Cinco claves para vestir la mantilla

¿Tacón alto o bajo?, ¿manga larga o corta? Aquí te contamos lo indispensable para no dar el cante

Imagen tomada a una de las modelos que participan en la ‘Sí Mantilla, Sí Moda’, iniciativa impulsada por Qlamenco.
Imagen tomada a una de las modelos que participan en la ‘Sí Mantilla, Sí Moda’, iniciativa impulsada por Qlamenco. / Belén Vargas
Mila Alarcón

19 de abril 2019 - 05:00

En El Puerto vestir de mantilla continúa siendo una asignatura pendiente. Es cierto que cada Jueves y Viernes Santo en la ciudad siempre hay señoras que continua con esta tradición. Guapas, imponentes y delicadas. La mejor definición de la elegancia española. Sin embargo -y siempre sin ánimo de ofender- el ímpetu de ver pasar a una mujer de este tipo por delante no aguanta mucho tiempo y enseguida se viene abajo cuando después de un rato se ve que la media de edad es bastante elevada. ¿Dónde están las jóvenes? ¿Quién se preocupa en seguir con nuestras tradiciones?

Tan sólo hace faltar girar la cabeza a Jerez o a Sevilla para comprobar que la mantilla está más de moda que nunca. En concreto este año, sin ir más lejos, Qlamenco (la Asociación de Diseñadores Empresarios de Moda y Artesanía Flamenca) ha puesto en marcha Sí Mantilla, Sí Moda, una iniciativa donde 15 diseñadores han dado su visión del traje de mantilla. “Aquí en El Puerto hace falta fomentarlo un poquito más”, explica Salvadora Vega, copropietaria de La Reja. “Es una tradición muy nuestra, que no se debe perder y las muchachas jóvenes deberían vestirse e involucrase más”, explica ella, una de las pocas expertas y apasionadas de este tema en la ciudad.

Si estás leyendo este reportaje significa que- como mínimo- te gusta el tema. Hay que decir que si estás interesada, este año ya vas tarde. No obstante, si siempre te ha picado el gusanillo y finalmente decides animarte para el año que viene, aquí te dejamos los consejos indispensables para seguir el protocolo y no dar el cante.

RESPETO Y COMPOSTURA ANTE TODO

Lo primero que tiene que tener en cuenta la persona que se vista de mantilla es el significado y la responsabilidad que conlleva este tipo de atuendo. “La mantilla es una vestimenta importante, para un día importante, que representa luto”, explica Salvadora. Esto conlleva una serie de comportamientos y de un saber estar que van desde el olvidarse de tapear y comer en los bares, hasta un horario determinado, cuando llega la noche (momento en el que si se quiere seguir en la calle es necesario cambiarse de ropa).

LA PRIMERA DE LAS PIEZAS: EL VESTIDO

Una vez que has decidido vestirte de mantilla -con todo lo que ello conlleva,- el siguiente paso consiste en elegir vestido. “El vestido debe tener unos requisitos. Es cierto que la moda ha cambiado, pero siempre hay que saber que lo que llevas debe cumplir unas normas”, explica Salvadora. En concreto, en este sentido, hay tres límite muy bien marcados que no deben saltarse por nada del mundo. El primero de ellos el escote (ni hablar de larguras de infarto). En segundo lugar la manga (siempre larga o francesa). Y por último, y no por ello menos importante, el largo de la falda (que siempre debe estar por debajo de la rodilla). No obstante, a pesar de estos detalles, las opciones son bastante variadas. “También puede estar bien un traje de chaqueta o un dos piezas”, explica Salvadora. En cuanto a los pantalones, totalmente prohibidos.

No hay que olvidar que el sentido de este look es mostrar respeto y luto.
No hay que olvidar que el sentido de este look es mostrar respeto y luto. / Belén Vargas

MANTILLA Y PEINA: LA CLAVE DE TODO

Una vez que ya tenemos el vestido, llega el momento de la mantilla y la peina, la parte más importante del look. Aquí se abre un mundo de posibilidades inmenso, donde hay modelos (de pico o rectangular) y materiales para todos los gustos y bolsillos: desde mantillas de Chantilly (que ronda los 200 euros), hasta las de blonda (alrededor de los 59 euros), pasando por las de tul de algodón. Aquí también hay límites que no se pueden traspasar. “La mantilla tiene que ser de encaje sí o sí”, recalca Salvadora. “No puede ser un trozo de encaje cortado al metro”. Similar ocurre con la peina. “Existe infinidad de materiales. Ya el carey está prohibido, pero aún así hay una gran variedad”, explica. Igualmente, hay que tener en cuenta que la mantilla debe estar bien colocada, de manera simétrica, y siempre acorde a la estatura de la persona que la lleve. No debe quedar nunca por debajo de la rodilla, pero tampoco por encima del traje.

A la hora de elegir mantilla y peina las opciones son infinitas. A la hora de la verdad, lo ideal es acercarse a una tienda especializada, donde el asesoramiento es parte fundamental.
A la hora de elegir mantilla y peina las opciones son infinitas. A la hora de la verdad, lo ideal es acercarse a una tienda especializada, donde el asesoramiento es parte fundamental. / Belén Vargas

ZAPATOS Y MEDIAS. ¿PRESUMIR O COMODIDAD?

Ya lo dice el refrán: quien quiere presumir, tiene que sufrir. Y se vuelve a repetir el dilema de siempre ¿Tacón alto o zapato bajo? “Lo ideal es un tacón altito y bonito, pero comprendo que es un poco doloroso”, reconoce Salvi. “No importa si llevamos un zapato un poco más bajito, cómodo, pero siempre con un poquito de tacón. Nada de zapatos bajo ni plano”. En cuanto a las medias , las cosas también han cambiado a la par de los tiempos. “Lo ideal es una media de cristal, pero entiendo que hoy en día hay muchas chicas que llevan tatuajes en la pierna. Si se diese caso, es preferible llevar una media más tupida”.

LOS COMPLEMENTOS: EL TOQUE FINAL

“Con esto no hay que agobiarse. Hay que ir poco a poco, comprando cada año lo que buenamente se pueda”. Con esto claro, aquí empieza ya un sinfín de pequeños detalles que rematan el look. Desde los guantes (“no son obligatorios, pero sí lucen más”), hasta el rosario o un bolso de mano. En cuanto a las gargantillas y pendientes, siempre con cuidado y cierto recato. “El modelo que llevamos es muy oscuro. Los pendientes tienen que dar un poco de luz a la cara”. Quedan totalmente prohibidos los relojes y brazaletes.

Lo ideal es decidirse por algo no muy recargado. Un bolso de mano o clutch es lo ideal.
Lo ideal es decidirse por algo no muy recargado. Un bolso de mano o clutch es lo ideal. / Belén Vargas

Cuando Isabel II puso de moda una prenda pensada para el clima

El origen de la mantilla es incierto. Algunos apuntan a los íberos (se han descubierto figurillas prerromanas donde se muestran mujeres con tocados similares), otros aseguran que es una variante del velo musulmán usado por las mujeres durante el periodo de Al-Ándalus.

Siglo arriba, o siglo abajo, lo que es indudable es que esta prenda ha estado siempre muy ligada a la historia española. Mientras que en el norte se usaban tejidos más gruesos para aislar del frío, en el sur se usaban para tapar el cuello cuando con el calor las mujeres se recogían el pelo.

No obstante, su gran apogeo llegará en el siglo XIX cuando la reina Isabel II popularice esta prenda en los eventos de la corte. Pronto su uso se extendió entre el resto de la nobleza, incidiendo en costumbres muy curiosas como el conocido Privilegio de Blanco. Según esta facultad tan sólo las reinas católicas o consortes de monarcas católicos, podrán saltarse el protocolo establecido por el Vaticano y vestir de blanco durante las audiencias papales.

Hoy en día esta prenda ha permaneció especialmente en el centro y sur de la Península, formando parte de las fiestas populares más tradicionales (Semana Santa y toros), o bien como elemento indispensable en distintos trajes regionales (como los de falleras en Valencia)

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