El alcalde morado
La Tribuna Cofrade
José María González va a hacer posible, por voluntad propia, el arreglo de las campanas de La Palma
Había sido una semana complicada para La Palma. La ilusión de recuperar las campanas se fue a pique; las promesas de apoyo de algún que otro banco se esfumaba –bajo una curiosa política de no apoyar un proyecto de una hermandad por si se molesta el resto de hermandades, lo cual es tremendo–, y las fotos con algún que otro político apenas habían tenido efecto. Y entonces apareció por la Viña, por su barrio, de forma casual, el alcalde. Y asunto arreglado.
Tal como José María González tuvo conocimiento de los problemas que La Palma estaba teniendo en relación al campanario y a la restauración de las campanas que tanto han marcado el día a día de ese barrio, el problema se esfumó: “yo me encargo”, trasladó el alcalde al hermano mayor de la cofradía, Francisco Javier Lucero. Y así va a ser.
El alcalde ha conseguido que el arreglo de las campanas de la iglesia de La Palma pueda ser una realidad. Sin foto con el hermano mayor, sin promesa de mediación para una ayuda que nunca llegará, ni siquiera sin haber sido informado de la cuestión por el cauce reglamentario.
González ha hecho en La Palma lo que posiblemente sea deber del alcalde de una ciudad: ayudar y mediar en todo lo que pueda relacionado con la ciudad. Incluso con las hermandades de la ciudad, que algunos intentan demonizar y que José María González ha tratado de tú a tú y con actitud colaboradora desde su llegada a la Alcaldía.
No es la primera vez que el alcalde media e interviene para dar solución a problemas cofradieros. Ya lo hizo en los inicios cuando Ganar Cádiz quería eliminar ayudas y subvenciones (asunto que zanjó poniendo a González Bauza como intermediario y manteniendo todo como estaba); lo intentó cuando el Perdón anunció que no saldría en Semana Santa (reuniendo al hermano mayor y al Consejo o incluso hablando con el obispo), o lo ha repetido estos días cuando han trascendido los problemas de seguridad que hubo durante los traslados del vía crucis del primer lunes de Cuaresma.
José María González, quién lo iba a decir, se ha convertido en el alcalde morado de la ciudad. Y no precisamente por el color de su partido político...
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