Las cofradías contra el reloj

Las nuevas normas dictadas por la Junta condicionan aún más una actividad que ya de por sí está bastante limitada desde marzo

Reuniones, montajes y cultos tienen que readaptarse a la nueva situación

Cofrades de La Palma ultiman el exorno de la veneración de la Virgen el pasado jueves, ya con las puertas abiertas. / Jesús Marín

Hasta hace unos días, el horario era una cuestión que en el plano de cofradías solo preocupaba el día de la salida, para cumplir con lo establecido para salir, llegar a los distintos puntos de la carrera oficial y, en menor medida, plantar la Cruz de Guía de regreso en la puerta de la iglesia. Pero con la situación actual derivada de la pandemia y las últimas normas fijadas por el Gobierno español y el autonómico, los relojes se han sumado al cúmulo de preocupaciones de los cofrades.

El toque de queda que obliga a estar en casa antes de las once de la noche afecta de lleno a la vida de las hermandades, que suele comenzar cuando se apagan las luces de las oficinas y se echan las barajas de las tiendas. Y es que los miembros de las hermandades cumplen con ese compromiso una vez finalizada la jornada laboral, por lo que las ocho o nueve de la noche suele ser la hora de inicio de reuniones, montajes, juntas de gobierno, cursos de formación y otras iniciativas. Eso provoca que el plazo de tiempo para todo ello se haya reducido considerablemente, lo que está obligando a una readaptación de los tiempos. “Nosotros siempre montamos el altar cuando tenemos cultos a partir de las ocho y media o nueve; y si a las diez y media como muy tarde tenemos que salir corriendo para estar en casa a las once, apenas tenemos dos horas como máximo para el trabajo que tenemos que hacer”, explica un cofrade gaditano sobre esta tarea tan habitual los días previos al inicio de cualquier culto.

El toque de queda obligó a La Palma hace unos días a retrasar hasta las doce del mediodía el primer día de veneración a la Virgen con motivo de los cultos preparatorios para el 1 de noviembre. “El último día de novena acabamos a las nueve y pico de la noche los cultos, y fue imposible disponer en ese tiempo a la Virgen y el exorno para la veneración, que hubo que retomar al día siguiente desde primera hora para poder abrir lo antes posible”, explica al respecto el hermano mayor, Francisco Javier Lucero. Y también ha afectado de lleno al triduo de Ánimas que ha celebrado la archicofradía del Carmen. “Al imponerse el toque de queda tuvimos que replantear todos los horarios, y hemos estado acudiendo por la mañana y por la tarde los que hemos podido para adelantar los trabajos y que el altar y todo lo necesario estuviera dispuesto a tiempo para el primer día de cultos”, explica el mayordomo de esta hermandad, Antonio Merino.

Prendimiento y Borriquita son otras de las hermandades que estos días preparan y ultiman altares para los cultos de sus respectivas dolorosas; labores marcadas por las imposiciones horarias derivadas de la pandemia. Algo que no sólo afecta a la labor de las mayordomías, sino que influye también en el propio horario de cultos. Como le ocurre a la cofradía del Nazareno, cuya junta de gobierno ha anunciado el adelanto del cierre de la capilla los viernes (que se producirá a las nueve y media de la noche a partir de ahora) para que luego se pueda recoger y disponer todo y que los responsables puedan estar en sus domicilios a la hora fijada en este nuevo estado de alarma.

Los problemas horarios derivados del toque de queda se unen también a las limitaciones del número de personas, tanto en el interior de las iglesias -donde ciertamente no se producen grandes cambios respecto a lo que se venía practicando hasta ahora, al mantenerse la distancia entre personas en los bancos- como en otro tipo de actos. Incluso a la hora de convocar una junta de gobierno se plantea el dilema, al ser más de seis las personas que integran este órgano gestor de una hermandad. De hecho, alguna cofradía ha optado ya por volver a las reuniones telemáticas, ya sea de la totalidad de oficiales de junta o de una parte de ellos para reducir a seis los asistentes físicamente al lugar de la reunión.

También se ha visto afectado de lleno el nuevo curso de teología para el mundo de las hermandades que ha puesto en marcha el Obispado y que ha tenido que organizarse en varios grupos para cumplir con las medidas de aforo dispuestas para la sede del Seminario Diocesano, donde se imparte esta acción formativa en la ciudad.

Todo ello se viene desarrollando con el temor de fondo a un nuevo confinamiento que vuelva a cerrar las iglesias y a suspender los cultos. Vivían las cofradías pensando en la Semana Santa de 2021 y sus posibles escenarios, y de la noche a la mañana (de las once a las seis) se han topado con nuevos escenarios que afectan de lleno a su actividad ordinaria más allá de procesiones.

Un máximo de 32 personas en los cultos a la Virgen del Patrocinio

Las limitaciones de aforo en el interior de las iglesias vuelven a estar de actualidad. No quiere decir, ni mucho menos, que en los últimos meses se hayan suprimido las medidas de seguridad, pero con el decreto de un nuevo estado de alarma y las posteriores medidas implantadas por la Junta de Andalucía se ha vuelto a limitar el aforo al 50% en el caso de Cádiz. Por ello, los templos y hermandades siguen extremando las medidas de cara a la celebración de misas y cultos. El último ejemplo lo protagoniza la hermandad del Prendimiento, que de cara al triduo a la Virgen del Patrocinio que empieza hoy ha anunciado a sus hermanos que en el interior de la capilla del Beato Diego no podrá haber más de 32 personas, todas ellas sentadas en los respectivos sitios localizados en los bancos.

Estos cultos se inician esta tarde a las siete y cuarto con la exposición del Santísimo, seguida del rezo del rosario, el ejercicio del triduo, la bendición y reserva del Santísimo y la posterior eucaristía, que estará todos los días predicada por el director espiritual, el carmelita Francisco Antonio Gutiérrez. El sábado, día 7, se celebrará la solemne función en honor de la Dolorosa a partir de las ocho de la tarde.

Sin pregón a la Virgen del Amparo por el cierre de varias localidades

Otra de las medidas derivadas de la epidemia que afectan también de manera directa a las cofradías es la limitación a la movilidad de diferentes localidades y regiones. Algo que, en concreto, va a impedir que se celebre el pregón a la Virgen del Amparo, que iba a ofrecer el hermano mayor de la hermandad del Rosario de Bornos, Pablo Baena.

Ante la imposibilidad de desplazarse desde Bornos hasta Cádiz, la hermandad ha anunciado el aplazamiento de este acto hasta nueva fecha.

El pregón se enmarca en los cultos a la Dolorosa que comienzan mañana jueves día 5 a las siete y media de la tarde y que predicará el párroco de San José, Alfonso Gutiérrez.

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