La crónica del Martes Santo de 2024 en Cádiz: Martes Santo contra las adversidades

Martes Santo contra todo. Semana Santa pese a todos los elementos habidos y por haber. Tres cofradías han conseguido sortear las inclemencias de todo tipo que vienen desde hace días atiborrando de malas noticias y peores escenarios a la fiesta en las calles de la ciudad. Empezamos con los cielos de color marrón cargados de esa calima que por primera vez amenazaba las procesiones al traducirse en agua y barro sobre imágenes, pasos, bordados, antifaces de terciopelo y demás materiales sensibles; de ahí pasamos a la lluvia sin más, que se cargó el Lunes por completo en lo que a la salida de pasos procesionales se refiere; y este Martes ha unido la lluvia con una brutal bajada de temperaturas que ha sido soportada estoicamente por los hermanos en las filas, el público en las aceras o en las sillas de puntos como San Juan de Dios o Catedral, y los músicos que tenían que soplar sus instrumentos; sin olvidar a los romanos de Ecce-Homo que aguantaron el frío con esas piernas al aire.

El escenario del final de la tarde del Martes Santo ha dado la vuelta a la tortilla del día anterior, en el que Cádiz se quedó sin pasos mientras que en el resto de localidades disfrutaban de la jornada cofradiera. Llovió, a cántaros, en Jerez; diluvió por momentos en Sanlúcar; se suspendían las procesiones en San Fernando o en Sevilla… mientras que Cádiz se reencontraba, ya era hora, con su Semana Santa, con los pasos andando y la música sonando tras ellos.

Para ello, no obstante, tuvo que esperar hasta bien entrada la tarde e incluso retrasar media hora esa segunda mitad de la jornada, después de un inicio igual de demoledor que Domingo de Ramos y Lunes Santo con la suspensión de las salidas de Sanidad y de Piedad.

Curiosamente, se repetía el mismo guión del Martes Santo que en 2022, el año posterior a la pandemia, cuando las hermandades de Santa Cruz y de Santiago se quedaban en sus iglesias. Los responsables de ambas cofradías (Mamen Castro y Juan Carlos Torrejón, respectivamente) coincidían en la misma explicación trasladada a sus hermanos minutos antes de la hora de salida: los partes apuntaban a un riesgo de precipitaciones en una franja horaria de la tarde (de seis a ocho, pronosticaban) ante el que no era conveniente exponerse. En ambos templos, este anuncio dio paso a un acto de oración antes de despedir a los cortejos y de abrir las puertas para aquellas personas que quisieran ver los pasos.

Con las dos primeras del día ya confirmando que no saldrían a la calle, el Caído tomó la iniciativa en el lado opuesto y anunció (pasadas las cinco y cuarto de la tarde, todavía con más de 40 minutos por delante) que saldría a la calle. La inestabilidad, no obstante, haría a la hermandad dar marcha atrás en los instantes finales de preparar el cortejo para darse media hora que también se concedieron las juntas de Columna y de Ecce-Homo. Media hora que sirvió para confirmar los partes que pronosticaban algún riesgo de lluvia débil durante un tramo de la tarde-noche, y poco más.

Y así fue como la Semana Santa se reencontró con Cádiz y Cádiz con la Semana Santa a eso de las seis y media de la tarde con las salidas, por este orden, de Caído, Columna y Ecce-Homo. Las tres cofradías que casi desde el principio quedarían enganchadas una detrás de otra para bajar San Francisco en busca de la carrera oficial, que al fin se estrenaba para presenciar más de un cortejo, con pasos procesionales (no con la parihuela del Lignum Crucis) y sin las prisas sobrevenidas de la lluvia (como el Domingo de Ramos cuando pasó el Despojado).

A partir de este momento, la lluvia dio paso al protagonismo del frío, que también buscaba su cuota en esta Semana Santa tan en contra, meteorológicamente hablando, de la salida de cofradías. Un frío que en determinados momentos se agudizaba con fuertes rachas de viento. Frío al que venció el calor de unas cofradías sin llamas en los cirios ni palios con cuajadas candelerías. Frío que soportó casi sin inmutarse un público que llenaba aceras, palcos y bocacalles; sabedor, seguramente, que la tregua concedida por el tiempo para la tarde-noche de este Martes puede que no se alargue demasiado en el otro tiempo, el que mediará hasta la tarde de este Miércoles Santo con las horas fijadas para las cuatro cofradías de esta jornada.

Es así como la ciudad pudo disfrutar de su pequeña dosis anual de la banda del Rosario en su única incursión gaditana tras el paso de Columna, regalando momentos con su legión de músicos interpretando de manera rotunda cada una de las composiciones; y de las marchas más reconocibles de la Semana Santa, empezando por el regalo que Escobar dejó para Ecce-Homo y que afortunadamente la cofradía mima interpretándola varias veces en su recorrido, y siguiendo por Lágrimas de Cubiles. También de las rotundas tallas que procesionan en la jornada, como el Señor de Montes de Oca cubierto por el manto rojo de Yraola, o el que tallara Pimentel atado a la columna. O para volver a reencontrarse con el primer palio de la época moderna, o con los pasos cada vez más dorados de Columna y Ecce-Homo; o esa candelería por año más profusa ante la Virgen de los Desamparados de un Caído que presume de batallón infantil con túnicas blancas augurando un gran futuro.

Todo ello sin olvidar que el tiempo, este dichoso tiempo, nos privó del Crucificado de Maggio, de la elegancia de Sanidad, del estreno de Joaquín Cortés ante el palio de Lágrimas, del Pópulo a oscuras para cerrar la jornada. Este tiempo, que sigue utilizando todos los elementos posibles contra la Semana Santa, que este Martes Santo ha logrado ganar una pequeña batalla. Aunque fuera a medias.