eso se traduce en que son muchos años sin una mínima normalidad. Nosotros no partimos de cero, sino de negativo.
–¿Pero realmente sabéis el alcance de la situación?
–Aún no. Aunque ya hemos tomado posesión de los cargos, pero no nos han hecho aún entrega de cuentas, del censo, del patrimonio… Sí tenemos lo que hemos ido hablado con la delegación diocesana y con el comisariado que ha estado al frente de la hermandad, por lo que sabemos que hay que hacer un profundo trabajo en el censo de hermanos, poner las cuentas al día, el cobro de cuotas que no se ha realizado con normalidad, y el patrimonio que está dejado desde que cesó la anterior junta, que además no terminó de dejar todo de forma correcta tras la última Semana Santa en la que salió la cofradía.
–¿Quiere decir que hay enseres aún con los restos de la Semana Santa de 2022?
–Sí. Hay enseres que no están envueltos, con la plata completamente negra, algunos con cera… otros sí están bien colocados y dispuestos. Pero no está todo como debiera. Por eso una de las primeras cosas que queremos hacer es una revisión del inventario completo, hacer una revisión de todos los enseres y hablar con un orfebre, con un tallista, con un bordador para que evalúen el estado real de cada pieza para establecer un plan de restauración si fuera necesario.
–¿Entendió que después de todo lo sufrido y de la intervención tan larga en el tiempo se presentaran dos listas al cabildo?
–No era lo ideal, pero las cofradías somos entes democráticos y cualquier hermano tiene derecho a presentar su candidatura. A nosotros nos sorprendió, si le soy sincero, sobre todo por cómo se había desarrollado la etapa del comisariado y quiénes íbamos asiduamente a la casa de hermandad. Pero bueno, hubo dos candidaturas, lo tomamos con la mayor normalidad posible y los hermanos decidieron.
–¿Cuál es su prioridad o prioridades?
–La primera es atender el mandato que dio el cabildo el pasado 21 de diciembre, cuando se decidió cambiar la sede por una amplia mayoría de los hermanos. Para ello, vamos a estudiar las distintas opciones que pueda haber y ver dónde podemos llevar la cofradía. En paralelo, veremos cómo está la Tesorería, la Mayordomía, la Secretaría… y poner toda la hermandad al día. Esto no va a ser fácil, porque tenemos que ver el censo de hermanos para actualizarlo, hay que reiniciar el cobro de las cuotas, hacer una auditoría para ver cómo está la economía de la hermandad. Y a raíz de todo eso, plantearemos un presupuesto para ver qué va a tener que asumir la hermandad en su nueva sede, que necesitará también una casa de hermandad.
–¿Dónde va a fijar El Huerto su sede canónica?
–Buena pregunta (sonríe). Tengo que decir que este proceso lo tenemos que llevar con sigilo, que creo que es lo que necesita un escenario como el que vamos a afrontar. Vamos a intentar no deslocalizarnos mucho de nuestro entorno, pero al mismo tiempo es cierto que tenemos que pensar en cualquier posibilidad.
–¿Una de esas posibilidades pudiera ser quedarse finalmente en San Severiano?
–Esa la descartaron los hermanos. En el cabildo se expuso las condiciones que tendría que aceptar la hermandad para quedarse, y el 81% de los asistentes decidió no aceptarlas. Por tanto, la junta no puede más que atender ese deseo de los hermanos, sabiendo todos que abandonar la sede es algo muy lastimoso.
–¿Cómo ha vivido, en el plano personal, todo este tiempo de problemas, intervención e incertidumbre de la hermandad?
–Ha sido muy difícil, realmente. Primero por cómo se fueron dando las circunstancias en ese cabildo de elecciones hasta que decidimos retirar la candidatura. Todo aquello nos cogió de sorpresa, fue una especie de tormenta perfecta que nos dejó completamente ko. Luego era duro ver, cuando entró la nueva junta de gobierno, cómo todo el trabajo de décadas se iba abajo. Y cuando llegó la intervención te preguntas que para qué ocurrió todo lo nuestro, si la hermandad terminó paralizada en menos de un año desde ese cabildo al que tuvimos que renunciar para dar vía libre a la otra junta. Y luego viene todo este proceso de intervención, que ha sido tan lento, tan difícil, tan enrevesado.
En el otro lado tengo que citar dos momentos importantes, el cabildo informativo de septiembre y el extraordinario de diciembre, donde sí vemos que la cofradía estaba viva, que los hermanos querían que volviera a la vida la hermandad. El sentimiento en esos encuentros era unánime. Por eso dimos el paso.
–¿Y del papel que ha jugado la Iglesia local, qué sensación le queda?
–Sensaciones muchas. Inicialmente dolor, porque no llegaba a entender y hoy sigo sin entenderlo, todo lo que pasó en 2021. Creo que esa es la sensación principal, que personas que tanto han dado por la cofradía y por la parroquia se les pararan en seco, de un plumazo. También vives esto con cierta sorpresa y desilusión por el ritmo que ha llevado todo; no podemos olvidar que en todo este tiempo siempre ha habido gente sufriendo. Desde luego, me hubiera gustado que todo se hubiera hecho de otra forma.
–¿Algún llamamiento en este punto de inflexión para el Huerto?
–Pues que esto nos tiene que servir de aprendizaje. A todos. Lo vivido en el Huerto estos últimos años ahí está, cómo se ha actuado, las intervenciones… ahí ha quedado todo. Solo espero que hayamos aprendido y que no se vuelva a repetir en ninguna otra hermandad, porque se le ha hecho mucho daño a la cofradía, a la Iglesia y a las cofradías en general como instituciones. También aprovecho para pedirle a los hermanos que rememos todos en la misma dirección a partir de ahora. Hasta que no tengamos la nueva sede y se asiente la hermandad en ella, no podemos pensar en otras cosas.
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