La Tribuna Cofrade
El traslado de la cofradía del Huerto. Lo normal Vs lo real
Semana Santa de Cádiz 2019
Otras caras, otros gestos. Los cofrades de Servitas recuperaron el brillo en sus ojos tras la decepción del Viernes de Dolores de 2018, cuando la salida procesional se suspendió a causa de la lluvia. Esta vez no había dudas. El tiempo no iba a interferir en el estreno de la Semana Santa gaditana. Nada iba a impedir que Nuestra Señora de los Dolores, en su bello paso, con su elegante porte, meciera su pena por las calles de la ciudad. Antes, el ritual de siempre ante el paso de la Virgen, con el párroco de San Lorenzo, Jesús García Cornejo, presidiendo la misa para los hermanos que iban a procesionar. “De nada sirve un cortejo precioso si en nuestro corazón hay un vacío que no responde a los deseos del Señor”, precisaba el sacerdote. Mientras, algunos acólitos se confesaban con fray Franco María Azzalli, del Convento Servita de Santa María Vía de Roma y presidente del Instituto Histórico Servita en la capital italiana. La cruz de guía, con los siete puñales en el corazón, aguardaba bajo la lápida de mármol que recuerda la fecha de coronación canónica de la Virgen de los Dolores, el 17 de septiembre de 2011. Muy cerca esperaban los pequeños monaguillos con sus estampas para repartir durante el camino.
Sonaban los goznes de las puertas de San Lorenzo anunciando la hora señalada. Ese crujir de cerrojos que una hermandad espera un año entero. Francisco Muriel y Ramón Montes, miembros del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, deseaban al prior de Servitas, Rafael Guerrero, una buena estación de penitencia. Guerrero repartía a los hermanos estampas a modo de marcapáginas. Por un lado, la Virgen que procesiona. Por otro, la primitiva imagen que se venera en una hornacina del exterior de la iglesia. Ante el paso, el capataz, José Julio Reyeros, confesaba que por más veteranía que atesore nunca le abandonan los nervios y la responsabilidad. Después de que su cuadrilla rezara un Avemaría delante del palio, los cargadores se dispusieron a llevarlo ante la puerta. El palio salía del templo tras difícil maniobra y enfilaba la calle Sagasta a los sones de 'Ecce-Homo' de Eduardo Escobar, primero, y Amarguras de Font de Anta, después.
En la calle había muchas ganas de Semana Santa, con un nutrido público durante el recorrido. El cortejo discurría con buen ritmo por el Mercado Central y la plaza de las Flores. Hasta el punto de que la cruz de guía asomaba a la plaza de la Catedral con tres cuartos de hora de adelanto sobre el horario previsto. Detrás, el hermoso palio, con orfebrería de Seco Velasco y Villarreal, salvaba el estrecho túnel de la calle Compañía. El prólogo a la Semana Santa de Cádiz 2019 brilló bajo un espléndido cielo.
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